Sí a la Caja Mágica

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El Real Madrid volvía ayer de visita a la Caja Mágica como local para vencer contundentemente, aunque no reflejado en el marcador, al Emporio Armani (85-78). Esto supone un balance 2-0 en el inicio de Euroliga, una de competiciones que genera más angustia y deseo al club blanco. El análisis más superficial pone a Rudy, Carroll y a Llull como principales actores. Pero hay otros catalizadores de la victoría, entre ellos el factor cancha tan efectivo como poco valorado la temporada pasada. Sí a la Caja Mágica.

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Sí a la caja mágica

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Alejandro Echeverría Rey
28.octubre.2011

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La Caja Mágica no ha dicho la última palabra todavía. Fuente de foto: www.madrideyc.es


No hace mucho que el Real Madrid de baloncesto se volvía a mudar de la Caja Mágica al Palacio de Deportes (con el consecuente desbarajuste de abonos y sitios, separando amigos, parejas, familias… mascotas). La aceptación fue casi unánime (aparéntemente). Debí ser el único (aparentemente también) al que no le gustó la decisión, o por lo menos cómo se tomó, cómo se justificó y con qué velocidad. Las razones principales fueron: bla bla bla bla bla… Pero en realidad lo que importaba es que salía «gratis» jugar en el Palacio. Las razones para abandonar la Caja Mágica, apoyadas por algunos aficionados con carteles del famoso «No a la Caja Mágica» desde el día -1 de empezar la liga, fueron: bla bla bla bla bla… Pero lo que todo el mundo comentaba de forma no oficial era: «Aquello es un poco inseguro», «Ha habido robos durante el partido en algunos coches aparcados», «No hay bares cerca», «Es un pabellón diseñado para el tenis», «Vivo muy lejos de allí».


Las dos primeras afirmaciones son relativamente ciertas. La seguridad se concentra alrededor del pabellón, pero mucha gente (dadas las horas de los partidos) tiene que aparcar lejos de allí. Aunque la gran mayoría puede disfrutar de los autobuses gratuitos desde varios puntos de la ciudad (¿cuándo ha hecho alguien eso en algún club/pabellón?). Siendo un barrio tranquilo, cuando se crean esos tumultos a veces acuden maleantes de todas partes, como en cualquier otro evento. Desde que se permitió el acceso al parking ha disminuido esa sensación, pero la primera impresión es la que cuenta.

La tercera afirmación también es cierta, y posiblemente la que menos posibilite el protocolo pre-partido que tanto bien hace a cualquier afición.

Sobre la cuarta, la consecuencia es que la densidad de asientos/metro-cuadrado cae en picado. Las butacas están mucho más distanciadas unas de otras. Eso conlleva que la distancia al campo desde la mayoría de los asientos es mucho mayor que en cualquier otro tipo de pabellón. Por otro lado, la sensación de comodidad es insuperable. Pasillos también muy anchos, que sólo valoran en profindidad aquellos que van acompañados por niños pequeños 🙂 Una de las cualidades del tenis es que las gradas están diseñadas para maximizar la visibilidad de la pista desde cualquier sitio sin realizar a penas un movimiento corporal (no se vayan a herniar). De ahí viene la calidad visual que se percibe en la Caja Mágica. Los aficionados terminan el partido con una mayor ubicación mental de lo que ha ocurrido allí. Mientras que en otros campos, podrán salir impregnados de sudor de algún jugador, pero siempre con la sensación de haberse perdido algo.

De la última mejor no comentar nada (ni tampoco mencionar a qué personaje «importante» se lo escuché) porque como todos sabemos, para cualquier punto en el espacio siempre podrás buscar un punto cercano y otro lejano a él 🙂 Lo que importa es que esté bien comunicado, y sí lo está.

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Aficionados con carteles de «No a la Caja Mágica». Fuente de foto: 24segundosenblanco.es

Pijadas a parte, el principal (y puede que único) objetivo de peso para una pista de baloncesto es que el equipo de casa gane los partidos en él. Y punto.
Bien sea por que la afición desconcentra al contrario, o porque los locales se hipermotivan con el ambiente y los cánticos… o por que varias galaxias se han alineado sobre su bóveda celeste y la suerte acompaña al pabellón.

Pues es justamente eso lo que todo el mundo pareció olvidar cuando se criticó tan duramente a la Caja Mágica para canturrear de alegría durante el éxodo al nuevo Palacio. Y hay que reconocer que es difícil que el Real Madrid vuelva a quedar invicto en liga regular como local en cualquier pabellón (si ocurre… ¡ole, ole y ole!), pero sí lo consiguió el año pasado y fue en la Caja Mágica.


Curiosidades de la vida, por reajustes en el calendario del Palacio de Deportes (y estar ocupado por otros eventos) el partido de ayer contra Emporio Armani se volvió a jugar en la Caja Mágica (y se jugarán bastantes más en euroliga y alguno en liga nacional). Y el equipo volvió a sentir la magia de la Caja y la afición revivió momentos del pasado pero con un enfoque totalmente diferente (y algo de nostalgia).


¡¡ Sí a la Caja Mágica !!

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Fuente de foto: euroleague.net

Rudy lo sabía bien, y tocó techo dando rienda suelta a su carga eléctrica e hipermotivación, saliendo a por todas desde el principio y dando saltos que tenían un principio pero sin final (más de uno podía haber terminado en tragedia). Las grandes estrellas, que son estrellas y les gusta serlo, actúan y brillan proporcionalmente al público que les mira y al pabellón que les rodea. En eso la Caja Mágica es ideal haciendo que su aforo de 12.500 se triplique por la amplitud y monumentalidad del recinto.

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Fuente de foto: www.palcodeportivo.com

La nueva dirección de Laso tiene una doble vertiente muy apetecible. A parte del balance de tiempos en la rotación (y de no haberse ansiado sacando a Ibaka más tiempo del que realmente podía aprovechar) que tanto nos gusta y que todos comentamos, Laso tiene otro punto fuerte que se va dando a conocer más y más. Pide, con mucho acierto, agilidad cuando ve a alguien dormido, pero también calma cuando alguien se pasa de revoluciones. Por esa razón, aunque el equipo dé mayor sensación de rapidez este año en realidad es sólo un espejismo. De toda formas ¿alguien pensaba que Messina iba a cambiar su enfoque vital estático? Bastante hizo con sobrepasar los 50 puntos por partido que le solían caracterizar en el pasado.

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Fuente de foto: www.basketcaffe.com

Y es que la aparente rapidez de este año todo el mundo la atribuye a que «por fin» hay dos bases rápidos: Sergio Llull y Sergio Rodríguez. Ay ay ay! Para mí (a riesgo de ser nuevamente apedreado) ambos son «bases del siglo XXI», es decir, escoltas de manual. Con el descontrol que transmiten, ya no puedo imaginar otra cosa que a los dos corriendo los encierros de San Fermín, con un periódico en una mano, botando el balón con la otra y esprintando como si un cornúpeta les rozara la zona sacra (o lo que algunas teorías evolutivas llaman «el rudimento de la región caudal de la columna vertebral de nuestros antepasados dotados de rabo»… el coxis, vaya).

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Fuente de foto: www.basketcaffe.com

¿Soy el único que ve a Llull corriendo siempre por delante del balón que él mismo va botando? Sólo el avestruz puede realizar esa postura tan caprichosa en carrera.
Por eso me apena (entristece y averguenza) que no se haya valorado en su momento (y llegado a pitar…) a uno de los mejores bases puros que han pasado por el baloncesto español. Pablo Prigioni (#GrandePrigioni). Pero esa es otra historia y debe ser (y será) contada en otra ocasión… 🙂

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Fuente de foto: www.indeportes.com.ar

Carroll termina de eclosionar, y resulta que lo hace allí. Todos sabemos que Jaycee es un jugador caprichoso en cuanto al suelo que pisa, y suelte tener afinidad por unos pabellones (Gran Canaria y Badalona el año pasado, por ejemplo) y por otros no (Vitoria, Alicante, etc). Carroll tiene sensores adicionales en los pies. Esto debería ser todo un indicio para los amantes de lo «no lineal».


Lo único que no tiene nada que ver con el campo y que pocos han mencionado en sus crónicas (para eso estoy yo), es la gran aportación de Begic en el partido y en todo el inicio de temporada. Sigo afirmando que es la pieza clave que le faltaba al equipo. Uno de los pocos jugadores que ha superado el famoso «síndrome del Real Madrid de baloncesto» que consiste en atontar a jugadores excelsos, convirtiéndolos en auténticas nulidades, para volver a convertirse en divinidades al abandonar el equipo (aunque algunos ya no vuelven a levantar cabeza). Tucker, Pelekanos, Velickovic, Papadopoulos, Pepe Sanchez, y un demasiado largo etcétera. Y es que realmente faltaba un hombre alto que aportara agresividad en defensa y solvencia sencilla en ataque. «Quicir», se hincha a tapones por estar siempre centrado en la defensa pendiente de las ayudas y mete casi todos los tiros de campo que realiza (no ocurre lo mismo en los tiros libres) por no construir ataques demasiado complicados y utilizar su fuerza para trazar lineas rectas al aro contrario. Ese es Mirza Begic (#GrandeBegic). Y ciértamente son sus cualidades las que buscan (entre otras, por supuesto… ni seré yo el que los compare) los aficionados en el flamante/fugaz fichaje de Ibaka, pero creo que no sabemos reconocerlas en un gran envoltorio con cara de niño inocente.

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Fuente de foto: acb.com

Con todo esto, a mi parecer, la Caja Mágica dirigió la derrota del Emporio Armani.


Conclusión. El palacio es un grandísimo pabellón, probablemente insuperable. Céntrico, rodeado de bares y estandarte madrileño donde los haya. Pero yo no dejaría que la Caja Mágica cayera en el olvido tan fácilmente, y seguiría utilizándolo para muuuuuuchos eventos de baloncesto. Si se mantiene y motiva este punto de vista, puede que estemos ante el inicio de una nueva rama tecnológica-deportiva que aglutine lo mejor del tenis y del baloncesto.


Sí al Palacio de Deportes. Sí a la Caja Mágica.

 



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