Cuestión de garra
El acierto y la intensidad del Blancos de Rueda fueron los artífices de su victoria frente a un apático Valencia Basket. Tanto desde fuera como en la pintura, los hombres de Roberto González fueron superiores a los de un muy enfadado Perasovic. [Estadísticas]
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Cuestión de garra
Jorge Álvarez
9.diciembre.2012
Hunter en la línea de los últimos partidos, inmenso. Grimau, decisivas sus aportaciones tanto en ataque como sobre todo en defensa. Foto: Fiebrebaloncesto.com / Marcos Sánchez González
Pese a las bajas de Lishchuk y Faverani, no fue bajo el aro donde se fraguó la victoria del Blancos de Rueda. Tanto Dubljevic como Pietrus estuvieron a la altura y plantaron cara a los pivots locales. Sin embargo, en las posiciones exteriores, los vallisoletanos fueron claramente superiores a sus pares. Cada equipo se llevó un cuarto, alternando dominio y juego, pero al final la garra con la que buscó la victoria el Blancos de Rueda dio su fruto. Esa garra encarnada en un hombre, O´Leary, clave en los momentos decisivos del partido tanto para anotar como para contagiar intensidad a sus compañeros.
Concienciados de sus malos inicios en partidos anteriores, el Blancos de Rueda comenzó el encuentro a todo gas. Defensa en zona press y corriendo en ataque. Ese comienzo fulgurante pareció coger desprevenido al Valencia Basket, ya que Perasovic no daba con su quinteto y se perdía en un carrusel de cambios, buscando la actitud adecuada en sus jugadores. Mientras, Hunter y Nacho Martín se hacían dueños de ambas zonas y, junto a la gran defensa de Grimau, permitían a su equipo finalizar el primer cuarto 13 arriba (25-12). Del equipo valenciano sólo daba señales de vida Dubljevic, el mejor de los suyos antes del descanso (12 ptos).

Sin embargo, en el segundo cuarto, se cambiaron las tornas. Renfroe se sumergió en una de sus habituales pájaras y San Miguel comenzó a encontrar más facilidad en el ataque de la mano de Pietrus, quien aprovechó muy bien el merecido descanso de Nacho Martín, para imponerse a Sinanovic, todavía falto de ritmo tras su lesión. También hizo su aparición Pau Ribas, quien ayudado por Kelati, situaron a su equipo a sólo 2 puntos al descanso (39-37). Y no llegaron a ponerse por delante debido a su falta de acierto desde la línea de tres (1/10), una de las claves de la derrota.

El tercer cuarto fue un calco del primero. De nuevo el Blancos de Rueda subió de intensidad su defensa y volvió a encontrar los puntos débiles del rival. Tripkovic y Grimau posteaban a sus pares y O´Leary rebañaba todo lo que escupiera el aro. Renfroe recuperó el rumbo y luego Cizauskas lo mantuvo. El joven base lituano hizo uno de sus mejores partidos en Pisuerga, superando claramente a San Miguel y a un inoperante Markovic, totalmente fuera del partido. Tampoco tuvo su mañana Rafa Martínez, desquiciado en defensa y ataque. Sólo Pau Ribas mantenía a su equipo con vida al final de un tercer cuarto que demostraba el empeño por ganar de los locales y una cierta dejadez por parte de los visitantes. Si al descanso el partido se había igualado, tras el tercer cuarto la diferencia volvía a los 13 puntos del primero (61-48).

Dado el desarrollo del partido, la afición local temía que el último cuarto fuera como el segundo y que el Valencia Basket volviera al partido. Sin embargo, todos los intentos de remontada de los visitantes fueron abortados por dos factores principales: la entrega que pone el Blancos de Rueda en todos sus partidos y un gran O´Leary. Cuando el partido se traba, cuando hay que ir a la trinchera y pegarse por cada balón, cuando hay que morir por un rebote, ahí aparece O´Leary. Un jugador salido de la Leb, del Palencia, y que está resultando una pieza fundamental para el bloque que con tan poco tiempo ha armado Roberto González .

De O´Leary se contagiaron Nacho Martín y Hunter. También Renfroe estuvo acertado en la dirección y entre todos ellos lograron sobreponerse al tremendo cuarto que se marcaron Pau Ribas y Doellman, empeñados en mantener con vida a su equipo y meter el miedo en el cuerpo a los aficionados locales cuando se pusieron a sólo 4 puntos (66-62) a falta de 2’. Sin embargo, el Blancos de Rueda mantuvo la cabeza fría, haciendo ataques largos para que pasara el tiempo y buscando a sus hombres altos, mientras el Valencia volvió a pecar de precipitación (2/22 en triples).

Al final, la victoria se quedó en Pucela (74-66), gracias al tesón y coraje de sus jugadores y la falta de acierto de los valencianos, como bien resumía Perasovic , quien no quiso escudarse en las ausencias. Un pasito más para la permanencia del Blancos de Rueda. El equipo pucelano parece haber encontrado su ritmo de juego, basado en el trabajo del grupo, como demuestran las estadísticas de este partido: 5 jugadores terminaron con más de 10 de valoración. Sólo falta que se recupere David Navarro y Mohammed entre en la dinámica del equipo. Cuando se dé cuenta de que en la ACB no se puede jugar como en la cancha de su barrio, seguro que comenzará a aportar como el resto de sus compañeros.
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