Rodrigo ‘Orquesta’ San Miguel

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Algunos talentos se cuecen mejor a fuego lento, en la soledad que confiere una existencia de apariencia anodina y progresos constantes. Algo de eso sabe Harrison Ford, que antes de obtener la condición de estrella cinematográfica, vivió durante años como honrado carpintero. Del mismo modo, el escritor Charles Bukowski, escritor maldito de cabecera para dos o tres generaciones, se ganó la vida como cartero durante una parte importante de su vida adulta. En la misma línea, apunta la progresión de Rodrigo San Miguel, cuya figura retratamos en las siguientes líneas.

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Rodrigo ‘Orquesta’ San Miguel

Pedro Fernaud

15.diciembre.2010

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Rodrigo San Miguel hizo un partido de antología ante el Baloncesto Fuenlabrada, ante el que sumó 15 puntos, 5 asistencias y un dominio del juego poco frecuente en los bases actuales. Fuente de foto: basketmanresa.com



Rodrigo San Miguel se modeló como jugador en equipos como el CAI Zaragoza de su ciudad natal y en el Baloncesto Valladolid, equipo que lo cedió al Pozuelo y el Plasencia para que se hiciera como jugador, donde dejó algunos destellos de su clase. Pero es ahora, con el Asigna Manresa, cuando el jugador maño está ofreciendo su mejor nivel.

 

A sus 25 años, el base zaragozano fue determinante este domingo en la victoria de su equipo frente al Baloncesto Fuenlabrada con 15 puntos, 5 asistencias, 3 rebotes para sumar y 2 recuperaciones para sumar un total de 27 de valoración. Como decía aquel divertido sabio, las estadísticas, como los bikinis, son importantes por lo que muestran, pero aún más importante es lo que no enseñan.

 

Lo que no expresan los números es la vibración con la que jugó este domingo San Miguel, que hizo un primer acuarto majestuoso, que a la postre fue definitorio para la suerte del choque (24-12 para el Asigna, que acabó ganando 66-54 al Fuenlabrada). Rodrigó jugó con seis velocidades, orquestó con mucho acierto y verticalidad los contra ataques y ataques en transición. Cuando tocaba contemporizar, fue capaz de ejecutar el bloqueo y continuación con la adecuada sincronía, también tuvo un acierto especial para leer las acciones de puerta atrás de sus compañeros y dar el correspondiente pase ganador.

 

El propio San Miguel reconoce que la clave de este momento dulce que vive es “La confianza máxima que me ha dado mi entrenador, Jaume Ponsarnau, gracias a la cual me siento muy a gusto en el equipo”. También reconoce otro ingrediente básico: “El trabajo. Para eso están los veranos, para seguir trabajando y  mejorando detalles de tu juego”. El caso es que viéndole jugar en la pista uno se pone nostálgico.

 

Piensas en los bases de toda la vida, en gente como Bob Cousy o Juan Antonio Corbalán. Gente que hacían de la dirección de un equipo un asunto de artesanía y carácter. Con suficiente criterio y personalidad para escoger ellos mismos la jugada más procedente para desplegar el talento de sus compañeros. También tipos solidarios, que anteponían el bien común del grupo a sus estadísticas personales.

 

Claro que eran tan buenos que al final sobresalían también en el aparado individual. Esas son las claves de Rodrigo San Miguel. Un tipo que sabe cuando tirar, cuando acelerar y frenar, cómo abrir la lata de las defensas estáticas. Un chico que durante muchos años ha crecido lento pero seguro y ahora parece progresar más rápido. El jugador más valorado de su equipo (13.4) y el mejor pasador (3.1 asistencias por velada), que no se olvida tampoco de anotar (10.5 puntos).



En suma, un mirlo blanco escondido que disfruta con su ‘anónima’ vida de hacedor de juego. Como sucedió en su momento con Ford o Bukowski, no es descabellado pensar que su nombre puede recibir los focos a corto-medio plazo. Por de pronto, termina contrato esta temporada con los manresanos…