La hora de los valientes

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El Caja Laboral asaltó por segunda vez consecutiva el Palau Blaugrana (69-70), en un partido en el que siempre fue por detrás en el marcador. Así hasta el último cuarto, cuando los baskonistas cobraron una ventaja que resultaría definitiva. El cuadro vasco ganó ese parcial por siete puntos (16-23). La clave del encuentro estuvo en la defensa numantina de los visitantes, agresiva y paciente. Los ‘jugones oficiales,’ Navarro y Spltter, estuvieron desaparecidos. En este ambiente, dieron un paso adelante dos valientes como Mickeal y San Emeterio, la clase de jugadores que suben su nivel cuando la mayoría de sus compañeros acusan la presión.

 

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La hora de los valientes

Pedro Fernaud

 

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Antonio Mercero es un director español que ha logrado buenas audiencias y reconocimientos como director de cine y, sobre todo, como facturador de series de éxito en el medio televisivo. Hace 12 años, cinceló una emocionante película llamada ‘La hora de los valientes’. Esta cinta narra las peripecias de un celador (Gabino Diego), de ideología anarquista y carácter ingenuo, que pone en peligro su vida para preservar un autorretrato de Goya en plena guerra civil. La historia oscila entre la comedia y el drama, entre el romanticismo y el drama.

 

LaHoraDeLosValientes

 

Quizá como la vida misma, quizá como el partido de este sábado en el Palau Blaugrana. Ganó el equipo más rocoso de mente. El que tuvo más paciencia y fortaleza. También el que, como diría Cesc Fabregas, “no tuvo miedo a ganar”.

 

El choque despegó con un Barça en su mejor versión. Los azulgrana estaban comandados por Pete Mickeal, voraz en la anotación (19 puntos), y un completo Terrence Morris (12 puntos y 8 rebotes), que le ha birlado la titularidad a Fran Vázquez justo en el momento en que parece que éste va a ser el sustituto de Pau Gasol en el mundobasket de Turquía.

 

Enfrente, el Caja Laboral arrancó el partido con malos síntomas: dispersión en defensa y precitación en ataque. Splitter se desesperaba porque la defensa local tejía una red de ayudas que hacía imposible que le llegaran balones en condiciones. Así las cosas, los blaugrana se fueron al descanso con una renta de cinco puntos (38-33).

 

En un ambiente con tanto voltaje defensivo, costaba una enormidad meter una canasta, casi tanto como ver sonreír a Fabio Capello cuando la camarera de su hotel sudafricano le sirve zumo de naranja. Navarro sufría defensas con dos o tres tipos encimándoles la entrada a canasta. Y cayó en la trampa: se picó con la situación, se lo tomó como algo personal y olvidó buscar a los compañeros que, por fuerza, quedaban en buena posición de tiro a resultas de esa defensa caníbal.

 

En esta ambiente en el que había más manotazos que destreza, triunfa el estilo de Marcelinho Huertas. El base brasileño juega como si estuviera en una fiesta. Donde unos sólo ven bellas mujeres inabordables (escuadrones de superatletas negándole posiciones cómodas de tiro), él ve un estupendo aliciente para beber caipirinha (dribal con un bote desinhibido), sonreír a la chica de catálogo y ganarse su interés a base de sentido del humor y confianza (es decir, tiros heterodoxos que encuentran canasta porque su autor los prueba con una pegadiza mezcla de confianza, alegría y destreza).

 

El Barça tiene tantos recursos que no perdía demasiada comba. Lakovic exhibía su puntería y algunos de sus jugones, como Ricky, encontraban soluciones imaginativas a situaciones muy complicadas.

 

Pero no fue suficiente. El Caja Laboral estaba obstinadamente convencido de su victoria. Representando como nadie sus intereses, Fernando San Emeterio, que sumó 19 puntos, con una prodigiosa serie de aciertos en triples (3 de 4).

 

San Emeterio es como el protagonista de ‘La hora de los Valientes’. Anarquista en su aspecto e ingenuo en el mejor sentido de la expresión: ingenuo de esos que creen que la victoria les pertenece porque han trabajado y sudado como el que más. El escolta cántabro volvió a dejar fintas y penetraciones a canasta para la antología. Son los movimientos de un jugador salvaje, que tras guiar a su equipo al campeonato quiere insuflar su empuje a la selección.

 

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foto: acb.com 


Sea como fuere, un fallo de Ribas en el pase y una antideportiva del propio jugador cántabro (sobre Basile) dieron un último aliento al partido. Uno abajo los locales. Poco más de un segundo por disputarse. Ricky al pase. Pero el de Masnou marró la posesión, su viejo joven socio Ribas leyó sus intenciones. La serie está incendiada.

 

Pero no se apuren. Queda más metraje para que esta peli de acción conceda focos a una serie de jugadores valientes que no quieren que la liga se apague sin antes mostrar su heroísmo. Gente como Navarro y Ricky. La emoción está asegurada. De momento, reinan los valientes de un sargento de hierro que está llenando de riqueza táctica esta batalla naval contra los emperadores de Europa. Enfrente, Xavi Pascual avisa: “No estamos muertos. Este equipo tiene mucho orgullo”. Es tiempo de valientes.