El #3, ese viejo conocido

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Los aficionados al deporte colectivo saben que los dorsales forman parte duradera de la miotología que se monta en torno a los jugadores más sobresalientes. En este artículo, Juan Luis Barbero compila datos y emociones de experimentado degustador de buen baloncesto para filtrar la esencia de tres jugones aficionados a las genialidades y la controversia (no necesariamente en ese orden). Abróchense el cinturón para disfrutar de un merecido homenaje a Allen Iverson, Sthephon Marbury, Steve Francis y…Brandon Jennings; porque hay pulsiones que no desaparecen así como así.

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El #3, ese viejo conocido

Juan Luis Barbero

3.febrero.2012

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A-I y Starbury, dos genios autodestructivos. Fuente de foto: nba.com


Esta vez he propuesto a mis amigos de Fiebre Baloncesto (extraordinario espacio para debatir desde la pasión hacia nuestro deporte favorito) escaparme un poco de la temática que exige la rutina del devenir de la NBA. Esta vez voy a hablar en mi artículo de números, más concretamente de uno de ellos: el número 3. Pido a los lectores que se sobrepongan al deseo de huir despavoridos de la pantalla de su ordenador: pese a mi formación económico-empresarial no me interesa demasiado el carácter matemático de dicho número, no van por ahí los tiros….más bien vamos a hablar de la idiosincrasia de este dígito.

En un país eminentemente futbolero como el nuestro, hablar del #3 es hablar del lateral izquierdo, el defensa zurdo del equipo. El denominado deporte rey, anclado en la tradición , continúa reservando ciertos números en sus zamarras para posiciones específicas sobre el terreno de juego. Sin embargo, en este punto de nuevo nuestro juego (en constante proceso de evolución y renovación) nos depara sorpresas inesperadas.

En el universo NBA el #3 significa anotación, talento, personalidad volcánica, naturaleza maldita… Así ha ocurrido y sigue ocurriendo con algunos de los jugadores más impactantes de las últimas dos décadas en la mejor competición del planeta basket, jugadores repletos de calidad pero que han fracasado en sus intentos de llegar a ordenar tanto a sus equipos como a sus vidas.

El adalid de esta estirpe de jugones con el 3 a la espalda es Allen Iverson. El escolta de 1,83 metros fue uno de los anotadores más prolíficos de su era, un pequeño demonio imparable que coleccionó títulos de máximo anotador, presencias en el All Star y hasta un premio al MVP de la temporada regular. Pero, aunque estuvo muy cerca de lograrlo (en aquellas finales de 2001 a las que llevó a sus Sixers, y en las que cayó contra los Lakers de Shaq y Kobe), nunca ganó el anillo y su difícil carácter ha acabado arrinconándolo tras una breve aventura en Europa, incapaz de aceptar el rol secundario que le toca asumir a estas alturas de su carrera. Y entre puntos, asistencias y robos de balón, The Answer siempre encontró tiempo para desafiar a David Stern con desafortunadas declaraciones, affaires familiares y discos de rap trufados de letras políticamente incorrectas. Seguro que el comisionado ha ganado en calidad de vida con la salida de los focos del escolta de Virginia.

Coetáneo de A-I fue Stephon Marbury, otro genio con el 3 bajo su apellido. Bravucón y chulesco, Starbury desperdició su enorme talento entre pésimas decisiones que arruinaron una prometedora carrera. Con todo, será imposible olvidar sus etapas en Minnesota (de donde salió escopetado, rompiendo un equipo llamado a reinar en la liga por un choque de egos con Kevin Garnett), New Jersey y Phoenix. Ni siquiera el fichaje por sus Knicks templó el carácter del base de Brooklyn, que acabó arrastrando a la franquicia a la ruina junto a un enloquecido Isaiah Thomas desde el puesto de entrenador jefe. Sus últimos vídeos en Youtube y aventuras varias en la Liga China son las últimas perlas de este juguete roto del baloncesto.

Y también con el #3 tenemos a Steve Francis: el base volador de los Rockets. De nuevo a finales del SXX-comienzos del XXI, el jugador de Maryland asombra a la liga desde su aterrizaje, compartiendo el premio de rookie del año con Elton Brand. Y los problemas aparecen también desde su llegada: seleccionado en el draft por los Vancouver Grizzlies, el joven Francis se niega a jugar en la fría Canadá en una pataleta lamentable, y acaba saliéndose con la suya forzando el traspaso a Houston. Durante su carrera en los Rockets nos regaló geniales vuelos sin motor que retrataron a innumerables rivales, pero ni siquiera con la llegada del gigante chino Yao Ming logró acercar a los tejanos al deseado anillo. De ahí en adelante, unas buenas temporadas en Orlando y el fracaso absoluto en unos Knicks en los que compartió vestuario con Marbury. Las últimas noticias de «Franchise» le situaban en China, de nuevo siguiendo los pasos de Starbury…a todas luces un pésimo ejemplo para Stevie y para cualquiera…

3 ejemplos de ese #3 virguero y chulesco que ha encontrado heredero en la NBA actual manifestándose en la persona de Brandon Jennings, hasta la fecha buen seguidor del legado de nuestros protagonistas. Habrá que esperar para ver si el futuro aleja al genio de Compton de ese destino que parece reservado a los treses…

Pd: Aprovecho para dedicar el artículo a la memoria de Drazen Petrovic, otro #3 genial, de otra pasta, al que la carretera privó de hacer historia al otro lado del Atlántico. Petro, como los grandes maestros, es inmortal.




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