El talento destilado hasta su esencia más pura jugará esta temporada en Sevilla. Louis ‘Dulce’ Bullock ha fichado por el Caja Sol y con su presencia incrementará notablemente los recursos y las opciones ofensivas del equipo hispalense. Fiebre Baloncesto ha seguido con especial interés esta transacción, en la que, como el propio jugador reconoce, ha jugado un papel capital el entrenador cajista, Joan Plaza, que ya sacó lo mejor del escolta americano en las tres temporadas en las que ambos coincidieron en el Real Madrid. Bullock es un dechado de virtudes en aspectos como el tiro y el bote, es decir los fundamentos técnicos. A esas destrezas agrega conocimiento del juego, mucha puntería y, por qué no decirlo, grandes cantidades de carisma. A sus 34 años, donde no lleguen las piernas de Lou, lo hará su inmenso talento para jugar a esto. Tenemos el honor de presentaros el nuevo cromo del jugador con su nuevo equipo.

España fue fiel a su leyenda reciente. El equipo dirigido por Scariolo se impuso a Grecia porque jugó con más registros. Fue duro en el cuerpo a cuerpo defensivo que exigían los ataques estáticos de los helenos y en el plano ofensivo jugó con acierto en varios niveles. Navarro hizo del triple un recurso infalible, mientras que Rudy y Lllull demostraron por qué el contraataque es nuestra principal seña de identidad desde los tiempos de Emiliano y Buscató. Enfrente, los griegos desplegaron lo mejor de su repertorio, con la mejor versión de Zizis y Fotsis y una muy buena de Spanoulis. Pero no fue suficiente. Enfrente, había un campeón de mundo en trance, con ganas de repetir coronación.

Ahora que sabemos que la selección se enfrentará a Grecia en octavos y que, si todo fuera perfecto, nos encontrariamos a USA en la final, merece la pena indagar en el carácter competitivo y humano de unos de los jugadores más talentosos que ha alumbrado el baloncesto nacional en los últimos años. Este artículo te ayudará a conocer mejor la dimensión humana de una de las estrellas del Madrid, que también quiere poner en valor su talento dentro de esta selección. Ojalá también funcione como amuleto para que ‘Hazañas Llull’ ofrezca lo mejor de su repertorio a partir de ahora. Rosa Vara de Rey traza un retrato afinado de un hombre que le ha robado horas al día para estar a punto en esta cita, donde está siendo el suplente del, probablemente, hombre más entonado de nuestro combinado: JC Navarro.

España sigue tejiendo su traje de redención. Este jueves abrumó a Canadá gracias a una soberbia segunda parte.  No obstante, el equipo volvió a dejar indicios de dudas en un segundo cuarto que empieza a sonar a sinónimo de bajón garantizado. Esos mismos suplentes que no estuvieron afinados en el segundo acto fueron los mismos que sentenciaron el partido en la segunda mitad. Gran partido de Fran Vázquez: 16 puntos, 5 rebotes y 4 tapones en 16 minutos, perfectamente secundado por Rudy, que empleó sus 21 minutos de acción para enchufar 15 puntos, coger 5 rebotes y robar dos balones. España cierra esta tormentosa primera fase con alguna sonrisa en el banquillo y algunos motivos para ilusionare: Navarro y Garbajosa están en su mejor versión, mientras que Marc, Fran, Felipe y Rudy están cerca de la misma. Son buenos argumentos con vistas a los momentos decisivos del mundial que empiezan a partir de ahora.

Algunas veces la normalidad es una bendición. Algo así debieron pensar los jugadores de la selección este miércoles. España tumbó al Líbano con la seguridad de los grandes (57-91) en un partido muy igualado en su primer acto, pero que pronto se definió a favor de los españoles gracias al talento de Marc Gasol, que ofreció su mejor versión para convertirse en el Rey Midas de la pintura: todo lo que tocaba, lo anotaba (25 puntos y 8 rebotes). El partido fue el día de los pivots españoles, que sumaron el grueso de los puntos: 55 de los 91 que consiguió el grupo de Scariolo. Gran partido de Vázquez (15 puntos y 7 rebotes) y fantástico despegue de Rudy, que tras jugar 13 minutos (en los que sumó 7 puntos y 7 rebotes) se tuvo que retirar como consecuencia de un golpe en la cabeza. Por lo demás, España tomó aire y empleó el envite para dar minutos a Ricky y Lllul, una pareja de jugones en horas de tribulación que pueden ser claves cuando lleguen los cruces.

La impresión es generalizada. A esta selección no le va bien el término medio. O avasalla o se bloquea en el filo de la navaja. El partido de este martes expresó sus mayores virtudes y más acerados defectos en su versión actual. El equipo despegó muy bien, encontrando equilibrio entre el juego exterior e interior. Navarro y Marc (ambos con 18 puntos en el cómputo final) volvieron a ser la opción más fiable del grupo. La tendencia se mantuvo durante los primeros 26 minutos, pero a partir de ahí la segunda unidad se dejó comer la tostada. Cuando volvieron los titulares fue demasiado tarde. El lenguaje corporal de los jugadores indica que están agarrotados y en algún caso, como el de Ricky Rubio, que no creen o no están a gusto con las indicaciones de su técnico.

Cuando llegas al deporte de alto nivel, tienes la íntima convicción de poder comerte el mundo. Que se lo pregunten hace unos años a Sergio García o Rafael Nadal, por poner dos ejemplos de talentos que eclosionaron muy pronto. Hablando del número uno del tenis mundial, cuando explica sus mayores recelos en cuanto a rivales, suele apuntar a los recién llegados. ¿El motivo? No tienen nada que perder. Se ven capaces de todo. Y juegan con la irreverencia del recién llegado, el que no tiene sorbido el coco por el desgaste o los malos recuerdos que antes después condicionan un enfrentamiento. Todas esas consideraciones las puede suscribir la selección lituana, el rival de la selección esta noche (20.00, La Sexta). El combinado báltico ha ganado con sus dos primeros envites: por trece puntos a Nueva Zelanda (79-92) y por sólo 2 a Canadá (70-68).

“Hemos venido a ganar este mundial y a pasarlo bien jugando”. La frase pertenece a un jovenzuelo de 19 años llamado Ricard. Si le preguntan a Víctor Claver (cosecha del 88), cuál es el jugador más popular de la selección en ausencia de Pau, contesta sin parpadear: “Ricky”. Tiene guasa que te llame igual tu abuela, que tu compañero de selección, que una quinceañera, que un experto en la NBA. Es lo que sucede con los más especiales, que al final su esfera pública y privada se entremezclan. Por eso, ya que te toca vivir en un permanente ámbito de exigencia (responsabilidad diría Kevin Durant), lo mejor es no olvidar el lado juego de este deporte. Comandados por el señor Rubio (Ricky para el universo), autor de 11 pases ganadores, la selección domesticó este domingo a Nueva Zelanda, que presentó más batalla de la esperada amparada en las prestaciones de Kirk Penney y Thomas Abercrombie. Por suerte, para contrarrestarlos España opuso la mejor versión (o casi) de Marc, Navarro, Rudy y Garbajosa. Mucha tela.

En el baloncesto, como en tantas otras cosas en este vida, es fundamental la química de grupo. Encontrar el rol que a uno le corresponde, coordinar voluntades y talentos para que todos funcionen en la misma dirección. A juzgar por las reflexiones que en este artículo establece Rosa Vara de Rey, reportera de Onda Madrid y una de las mujeres de este país que más sabe sobre intangibles baloncestísticos, la selección viaja a Turquía con buenas vibraciones. Los roles están bien definidos y la preperación ha dejado una interesante mezcla de confianza e incertidumbre. Una combinación perfecta, que, combinada con la dolorosa baja de JM Calderón (el factor emotivo de honrar al ausente) funcionará como catalizador de una selección que se ha ganado el derecho a soñar con lo máximo.

Una de las peores noticias para un jugador y un colectivo es que el primero se lesione en la antesala de un gran campeonato. Bien lo saben Calderón y R.López, que se han visto en este duro trance una vez cada uno. Para el jugador es un palo y para el colectivo una baja importante, máxime si el que se lesiona es tu base titular, como ha sucedido con José Manuel Calderón. Para este Mundobasket, el seleccionador Sergio Sacriolo había optado por confiar en exclusiva la manija del equipo a dos bases: JM Calderón y Ricky Rubio. Con la lesión del extremeño toca un cambio de rumbo importante. Frente a las preferencias de los usuarios de fiebre baloncesto, (14 votos a favor de Sergio Rodríguez por 6 que preferían a Raúl López), Sacriolo ha optado por el base catalán amparado en un triple vértice: su experiencia, su talento y, el factor más importante de todos, porque está familiarizado con los sistemas de juego de la selección.