Fin de la reflexión

El megatón estallaba el pasado lunes: los New York Knicks anunciaban el despido fulminante de su entrenador Derek Fisher, tras una racha de 5 derrotas consecutivas (9 en los últimos 10 partidos). El reflexivo (otro de los inmortales motes del maestro Andrés Montes, D.E.P) ya es historia en la Big Apple.

Stephenson, entre la legión de sorprendidos ante la noticia. Fuente: sportsgif.com

 

Las últimas declaraciones de coach Fish, asumiendo «alguna» responsabilidad ante esos flojos y recurrentes arranques de partido (y alineándose de paso entre las filas de los que siguen pensando que la NBA es una liga de jugadores, lo cual depende siempre del peso del inquilino del banquillo), no ayudaron desde luego a su causa. Los últimos cuartos inaugurales de los Knicks se cifran en sonrojantes desventajas de 31-20 ante Denver, 24-18 contra Memphis y 15-27 en Detroit, obligando a la escuadra a acometer remontadas valientes pero que supusieron en todos los casos brazadas desesperadas para acabar ahogados en la orilla. El propio Phil Jackson negaba la influencia decisiva del lamentable episodio entre Fisher y Matt Barnes en el cambio de timón (aunque admitió que originó vergüenza entre todos los miembros de la organización, plantilla incluida), y se otorgaba parte de culpa en el fallido tutelaje del que fuera su base en aquellos Lakers campeones de 5 anillos en dos etapas.

«I may not have mentored you as well as I could have.»

Fisher abandona los Knicks con un trabajo cuanto menos respetable en su segunda temporada. Tras una terrible campaña de debut en los banquillos, con un róster cómico y el peor balance de la historia de la franquicia (17V-65D), la tropa comenzaba a asimilar la vertiente más colectiva del triángulo, incluyendo a un Carmelo Anthony que se mueve en el tope histórico de su carrera si de pases letales hablamos (4.2 por noche). El registro victorias-derrotas coqueteaba con el 50% hasta la terrible racha final, la defensa mostraba mejoras en ciertas áreas (sobre todo a la hora de contener la producción del rival desde la línea de 3 puntos, arma clave en el baloncesto moderno) y la pareja de 7 pies causaba estragos momentáneos en la pintura (5.6 tapones de media, 7º mejor registro de la competición). Pero el Maestro Zen esperaba más de un equipo reforzado este verano con veteranos profesionales (López, Afflalo) y un novato letón que excede expectativas en ambos lados de la pista. Derek abandona el club con el peor bagaje de siempre entre los jefes de banquillo que ocuparon el puesto en al menos 100 partidos (29.4% de triunfos, por el 30.2% de Eddie Donovan). La fría e inmisericorde crueldad de los números…

Kurt Rambis, ayudante de Fisher, alumno de la escuela Jackson y con un bagage profesional de 56 victorias y 145 derrotas como primer entrenador (tras un delirante paso por los Minnesota Timberwolves), ocupará el cargo de forma interina. Pero a nadie se le escapa el que los Knicks dirigirán sus cantos de sirena hacia un sueño (Luke Walton, dispuesto a romper la banca el próximo verano tras un arranque de videojuego durante la baja de Steve Kerr en los Golden State Warriors), una opción más factible (Brian Shaw, padawan de Jacko pero con prestigio dañado tras su paso por los Denver Nuggets) y una bomba. Porque, en contraposición a esas dos alternativas (ambas de la Escuela Zen), desde diversos púlpitos de la prensa neoyorquina se difunde la palabra de Thibodeau. El ex-caudillo de los Bulls, sin empleo en la actualidad, haría competitivo a un grupo de cuarentones desde la defensa y la entrega irrenunciable, pero por el momento no parece la salida más atrayente a ojos del tío Phil.

Shaw, Rambis y Jackson: trinidad alejada de la santidad. Fuente: nba.com

 

Triángulo o Heavy Metal (en un remake de aquellos míticos equipos comandados por un camaleónico Pat Riley en los 90), ahí tenemos una duda que firmaría gustoso el mismísimo William Shakespeare. Lo único claro es que el periodo de reflexión ha llegado a su fin en las entrañas del mítico Madison Square Garden y que, si Phil se lanza a por el vástago del colosal Bill Walton, la guerra contra su compañera Jeannie Buss promete alguna que otra noche de exilio forzoso en el sofá de su refugio en Malibú…

@Juanlu_num7