Guateque en Sacramento

Las tendencias baloncestísticas actuales en la NBA deben mucho a los cambios normativos impulsados por los distintos comisionados (Stern y el recién llegado Silver), siempre con el afán de proteger al jugador que ataca para presentar un producto lo más atractivo posible al aficionado medio y lejos de unos años 90 con las defensas al límite y los marcadores bajos imponiendo su ley. David Stern se centró en ese cometido a finales de dicha década, y encontró su particular caballo de Troya en el equipo de la capital de California, dirigido por Rick Adelman y con dos gigantes liderando la carga y portando la bandera del juego atractivo y los marcadores por encima de la centena.

Porque la clave de aquellos Kings de Adelman fue siempre la singularidad de su pareja de interiores, mayor aún si retrocedemos hasta los albores del SXXI. Aquella temporada 2001-2002, con 61 victorias en regular season y una trayectoria en playoffs únicamente frenada por los campeones Lakers en una inolvidable final de la Conferencia Oeste (resuelta en 7 partidos), coronó a un grupo de reyes sin anillo, pero con un hueco inmortal en la memoria de los buenos aficionados.

2 hombres altos talentosos, con habilidades diferenciales tanto en la lectura del juego como en el pase, liberan un abanico enorme de posibilidades en pista. Y los sistemas del coach nacido en Lynwood aprovechaban al máximo esas ventajas, hasta el punto de convertir en habituales secuencias ofensivas con ambos gólems operando desde el poste alto. El dinamismo y virtuosismo de Webber y Divac, sumado a la tendencia habitual a hundirse en la zona de los interiores rivales de la época (ahí tenemos el caso del más dominante de todos ellos: Shaquille O´Neal), hacía que el situar a la pareja en dicha posición regalara al equipo 3 poderosas vías de ataque:

  • Un lanzamiento desde 5-6 metros, cómodo tanto para el serbio como para el de Michigan.
  • Lectura de movimientos desde el poste alto para alimentar los cortes de sus compañeros exteriores, en movimiento permanente.
  • Los famosos dobles bloqueos de la sociedad jugadores interiores-Mike Bibby, que tantas veces permitieron al playmaker levantarse con comodidad para lanzar.

 

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Doble bloqueo de los interiores. Objetivo: lanzamiento cómodo para Bibby.

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Situacion clásica de los Kings: los dos pívots en poste alto. Uno (Webber, con balón) otea el horizonte, esperando cortes hacia una pintura desocupada. El otro (Divac), ofrece bloqueos.

Además, el dúo de gigantes y sus habilidades posibilitaban el juego poste alto-poste bajo entre ambos, gracias a su talento para asistir y a su gama de movimientos y recursos técnicos para producir de espaldas a la canasta, potenciados exponencialmente en zonas descongestionadas merced al alejamiento de la pintura del otro big fella. Incluso era posible presenciar en ocasiones coreografías rara avis en aquellos tiempos (algo menos en los actuales, con el small ball poblando las pinturas de falsos cuatros y cincos), con uno de los interiores cortando desde el poste alto hacia el aro y el otro asistiéndole también desde el poste alto. Una locura de riqueza inagotable.

 

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Situación poste alto (Webber, con balón y buscando a Divac) – poste bajo (el serbio, que recibirá y atacará de espaldas a O´Neal).

Y, por si la riqueza baloncestística producida por sus hombres grandes no fuera suficiente, Adelman construyó un róster entregado a la fluidez ofensiva, con 5 pasadores dotados en cancha (además de Jackson y Turkoglu desde el banquillo) espoleados por un sistema que fomentaba la creatividad. El coach predicaba la libertad reactiva de sus pupilos ante lo que acontecía en el parqué, incluso por encima de los sistemas trabajados en algunas ocasiones, engranajes con el extra-pass como mantra para hallar a los tiradores, certeros y siempre ocupando posiciones lo más eficientes posibles (uso académico de las esquinas). Incluso el hombre destinado al rol de perro de presa defensivo del 5 inicial, Dough Christie, era un más que aceptable anotador (tirador de rachas, capaz de moverse entre el 35 y el 40% de acierto en triples) y un excelente pasador (siempre por encima de las 4 asistencias por noche en los mejores años del equipo).

Buen conjunto en el rebote (sobre todo en aro propio), con Webber (que fue también un excelso reboteador ofensivo durante la primera parte de su carrera, hasta que las rodillas arruinaron buena parte de su explosividad), Divac y los 2.08 metros de Peja Stojakovic desde el puesto de 3 (rondando los 6 rechaces con facilidad) monopolizando una faceta fundamental de cara a agilizar el ritmo del juego (las 95.6 posesiones por partido de aquellos Kings eran el mejor registro de la NBA), la llegada de Bibby para ocupar el puesto de base en lugar del lúdico pero irregular Jason Williams mejoró sobremanera la competitividad del conjunto.

Los maravillosos playoffs del hijo de Henry Bibby (20.3 puntos por partido anotados en las series por el título, con excelentes porcentajes de acierto en los tiros), en un rol más ejecutor que generador, otorgaron a la tropa de Adelman ese plus necesario para empujar a aquellos Lakers campeones hasta el límite, en una de las mejores eliminatorias de todos los tiempos.

Un guateque (parafraseando al mítico Andrés Montes) inolvidable.

@Juanlu_num7