Pep Cargol: el chico que desafío a Bird, uno de los héroes de la octava

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Algunos jugadores entran en la memoria colectiva por el fulgor de algunas de sus actuaciones. A esa estirpe pertenece Josep Cargol Costa (Sant Joan de Fronts, Girona). Esta clase de jugadores no son exactamente unos ganadores vocacionales. Tampoco el hombre que más simpatías despiertan en el aficionado medio. Pero su clase, y sobre todo sus intangibles, son materia esencial para edificar los éxitos de un equipo. En este post indagamos en la trayectoria de un obrero cualificado del mundo de la canasta. Un tipo de momentos, que lo mismo se atrevía a poner en aprietos al legendario Larry Bird, cuando la NBA todavía era un planeta lejano y extraordinario, que se convertía en uno de los puntales de la consecución de la octava Copa de Europa lograda por el Real Madrid de baloncesto, en aquel equipo en el que también estaban, entre otros, Arvydas Sabonis, Joe Arlauckas y Antonio Martín. Hoy recordamos al gran Pep Cargol.

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Pep Cargol: el chico que desafío a Bird, uno de los héroes de la octava

Pedro Fernaud

 

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Pep Cargol es uno de los mejores aleros modernos que ha tenido

el baloncesto español. Fuente de foto: acb.com.


Un alma a medio camino entre chico de los recados y héroe anónimo que prefiere la discreción del trabajo diario en, por ejemplo, la corte del Rey Arturo. Imágenes así vienen cuando un piensa en Josep Cargol, un chaval adelantado a su tiempo. Su talla, 2,04, su coordinación y sus notables condiciones técnicas hicieron que el Real Madrid lo reclutara rápidamente. Debutó con el equipo blanco a los 19 años y permaneció en él hasta que las huestes blancas desempolvaron lo mejor de su leyenda para ganar aquella Copa de Europa cuya final se disputó en Zaragoza en el año 95.


En su primera temporada como jugador blanco coincidió con talentos de la talla de Fernando Martín, Drazen Petrovic y Jhonny Rogers. Rápido, resistente, aplicado en defensa, con buena ética de trabajo, heredado quizá de sus antepasados payeses en Girona (al ver su careto serio y concentrado es inevitable pensar en el mítico Josep Pla). Lo tenía todo para triunfar. En cierto modo, lo consiguió porque no se puede definir de otro modo su notable palmarés.


Una hoja de méritos en la que, en el apartado de club, se incluyen 1 Euroliga, 1 Recopa, 1 Copa Korac, 2 Ligas, 2 Copas. Títulos todos logrados con el Real Madrid. En el caso de la selección española, logró una medalla de bronce con el combinado absoluto en el Europeo de Roma, en el 91. Así como un campeonato mundial con la selección sub 22.


Tras permanecer ocho años en la disciplina merengue, el tío Pep desarrolló un periplo nómada que haría palidecer al mismo Equipo A. Jugó con el equipo de su tierra (entonces Valvi Girona), con el Benfica portugués (pura aristocracia del baloncesto luso), el Caja San Fernando, el PAOK Salónica (clase dirigente del país heleno), Gijón Baloncesto y el CAI Zaragoza.


Actualmente vive en Zaragoza, donde se gana las habichuelas como comentarista radiofónico. Como comentarista es analítico e irradia esa misma serenidad con la que competía. La serenidad reconcentrada que le permitió ofrecer su mejor rendimiento en los momentos más importantes de su carrera.


La misma con la que hizo pasar un mal rato a Larry Bird en el Open Mcdonald que se celebró en Madrid en el año 88. En ese evento, donde primero el Madrid se deshizo del Scavolini de Pesaro y luego los Celtics de la selección yugoslava, Cargol anotó con fluidez e inquietó tanto a Leyenda Pájaro que, dice el mito, cuando terminó el partido éste preguntó por el lampiño que le había cerrado tantas puertas. El Madrid, liderado entonces por Drazen Petrovic, Fernando Martín y Jhonny Rogers, presentó bastante batalla, para acabar sucumbiendo con dignidad (111-98).

 

 

 

También merece ver las imágenes de la consecución del octavo campeonato de Europa, frente al Olympiacos (73-61), partido en el que Cargol tuvo un rol protagónico.

 

 

 

 

Sea como fuere, Cargol ha quedado en el recuerdo colectivo como un jugador con clase capaz de hilvanar actuaciones de gran inspiración. Esa estampa es una buena prueba de la calidad (y duración) de su carrera deportiva. Gracias Pep.