Ricky Rubio: creatividad en estado puro

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Más de un cuarto de las mejores escuadras de este lado del charco tienen su sede en nuestro territorio. Un hecho inédito en la historia de esta competición; ningún país lo había conseguido antes. Es para celebrarlo. Felicidades pues al (por orden clasificatorio en sus grupos) Real Madrid, Caja Laboral, Regal Barcelona, Unicaja y Power Electronics. Su pegada competitiva nos exonera de referir las batallas que libraron la semana pasada y permite que pongamos el foco en dos jugones cosecha años 90. Con ellos, preparamos el paladar para el clásico que Barcelona y Real Madrid jugarán este jueves día 30 (19.00, en TVE) en el Palau Blaugrana. A un lado, Ricky Rubio, el talento del Masnou, que con poco más de 20 años ya ha sido seleccionado por la NBA y se ha colgado un oro con la selección (Europeo de Polonia) y ha ganado una Euroliga, otra Eurocup, dos Copas del Rey y dos Supercopas. De otro, Nikola Mirotic, 19 años y una leyenda tras de sí que habla de 84 de valoración en un partido de hace un par de años, mucho talento para jugar en el poste bajo y en movimiento, también un rendimiento creciente. El pasado jueves el hispano montenegrino sumó 25 de valoración en la victoria del Madrid sobre el Charleoi. En este post, te acercamos la figura de Ricky.

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Ricky Rubio: creatividad en estado puro

Pedro Fernaud

27.diciembre.2010

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La habilidad en el pase es uno de los puntos fuertes de Ricky Rubio, seguro que este jueves podemos disfrutar en el clásico de su creatividad en el pase. Fuente de foto: es.paperblog.com, agencia EFE

 

Ricky Rubio


Nombre completo: Ricard Rubio Vives.

Lugar y fecha de nacimiento: El Masnou (Barcelona), 21/10/1990.

Altura: 1’89.

Posición: Base.

Medias de esta temporada: 6.3 puntos, 5.75 asistencias y 1.83 recuperaciones en ACB.

7.4 puntos, 3.7 asistencias y 2.4 robos por encuentro en la Euroliga.


Tres razones por las que cautiva con su juego:


1) Bota el balón como si estuviera bailando funky; con una facilidad que hipnotiza. Y cuando se decide a pasar lo hace con la sorpresa y elegancia de quien ha conseguido ocultar su verdadero propósito (hacer feliz a un compañero) hasta el último momento. A día de hoy, es el máximo asistente de la ACB; en los doce partidos que ha disputado, Ricky ha sido capaz de dar una asistencia más que Marcelinho Huertas (69 por 68).



2) Una defensa a prueba de escépticos. Quizá el verdadero rasgo de genialidad de este chaval es que sobresale en las dos orillas de juego. Cuando le toca defender, despliega sus enormes brazos (tiene 207 centímetros de envergadura de los mismos) y roba balones como si lo fueran a prohibir (es el quinto mejor ‘ladrón’ de la liga). Aunque es verdad que ahora recupera menos posesiones (los ‘incautos bases ACB’ ya no lo son tanto y están sobre aviso de las habilidades de los tentáculos del fenómeno del Masnou), no es menos cierto que ha progresado en la solvencia de sus desplazamientos laterales defensivos.


3) El aura de un jugador distinto. El aura se tiene o no. Hay que nacer con ese algo indefinible que convierte a alguien en un referente de su oficio. Algo así dicen actores consagrados para explicar el talento de Javier Bardem. Y algo así podríamos decir para expresar las enormes expectativas que despierta el juego de este flamante ventiañero. Cuando juega, Ricky es capaz de dejarte boquiabierto tres o cuatro veces a lo largo de un partido. Ya sea pasando, recuperando balones o penetrando a canasta. En esta última suerte, sobresale por su destreza, coordinación y creatividad.


Tres desafíos en la carrera de Mr Rubio


1) Ganar eficacia  y consistencia en el tiro de larga distancia. No descubrimos ningún secreto si hablamos de la falta de consistencia en el tiro de tres (21.1% de acierto en la Euroliga y 17% este año) de Ricky Rubio. Y eso que había progresado en los últimos cursos (con medias, en las temporadas regulares de 40 y 43%), aunque ese acierto decrece en las rondas finales ACB. Quizá sea un problema de mecánica y seguro de confianza, pero algo nos dice que acabara mejorando en esa faceta. Bien por su cabezonería, bien  porque antes o después, cuando juegue en la NBA, le pondrán a su disposición un entrenador personal con el que progresará notablemente en su efectividad, a la manera que en su momento hicieron por ejemplo MJ Jordan o nuestro JM Calderón.


2) Mejorar en la dirección en estático. El tío Ricky tiene que aprender a leer mejor las situaciones de ataque cuando su equipo juega en estático. Personalidad no le falta para tonar decisiones. Lo único que le queda es ganar un punto de madurez que le permita fraguar con más criterio las jugadas.


3) Desarrollar su capacidad de ser un base dominante en la anotación y ganar la ACB. Relacionado con los dos retos anteriores. Si mejora su tiro de larga distancia, Ricky aprovechará las defensas flotantes que ahora le hacen. Si anota esos tiros, se convertirá en un jugador muy difícil de parar. Los defensas empezarán a tener más dudas de la cuenta…Y ese desconcierto, traducido en décimas de segunda para pensar un poco mejor, le hará ser un director de juego más exigente, al tiempo que no sólo sale beneficiado su tiro, sino también sus penetraciones a canasta (si le defienden más encima, tendrá más ventaja para hacer las fintas y sacar ventaja en su camino a canasta). Eso por no hablar de que será más completo y también le será más fácil desarrollar sus creativos pases ganadores. Esa mejora ayudará a ganar a su equipo la liga ACB, el único título que se le resistió al Barça la temporada pasada. Si eso sucede, es bastante probable que el año que viene Mr Rubio sea el point guard de Minesota.



Resumen con vistas al clásico


Rubio hace magia cuando está en cancha. La crisis de identidad que ha tenido en el Mundial de este verano y el arranque de esta temporada lo hará más fuerte de carácter. Las crisis son necesarias para crecer como jugador de élite. Y tener mucho talento no te libra de ellas. Seguro que este jueves Mr Rubio nos regala acciones imprevisibles, donde quedará de relieve su destreza para fabricar situaciones ventajosas para compañeros o lanzar con un deje de espectáculo el contraataque.