Milagro Amaya

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Los nervios atenazaron al equipo español en el partido más importante del campeonato. La selección de José Ignacio Hernández jugó crispada y sin la pausa necesaria para sintonizar su mejor versión. Enfrente, Francia aprovechó ese desconcierto para gobernar el marcador durante buena parte del choque. Tanto fue así que las galas lograron disfrutar de una ventaja de 13 puntos. Matemáticas. Lo que no pueden explicar los números es el corazón de Amaya Valdemoro, la jugadora de este partido de cuartos con 28 puntos. Maya forzó la prórroga con un prodigio de canasta, de costa a costa, cuando el cronómetro casi no tenía décimas para incluirla en el tiempo reglamentario. A partir de ahí, cinco minutos de redención para nuestro combinado, plenos de defensa, rebotes bien cerrados y acierto en ataque. El acierto de saberse en un lugar privilegiado de este deporte. En la noche de este sábado, a las 20.45 (Marca TV), España peleará con EEUU por un puesto final. Parece improbable, pero no imposible. Con Amaya esa palabra no existe. Por eso es de ley el emocionante tributo que le dedica aquí Rosa Vara de Rey.

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Milagro Amaya

Rosa Vara de Rey

02.actubre.2010

 

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Amaya Valdemoro fue la jugadora más valiosa del partido; por estadísticas,

por intangibles…Por liderazgo. Fuente de foto: Reuters, marca.com.

 

Son las 22.52 del uno de octubre de 2010. Hace menos de cinco minutos que ha terminado un partido, pero no era uno cualquiera porque… ¡España está en semifinales de un Mundial! Por lo tanto escribo esto en un día histórico para el baloncesto de mi país. Estoy orgullosa de la fe, el trabajo, la motivación y la garra que han demostrado todas y cada una de las jugadoras del combinado nacional; muy orgullosa.


Aunque si hoy me siento así es especialmente por culpa de alguien a la que no es difícil poner nombre y apellido. Se llama AMAYA y se apellida VALDEMORO y lo pongo en mayúsculas porque es la mejor jugadora del mundo. Puede que no sea la más alta, o la que mejores porcentajes de tiro tenga en todo el campeonato pero yo no he conocido a ningún profesional del baloncesto, chico o chica, que tenga tantas ganas de escribir su nombre con letras de oro en la historia de este deporte en España.


No voy a escribir sobre su palmarés porque para eso están las enciclopedias, tampoco voy a recordar todos los equipos y ligas en los que ha militado porque, sinceramente, lo que me apetece ahora es gritar a los cuatro vientos que yo he visto jugar a Amaya Valdemoro, que mañana mismo me voy de tiendas a buscar esa muñequera y esa cinta roja y gualda que lleva puesta, que ya estoy pidiendo cita con el alcalde de Alcobendas para que una calle lleve su nombre o si hace falta me reúno con la mismísima Esperanza Aguirre para montar un gran recibimiento en Madrid. Sus lágrimas al acabar el partido y sus puños en alto han sido las lágrimas y los gestos de felicidad que hemos tenido todos lo que amamos este deporte hace un rato.


Podremos ganar o perder (lo más probable) ante Estados Unidos, pero lo que nos han transmitido las chicas esta noche será difícil de olvidar. Estoy muy contenta por todos los que hacen un esfuerzo porque el basket  femenino tenga su hueco y estoy contenta por nuestra madrileña de Alcobendas porque si alguien se lo merece esa es ella. Muchas gracias, Amaya, por permitirnos vivir un día histórico.