El baloncesto también es un sentimiento. Una emoción que adquiere grandeza en una plaza como Zaragoza, donde más de 10.000 personas son abonadas a un club cuya historia invita siempre a esperar el mejor baloncesto. Por suerte, en los últimos tiempos, el juego del equipo también invita a formular expectativas altas en torno al equipo más brillante de los recién ascendidos (el otro es el Vive Menorca, penúltimo en este tramo de campeonato, con cinco triunfos). Estamos en la alfombra de la jornada 24 (que todavía no se ha disputado) y el CAI figura decimoquinto en la clasificación, con ocho triunfos. Algunos de ellos especialmente valiosos, como el que consiguió en el Palau blaugrana ante el Barça, tras la disputa de la prórroga (70-71), o los que obtuvo en casa ante el Caja Sol (82-78), Asefa Estudiantes (84-70), Blancos de Rueda Valladolid (72-68). Si miramos la trayectoria del equipo maño en clave de ‘superviviente’ también merece la pena consignar los triunfos que ha obtenido en casa de dos rivales directos en su lucha por la salvación: primero (jornada 15) en el Centro de Tecnificación de Deporte de Alicante, ante el Meridiano (57-58); después, ante el CB Granada en el Palacio de Deportes de la ciudad nazarí: 66-75, su última victoria (en la J 20).

Joven (27 años) aunque sobradamente sensato. Algo así puede decirse de Nik Caner-Medley a la luz de sus declaraciones tras obtener su tercera distinción como MVP de la jornada en esta liga. “Haber ganado este partido es lo único que me importa, ser MVP es un trabajo colectivo. Esta victoria nos hace mirar hacia arriba. Estoy trabajando duro y las cosas están saliendo bien, pero si soy MVP es gracias al equipo”. El ala pívot norteamericano tuvo un concurso capital para que su escuadra, el Asefa Estudiantes, venciera al Unicaja de Málaga (78-69). Apenas descansó un minuto en el banquillo para contabilizar un total de 19 puntos (3 de 3 en tiros de 2), 15 rebotes y 2 recuperaciones. Así hasta sumar 37 de valoración. El jugador natural de Massachussets también fue MVP de la jornada 8 y 21 de este curso, con lo que nos ‘obliga’ a reinventarnos en el noble arte de retratar a los mejores.

Una escuadra de jugadores humildes y talentosos desafía al Tyranosaurius Barça, el mejor equipo (extra muros de la NBA) de este tiempo. El Baloncesto Fuenlabrada, el equipo de una ciudad que hace tiempo que dejo de ser un recipiente donde la gente dormía, presenta irreverencia desde el principio. Defiende como una manada de lobos.

Existe un sentimiento llamado frustración que antes o después nos visita en la vida. Cuando eres joven, el impacto de ese desconsuelo puede ser devastador. Hay que aprender a convivir con ese dragón de varias cabezas llamado limitaciones o rupturas emocionales. Con el paso del tiempo, aprendes a guardar distancia con esas situaciones. A cambio de esa distancia, bajas un par de grados la temperatura emocional de tus ilusiones. Lo llaman madurez. Pero hay gente que nunca acaba de interiorizar esa bajada de voltaje. Es su grandeza. Y su perdición. Da la impresión de que Ettore Messina pertenece a ese grupo de personas para los que la vida, el trabajo sólo pueden moverse al máximo de intensidad. El técnico italiano presentó su dimisión como técnico merengue este viernes. En este artículo ponderamos sus logros y fracasos, e intentamos entender qué puede pasar por la cabeza de un hombre que deja una expedición en busca de la excelencia deportiva (el oro de nuestro tiempo) en las faldas mismas del éxito.

Hace ya casi una semana que el Blancos de Rueda volvió a demostrar su fortaleza en casa, asfixiando al Real Madrid (74-65) tras una gran exhibición de baloncesto en al que lograron dejar a los (entonces) pupilos de Messina con 9 puntos en el primer cuarto, dominaron prácticamente todo el partido y consiguieron frenar los arranques del equipo visitante con su defensa, de la que se dice que es la mejor de toda la historia del club en la élite del baloncesto. Soledad García González nos lo explica con lucidez y ritmo.

*No olvides puntuar este artículo (en la cabecera). Nos será de gran ayuda tu opinión. Gracias 🙂

Hay una conexión especial entre estos Real Madrid y DKV Joventut. Ambos, funcionan como antagónicos del Barça. El Madrid por ambición y leyenda, el DKV como alternativa de método: por su sedosa cantera, que ofrece un romántico contrapunto al quiero y compro (porque la chequera funciona a mi favor) con el que se mueven los dos mejores escuadras de la competición a día de hoy.

Uno de los popes del existencialismo francés, Albert Camus, dijo una vez algo así como que la patria de un hombre está en la infancia. Una niñez con playa y días como castillos de juego. Roberto Fernández vivió en primera persona esa embajada de la felicidad en Badalona. Por eso en Fiebre esperábamos con expectación su polaroid de la ciudad ‘verdinegra’. La expectativa no ha sido defraudada. Rober compone una mirada tejida de recuerdos y emoción sobre una ciudad que a día de hoy es un cruce de culturas. Un sitio que conserva su identidad de gente trabajadora que busca la alegría en los pequeños detalles cotidianos, un lugar donde el baloncesto es una religión y la Penya esa ‘iglesia’ donde se canalizan los sueños de miles de niños, que a veces encuentran puertas de salida gracias al trabajo modélico que se realiza en la cantera más prolífica de nuestro baloncesto.

Málaga es sol, elegancia y alegría de vivir. Pocos lugares tienen su calidad de vida. También es uno de los templos de nuestro baloncesto. Roberto Fernández demuestra en este artículo su habilidad para captar el alma de los lugares que visita en clave de baloncesto. Nos acerca el encanto de la Plaza de la Merced y de la Playa de la Malagueta. También evoca el talento pionero de Mike Smith a favor de la ciudad, así como el ambiente tan especial que se vivía en el Pabellón Ciudad Jardín. Por el camino, profesa su rendida admiración al ambiente que se crea en el Martín Carpena.

San Sebastián es una ciudad envuelta en un aura de belleza temporal. Posee notoriedad mundial gracias a su festival de Cine o de Jazz. Es un sitio fascinante, donde el romanticismo de sus edificios se confunde con el encanto de playas que crecen en las faldas de la urbe, como la de La Concha. Roberto Fernández, buen conocedor del alma humana y del negocio del baloncesto, traza un retrato atinado y sugerente de uno de los lugares de nuestra geografía donde el baloncesto ha adquirido mayor pujanza en los últimos tiempos. Por el camino, nos deleita también con dos imágenes que dan fe de su destreza fotográfica.