La eterna excusa de la falta de identidad

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Capacidad crítica y lucidez. Con esas herramientas, Daniel Molina compone un ensayo cargado de sentido común sobre por dónde pasa, o puede pasar, el futuro del baloncesto.

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La eterna excusa de la falta de identidad

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Daniel Molina

22.noviembre.2011

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Tiago Splitter personifica como pocos jugadores el tiempo de baloncesto del que habla Dani Molina en su reflexión. Hoy en Valencia, mañana en San Antonio y pasado…Dios sabe dónde. Menos mal que clase no le falta al muchacho. Fuente de foto: nba.com


Me encuentro el otro día un artículo del señor José Luis Sáez, presidente de la Federación Española de Baloncesto, que pretende ahondar en la preocupante pérdida de arraigo y tirón que están sufriendo las competiciones baloncestísticas de nuestro continente.

 

Y digo pretende, porque, una vez más, y como  siempre sucede con estas pseudoreflexiones de personajes relevantes por su posición, cuyas aportaciones sí podrían tener una trascendencia que diera lugar a un debate capaz de impulsar un movimiento para promover cierto cambios en lo errante, se queda simplemente con los posos, en lo superficial, que deja también un tufillo demagógico.  Para  qué profundizar en un ejercicio de prospección, que eso de pensar y remover las cosas es muy cansado.

 

Nos cuenta que “el escenario actual lo conforman competiciones cada vez más aisladas del resto” componiendo un “rompecabezas de campeonatos de definición geográfica sólo teórica cuya aparición y desaparición no hacen sino multiplicar la confusión” (para esto sólo nos cita el ejemplo del Maccabi). También nos cuenta que existe “una pérdida de identidad en la configuración y preservación de las plantillas” (cierto, pero esto no es algo que afecte sólo a este deporte, ni que sólo suceda en Europa. Será que la sociedad evoluciona con los tiempos, pero el deporte no puede hacerlo para no perder ciertos rancios valores) y que “la gran Marca Baloncesto ha quedado diluida en un sinfín de marcas, muchas de las cuales carecen de la potencia necesaria para contribuir a su crecimiento pero no de la capacidad de impedirlo” (¿?).


Por último, señala que “el baloncesto en Europa se halla sumido hoy por hoy en una crisis de identidad sin precedentes, que no es general (ningún otro deporte la sufre) ni coyuntural (el proceso viene de mucho más allá de la actual crisis) sino particular y sistémica” (¿de dónde viene entonces?, ¿en base a qué se permite la licencia de apuntar que sólo sucede en el baloncesto?) y que “se hace más urgente redefinir una política estratégica global y común” (¿a qué están esperando a poner ya una sola idea encima de la mesa?).

 

En resumen: bla, bla, bla, bla y bla. Palabras vacuas escritas, aserciones sin fundamento ni ideas, carentes de análisis riguroso. Lo mismo que llevamos oyendo años, sin que nadie mueva el culo de la silla y haga algo, o que al menos agite para que pasen cosas.

 

No hace falta ser un lince para poder decir desde la butaca de la percepción de aficionado aquí en España, que la raíz principal del problema de este nuestro baloncesto (dejando al margen la sobrevalorada NBA) está en una falta absoluta de PROMOCIÓN que capte más aficionados o que simplemente asiente los que ya existen. En definitiva, una divulgación mediante diferentes cauces y plataformas que haga atractivo el producto incitando a la gente a consumir Baloncesto.  A partir de ahí, podemos discutir de si el árbol tiene más o menos hojas y si aún puede crecer echando abono o regándolo más.

 

Es muy lamentable que casi todos los extensos noticiarios deportivos (más los televisivos que los radiofónicos, porque estos últimos a veces tiene el detalle de dedicarle hasta más de un minuto) no hagan ni una sola mención a los resultados de nuestra liga o la propia Euroliga (no digamos ya Copa Uleb u otra competición menor), sin embargo te planten diariamente las “diez mejores jugadas de la jornada en la NBA”. Frustrante que para acceder a información en una web deportiva de carácter masivo haya que estar rebuscando entre las noticias marginales (sobre competiciones continentales me refiero), o que no exista ni un solo programa especializado en las propias cadenas que “explotan” los derechos.

 

Existen plataformas más que suficientes, existe mercado potencial, existe una selección triunfadora y que engancha, y además es que la NBA, esa competición que casi todo lo acapara, nos está dando una tregua para que disfrutemos de mejores jugadores y se piense en fórmulas. ¿A qué esperan entonces?

 

En cualquier caso, esto último es algo sobre lo que me gustaría disertar en una próxima entrada, porque si no se va hacer muy largo. Para concluir agradecer a fiebrebaloncesto su encomiable esfuerzo contribuyendo a la causa, porque por pequeño que sea el granito todo aporta, no así el inmovilismo.

 



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