Historia de dos cuartos

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El baloncesto de este año en la Liga Endesa tiene algo de reconciliación con el buen gusto. El Caja Laboral ha armado un plantel muy interesante, con recorrido, que ha revitalizado el último tramo de la competición. Por su parte, el Valencia ha dado un salto de madurez competitiva que le ha proporcionado una pegada que ha puesto en aprietos al poderoso Barça, que sigue siendo un manual andante de dominación, con ejercicios defensivos que impresionan y la clase de gente como Navarro, Ndong o Lorbek para rematar la faena. Pero este curso también nos ha dejado el retorno al baloncesto pop, ese baloncesto que se juega como si fuera una inspiración. Movimiento, imaginación y secundarios con aristas de héroes. Esos son los ingredientes con los que el Madrid ha conquistado su pase a una final ACB, cinco años después de su última visita. Theobald Philips nos lo cuente con esos chispazos de síntesis y elegancia que le sacan una luz nueva al partido que vimos este sábado.


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Historia de dos cuartos

Theobald Philips

3.junio.2012

 

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Fotógrafo / Fuente: Ángel Martínez / www.realmadrid.com

Parafraseando a Dickens, “era el mejor de los quintetos, era el peor de los quintetos”. Esta sorprendente combinación ganó por dos veces el partido para el Real Madrid


 

Para Juanma Sánchez, corazón tan blanco, que hoy cumple 41 años en el cariñoso recuerdo de todos aquellos a los que alguna vez hizo la vida mejor, por más hermosa.

3 de Junio de 2012


“Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos; la edad de la sabiduría, y también de la locura”. El momento de justificar la temporada, o el de dar la razón a los múltiples críticos. La hora de sacar el carácter y dar un paso al frente, o el de encoger el brazo y agachar la cabeza. El de apostar o perderlo todo.


Corría el descanso entre primer y segundo cuarto, y el Caja Laboral ganaba por tantos puntos (14-24) como minutos jugados gracias a su defensa más ajustada y a la sensacional actuación anotadora de Mirza Teletovic, ayudado por el reaparecido Nocioni y su hoy sustituto, Brad Oleson. En el Madrid, Velickovic era el único que parecía inspirado, llevando la mitad de los puntos de su equipo, argumento claramente insuficiente cuando se había perdido hasta la única ventaja de los blancos en la eliminatoria, el rebote.


Al sonar la bocina, los aficionados veían asombrados que Laso ponía en pista un quinteto sorpresa, un quinteto que, visto el desarrollo de este playoff y salvo por Sergio Rodríguez, podría considerarse casi lo que en el mundo taurino se denomina deshechos de tienta: los decepcionantes Carroll y Pocius, el recién recuperado Mirotic y el simplemente cumplidor Felipe ¿Genio o locura? No se sabe bien, pero el caso es que ese extraño quinteto, sobre todo por la pegajosa defensa de Reyes sobre Teletovic, secó la ofensiva baskonista. Y volvió a dominar el rebote. Y corrió. Y encontró aro. Y remontó el partido, haciendo temblar las piernas de los chicos de Ivanovic. Con muy pocos ajustes (Llull por Pocius y Tomic por Reyes cuando faltaban 2 minutos), la loca apuesta del entrenador madridista abría partido nuevo para después del descanso (37-37).


Pero el canon es el canon, y volvieron los titulares con Begic de novedad, como en el cuarto partido, volvió el inevitable estirón del Caja Laboral a lomos de los bordados que trazaba Prigioni alrededor de los bloqueos en el poste alto, y volvió la fulgurante inspiración de Novica Velickovic (3/3 2p, 3/5 3p., 3 reb, 18 val.) a salvar a su equipo de la derrota, manteniendo la igualdad durante el tercer cuarto (53-51).


Como en la cita de Charles Dickens que inaugura esta crónica, por sabiduría o locura, Pablo Laso prescindió de sus dos cincos, prescindió del imprescindible Velickovic, prescindió de sus treses altos contra Nocioni y/o Nemanja Bjelica (azucarillo diluido en la taza de presión) y pensó que, si el quinteto Chacho-Pocius-Carroll-Mirotic-Reyes le había remontado el segundo cuarto, podría ganarle el último. Y, contra toda lógica, los 2’7 puntos y 3’4 de valoración de Marty Pocius se convirtieron en 8 y 8, Carroll terminaba de asfixiar al exprimido Prigioni y volvía a encontrar aro, Mirotic reboteaba y anotaba canastas de calidad, y Felipe…

 

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Fotógrafo / Fuente: Ángel Martínez / www.realmadrid.com 

Working Class Hero 

 

Felipe continuó amargando la noche a Teletovic, el que estaba destinado a ser la estrella azulgrana, cogió todos los rebotes que pudo (7+2) y, los que no cogió, los tocó y provocó que el Baskonia los perdiera, provocó faltas (7) y anotó tanto en juego (3/4) como desde el tiro libre (6/8). Muchos dan a Reyes por acabado, pero quizá debieran valorar el trabajo y compromiso, sus señas de identidad, cómo ha sabido dar un paso al lado, dejar sitio a las pujantes y más talentosas juventudes de Mirotic y Nole. Como en la selección, no le ha importado pasar de ser el MVP de la liga al mejor sexto hombre. Ni reaparecer cuando se le necesitaba, para trabajar a destajo sus 21 de valoración.


Los de Ivanovic no conseguían traducir sus ventajas de altura en ventajas de puntos y, a falta de 6 minutos, por efectos de las últimas gotas de sudor de Prigioni, demasiado solo, la igualdad era absoluta (59-59). Laso tiró su última carta sobre el tapete y cambió a Pocius por Llull, otra vuelta de tuerca que Caja laboral no pudo soportar. Consecutivamente, Sergio Rodríguez encestó un triple, Jaycee Carroll repitió la jugada, y el genio canario robó el balón y anotó una bandeja. Roto el espinazo del equipo rival, los blancos siguieron el ritmo de su naturaleza corredora hasta que la ventaja superaba el tiempo para remontarla, momento en que pararon para vivir del tiro libre.


76-69, la diferencia estuvo en que en el Madrid aparecieron prácticamente todos, incluso aquellos a los que ya no se esperaba, mientras que en el meritorio Caja Laboral se echó demasiado de menos a demasiada gente una vez que se paró a Teletovic y que el físico de Prigioni se agotó: Lampe, que estuvo pero no dominó (no era jueves), Nemanja Bjelica, al que el estrellato le llegó demasiado pronto, Nocioni, que cumplió cuanto pudo pero no podía más, Oleson, al que la entrada del anterior le restó minutos para coger ritmo, Heurtel, un buen base del que no se puede pretender que, después de una temporada de ver cómo su entrenador exprime a Pablo, se convierta de pronto en un referente, San Emeterio, esclavo de su pubalgia…

 

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Fotógrafo / Fuente: Ángel Martínez / www.realmadrid.com 

Ambiente espectacular, como el de otros tiempos 

 

Tras una de las mejores eliminatorias que recordamos, por calidad e intensidad, el Real Madrid vuelve a una final cinco años después de que tuviera otro entrenador joven, español, muy criticado, y que apostaba por el juego vistoso y divertido. No es el único paralelismo, ya que desde aquella semifinal de ULEB contra el Kazán en Vistalegre, no se veía un ambiente así en la cancha blanca. Queda por decidir para el Madrid, pues, si es el mejor o el peor de los tiempos, la edad de la sabiduría o la de la locura.

 

 



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