En el nombre de Rose

Los analistas americanos no confían en el nuevo proyecto de los Knicks (la práctica totalidad les sitúa fuera de puestos de playoffs, con menos de 40 victorias), pero los sufridos aficionados del equipo se han dejado arrastrar por la maquinaria propagandística y los movimientos varios de un Phil Jackson que ha dado la vuelta como un calcetín al róster. ¿Existen razones objetivas para semejante hype?: vayamos por partes…

La llegada de Jeff Hornacek (mítico ex jugador de Suns, Sixers y Jazz) al banquillo sugiere ya importantes cambios estructurales en un equipo que, en pleno proceso de asimilación del sempiterno triángulo ofensivo, fue el peor de toda la NBA el curso pasado en puntos por partido generados al contraataque (apenas 8). El Virginiano (genial mote, obra del inmortal Andrés Montes) apostó ya desde su debut como entrenador jefe por estructuras ofensivas muy verticales, con ritmos altos, bases y escoltas buscando caminos cortos hacia el aro y la circulación de balón justa y necesaria. Aquellos Suns de su primera experiencia como técnico jefe fueron la sensación del curso 2013/14, 8º mejor equipo de la NBA en ritmo y eficiencia ofensiva (109.5 puntos por cada 100 posesiones) y alcanzando las 48 victorias con una plantilla que todos situaban en el furgón de cola de la salvaje Conferencia Oeste.

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Master & Commander. Fuente fotografía: nydailynews.com

Así, Hornacek pretende aumentar esos guarismos en transición y alcanzar un maridaje lo más óptimo posible entre su pizarra agresiva y el mantra del venerable Tex Winter, y para ello el Zen Master ha puesto a su disposición los siguientes elementos:

  • Derrick Rose: la gran apuesta del curso, mucho menos arriesgada de lo que pudiera parecer en un primer vistazo (un único año restante de contrato). Olvidada aquella versión MVP que parece evidente nunca volverá a alcanzar, el ecosistema de Hornacek parece idóneo para un base de sus características técnicas y físicas. 66 partidos (+12 de playoffs) a buen nivel la temporada pasada, se espera que cargue sin miedo contra las defensas rivales y que suponga un foco adicional de atención para facilitar las cosas a Anthony.

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Winds of change para Rose. Fuente fotografía: nba.com

  • Brandon Jennings: el mesías de instituto se ha quedado en proyecto de interesante playmaker suplente. Puede anotar (con sus malos porcentajes de acierto de siempre) y tiene talento de sobra para generar para sus compañeros. Otra apuesta de riesgo controlado (un único año y 5 millones de dólares comprometidos). Atrás, poco y dependiendo de su errática motivación.
  • Courtney Lee: sólido jugador de rol, que compartirá junto a Rose el backcourt titular. Mucha actividad, consistencia en el tiro (38% de acierto en triples) y ayuda interesante en defensa.
  • Justin Holiday: mostró al fin cosas en la segunda mitad de la 15/16 con los Chicago Bulls. Puede aportar puntos desde el banquillo.
  • Lance Thomas: acierto pleno la renovación (4 años, 27 millones de dólares en total) de este alero de rol, buen defensor y adicto al trabajo (el curso pasado se presentó con un sólido lanzamiento desde la larga distancia, para complementar su ya conocida peligrosidad ofensiva en la media). Cuajo para la segunda unidad.
  • Carmelo Anthony: el anotador de los mil recursos progresa cada año en su visión colectiva del juego (4.2 asistencias por partido el curso pasado, máximo de carrera), y la llegada de Rose debería limitar la concentración defensiva de las estructuras rivales sobre él e incrementar su eficiencia ofensiva. El combo 3-4 que forma con Porzingis es una pesadilla en potencia para cualquier adversario, dada su maestría desde el poste bajo y la capacidad del letón para lanzar desde fuera. Sigue siendo el alma de los Knickerbockers.
  • Kristaps Porzingis: la gran esperanza de la franquicia, en su segundo año NBA se puede esperar del unicornio letón más consistencia en sus tiros y en el rebote, amén de una mayor inteligencia defensiva que le evite cargarse de faltas con rapidez. Con esa combinación físico-técnica, el cielo es el límite.
  • Kyle O´Quinn: se ha ganado un sitio en el róster desde su trabajo, positividad, y ciertos y sorprendentes recursos en ataque. Minutos de descanso para Porzingis.
  • Joakim Noah: los problemas físicos han dañado terriblemente el juego ofensivo del francés (con enormes dificultades incluso para finalizar desde debajo del aro), pero su entrega, liderazgo emocional y visión de juego son indiscutibles. En el peor escenario (el de hace un par de campañas), ayudará con rebotes y leyendo y alimentando los cortes de sus compañeros. El esfuerzo es innegociable.
  • Willy Hernangómez: el ex del Real Madrid tendrá como objetivo progresar desde el fondo de la rotación, mediante intimidación en la pintura y corriendo la pista para ofrecerse como opción en la ejecución de transiciones. Porzingis es el mentor ideal.

Completan la plantilla elementos con roles secundarios a priori como Vujacic, Kuzminskas (gran temporada la última en Málaga) o el recién renovado Amundson.

El tono físico de Rose y Noah se presenta como punto crítico que marcará el devenir de los Knicks, con el pronóstico optimista de pelear por uno de los 2-3 últimos billetes para los playoffs en la Conferencia Este.

@Juanlu_num7