La interpretación de los sueños

Dinámicas positivas y negativas enfrentadas, el optimista Fuenlabrada derrotó 89 – 79 a un deprimido Unicaja Málaga [Foto portada: Alba Pacheco /EnCancha.com]

La interpretación de los sueños
Theobald Philips

Foto: Alba Pacheco /EnCancha.com

Foto: Alba Pacheco /EnCancha.com

– Está bien, señor P…, túmbese en el diván y cuénteme qué es lo que le pasa.
– No sé doctor, es algo extraño. Vengo de un año de grandes éxitos, en los que todo el mundo alababa lo bien que lo hacíamos, seguimos igual, trabajando duro, día a día, haciéndolo lo mejor que podemos pero, sin embargo, no conseguimos hacerlo bien. Se nos escapa de las manos, como en esos sueños…
– ¿Sueños? Cuénteme, señor P…, cuénteme esos sueños.
– Verá, empezamos el partido y es como si las piernas nos pesaran, como si fueran de granito. Intentamos seguir a nuestros rivales pero, estos, parecen volar delante de nosotros y, por mucho que lo intentemos, nos superan una y otra vez, penetrando como cuchillos hasta el mismo aro, dejando bandejas fáciles o devolviendo el balón al perímetro para machacarnos sin piedad. Por más que lo intentamos, es como si nos hubieran pegado los pies al suelo. No fallan una, y nosotros solo podemos verles cómo anotan una y otra vez.
– ¿No podría ser un muestra de apatía, de cansancio, señor P…?
– No, doctor, es extraño, porque no nos rendimos. Aunque veamos penetrar a esos rayos naranjas -especialmente uno montado en un caballo desbocado y llevando una bandera serbia-, aunque nos bombardeen a triples, seguimos esforzándonos. Y, en ataque, las piernas parecen no pesar, saltamos como canguros y cogemos una y otra vez los rebotes ofensivos, enmendando nuestros errores y consiguiendo un poco de alivio. Es muy extraño.
– Entonces ¿desaparece la opresión?
– No, la sensación vuelve una y otra vez. Nuestros pies clavados al suelo en defensa, y de repente el rival que parece infalible pero que no consigue irse del todo porque nosotros cogemos muchos rebotes en ataque. Presionamos a todo el campo, subimos la intensidad, hacemos falta…pero nada, miramos el marcador y seguimos detrás. Incluso al llegar al descanso nos han ampliado a 15 puntos la ventaja que en el primer cuarto era de solo 9. Es correr y correr para no moverse del sitio; muy angustioso.

Foto: Alba Pacheco /EnCancha.com

Foto: Alba Pacheco /EnCancha.com


– ¿Y entonces se despierta?
– No, el sueño va a peor. Un tipo delgado y larguirucho que se parece a Lucky Luke se lía a dispararnos su revólver desde lejos, algunos de esos disparos haciendo hasta dos o tres corbatas. Ya no es que estemos cerca y no podamos alcanzarles, es que juegan muy fácil, borrándonos del mapa. Se van de 20, 25, qué se yo… Grito e intentamos juntarnos con todas nuestras fuerzas, romperles el ritmo, que pierdan balones, que no lleguen a tirar. Parece que lo conseguimos, que por fin el agua no nos llega al cuello pero, a la hora de la verdad, cuando volvemos a mirar el marcador…seguimos de 11 abajo. Da igual que les metamos un 3 – 19 de parcial, seguimos otra vez como al principio…
– Muy extraño, señor P…
– Sí, pero ahí no acaba la cosa. Al final, cuando parecía que estábamos más ligeros, que con defensa y balones interiores podríamos solventar el partido, aparece un tipo bajito y con cara de mala leche. Es como el enanito Gruñón moviéndose aquí y allá; pero da igual donde se encuentre, se levanta y las mete desde cualquier sitio, esté solo o tenga un tío encima de la chepa. Pim, pam, pum, Gruñón otra vez, haciendo que se nos vaya la cosa de las manos. Otra vez la amenaza de ridículo, otra vez esforzarnos y correr…para acabar de despertarme cuando, con horror, volví a ver…que habíamos perdido de 10. Como si no hubiéramos hecho nada.
– Un jinete serbio desbocado, Lucky Luke, el enanito Gruñón, sin duda significa algo, señor P… ¿algo más que le llamara la atención?
– Bueno, al final, justo cuando estaba a punto de despertarme, apareció también de repente un jovenzuelo inesperado…
– Sin duda es un caso perdido para este domingo, señor P… pero seguiremos trabajando en las próximas sesiones. No se preocupe, tiene cura. El señor C… mi próximo paciente, estaba este verano con una sensación muy similar a la suya y, ahora mismo, plenamente curado, voy a darle el alta para que vaya a disfrutar unos días a La Coruña. Hasta pronto, señor P…