Una semana viendo y compartiendo […]

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El baloncesto es una escuela de vida y también un vivero constante de aprendizajes. Así lo entiende Sergi Bosch Gabarró, que compone un cautivador relato sobre las destrezas y limitaciones de los equipos en liza en el Torneo Junior Internacional de Vienne, una localidad francesa situada a 30 kilómetros de Lyon. El relato engancha porque está escrito con conocimiento y amor a este deporte. Para rematar la faena, Sergi encontró las asistencias gráficas de Júlia Palau, cuyas fotos dan textura y color a esta narración iniciática. 

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Una semana viendo y compartiendo baloncesto del bueno en categoría de formación

Sergi Bosch Gabarró

16.abril.2012

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CB Cornellà, campeón del torneo, durante la presentación de la final. Autora de la foto: Júlia Palau (para fiebrebaloncesto.com)


El pasado 6, 7 y 8 de abril tuve la oportunidad de presenciar el torneo Júnior de Vienne, un municipio francés situado a unos 30km al sur de Lyon, en la región francesa de Rhône-Alpes. Allí se disputó durante el último fin de semana de las vacaciones de Semana Santa un torneo internacional que me sorprendió muy positivamente, tanto en lo relacionado con el ambiente en el pabellón, como en cuanto a nivel de juego de los equipos participantes. Los  jugadores participantes pertenecían a la generación de 1996, 1995, 1994 (y alguno del 1993).


El torneo contaba con la presencia de dos equipos españoles (ambos catalanes) y el resto de las naciones presentaron un solo combinado: francés, suizo, serbio, letón, lituano y otro procedente de la Martinica. En total, ocho equipos, cada uno con unos atributos especiales y diferentes a los de los  demás. El formato del torneo era de una fase de grupos clasificatoria, y una posterior fase final (partidos por el 7º y 8º puesto, 5º y 6º puesto, semifinales y final.) Todo esto comprimido en 3 intensos días de buen baloncesto.

Antes de empezar a hablar de cada uno de los equipos decir que a nivel individual, al no poderles facilitar los nombres (no dispongo del folleto informativo del torneo), no mencionaré a ningún jugador en especial. Además, avanzarles que ha sido un torneo en el que fuera del conjunto serbio, el EQUIPO ha sido lo que ha destacado. Teniendo en cuenta esta breve introducción procederé a la descripción de cada uno de los conjuntos:

– Saint Vallier (Francia): Fue finalista del torneo, y es el actual campeón francés (en categoría cadete). Es un equipo muy compensado, con un juego eléctrico y agresivo. Pero pienso que, como sucedió con otros equipos, el entrenador podría haber sacado más provecho de su banquillo. Cuenta con unos bases muy rápidos, unos jugadores interiores polivalentes, y un buen tiro exterior; es un equipo a seguir en su liga.

KK Best de Belgrado (Serbia): Disciplinados, técnicamente buenos, con un físico espectacular y con un corazón todavía más grande. Por motivos desconocidos, se presentaron con sólo 6 jugadores al torneo.

Muchos otros equipos se habrían rendido en su lugar antes de empezar, pero el carácter luchador que los caracterizó y la disciplina que presentaron en cada uno de los partidos les permitió llegar a semifinales ganándose la admiración del público.

Sin justificaciones, ni excusas, todos se limitaban a cumplir las ordenes de su entrenador de una forma admirable; no había cansancio, tan solo el anhelo de la victoria. En este equipo, si que me veo obligado a destacar a un jugador (del año 1993) de un talento especial.

He tenido que investigar un poco para averiguar su nombre. Se llama Mikaile Tmusic; está jugando en liga EBA (Grupo C) con el Arenys. Tmusic es diferente a los demás. Un tirador extraordinario, de una altura mediana (1,87) para su posición (escolta en el torneo y base con su equipo habitual, el Arenys) y de un físico privilegiado. Sinceramente, sus actuaciones fueron para quitarse el sombrero.

 

 

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Gradas del Gymnase Saint Romain en Gal durante la final del torneo. Autora de la foto: Júlia Palau (para fiebrebaloncesto.com)


Equipo de la Martinica: No tuve la oportunidad de seguir demasiado sus partidos, pero por lo poco que vi, puedo decir que son una plantilla de una planta considerable, con un físico admirable en la mayoría de los casos, pero, aunquue demostraron algunos destellos de calidad, les faltaba ritmo de competición.

Fribourg (Suiza): Para mí, junto con el CB Cornellà, de lo mejor del torneo. La lástima es que se enfrentaron en semifinales y sólo pudo quedar uno. Es un equipo en el que prácticamente no existían las rotaciones. El entrenador, disponiendo de 12 efectivos, parecía únicamente confiar en 7 u 8. Es un grupo que tiene los roles muy bien definidos, y donde cada jugador cumple su función sabiendo su papel dentro del conjunto. Disponía de un juego exterior notable, con aleros altos y versátiles, y de un espléndido base.

Riga (Letonia): Una plantilla talentosa, con buenos tiradores, pero su ritmo de juego era muy inferior al del resto de aspirantes al campeonato. No tenían interiores de referencia, y esto les supuso un handicap importante.

Klaipeda (Lituania): Haciendo honor a su fama, es un equipo con grandes tiradores desde de la línea de 6.25 m. y de jugadores muy talentosos. Es un conjunto muy competitivo, pero que tampoco acabó de explotar su plantilla al completo. Además, tuvo la “mala suerte”, por así decirlo, de errar dos tiros libres en un momento crucial en un partido clasificatorio que les condenó a jugar por el 5º y el 6º puesto.

Y finalmente los dos equipos de aquí. El Martinenc (de Barcelona) y el CB Cornellà (de Barcelona, también).

 

– Al Martinenc, tampoco no tuve la oportunidad de verlos demasiado, pero sé que eran Júniors de segundo año. Es un equipo que a partir de una defensa muy ambiciosa, aprovechaba la buena salida de contra-ataque para inyectar velocidad al juego.  Aunque no se clasificaron para las semifinales, dirigidos por sus eléctricos bases, compitieron muy bien contra todos los equipos.

 

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Entrega del trofeo de campeón al CB Cornellà. Autora de la foto: Júlia Palau (para fiebrebaloncesto.com)


– El CB Cornellà, el campeón del torneo. Un equipo con todos los jugadores de primer año (1995), exceptuando un cadete (1996) y un júnior de segundo año (1994). Un grupo muy trabajado, con grandes jugadores en todas las posiciones. Todos saben a lo que juegan, minimizando así los errores. Guiados por dos grandes lectores del juego, el equipo sabe cuando debe correr y cuando jugar en estático. Destacar el juego exterior, con jugadores de un gran potencial  que a buen seguro que el año que viene darán mucho que hablar en el campeonato catalán.  Y por último, hablar del juego interior; disponen de interiores muy interesantes, con un físico estimable y con un juego de pies que volvió locos a los rivales. En resumen, un equipo muy compensado que juega muy bien a BALONCESTO.

Personalmente, he disfrutado mucho de estos días y, además, pienso que ha sido una experiencia muy enriquecedora. Ver equipos de diferentes países del continente, hasta del otro lado del Atlántico, te permite comprobar la metodología, el estilo de juego y los puntos del juego que más se trabajan en otros lugares.

Por último, hacer una mención especial a la organización del torneo, a las familias que se han ofrecido a acoger a los jugadores, y a todos aquellos que han hecho posible este torneo amistoso.

 



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