La caballería polaca y la fascitis plantar

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“Por fascitis plantar se entiende una inflamación aguda de la aponeurosis plantar, que es una estructura de tejido conjuntivo que se sitúa en la planta del pie para sostener el arco plantar (…) El síntoma más común es el dolor en la parte inferior del talón que generalmente es agudo en la mañana y va disminuyendo a lo largo del día (…) Los hallazgos del examen típico abarcan: – Hinchazón leve – Enrojecimiento – Sensibilidad en la parte inferior del talón” (Torrijos, A., Abián-Vicén, J., Abián P. y Abián M. “El tratamiento de la fascitis plantar”, Journal of Sport and Health Research 2009, 1(2):123-131)

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La caballería polaca y la fascitis plantar

Theobald Philips

17.enero.2013

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Los jugadores estudiantiles, tras barrer a un desngelado Barcelona Regal y esperar ansiosos el final del JOV-BLU, celebraron con los suyos la clasificación para la Copa. Hasta la fecha, a pesar de lo que diga TVE, Anne Igartiburu no ha hecho declaraciones al respecto. ACB Photo / A. Martín


Perdónenme ustedes, señores fiebreadictos, por la tardanza en la publicación de esta crónica, pero es que antes de remitírsela a nuestro insigne líder espiritual, he tenido que realizar dos exhaustivas investigaciones.


La primera ha sido médica y, es curioso, pero, por más que he buscado, me ha sido absolutamente imposible encontrar otros síntomas o signos de la fascitis plantar distintos de los indicados en el artículo de la introducción. Además, es que no se trata ya de que no haya antecedentes de que esta dolencia produzca la falta de ganas, desmotivación, ausencia de agresividad y/o comportamiento quejicoso que tanto pusieron de los nervios a nuestro Jordi Perramón, sino de intentar explicar que esos extraños y no registrados síntomas psico-físicos de la fascitis en realidad son sufridos no por el propio enfermo, sino por las personas de su entorno laboral.


La segunda investigación, como ya anticipé en mi propio Twitter, ha sido química: comprobar otra vez la composición del azúcar marca Hacendado, por si la sustancia blanca que eché en mi café aquella mañana contenía algún tipo de sustancia alucinógena. Al fin y al cabo, lo que se vio el domingo no fue ya una victoria del Estudiantes, que yo daba como posible, sino algo así como si, en septiembre del 39, los lanceros de la caballería polaca hubieran cargado sobre los panzers alemanes y, al embestirlos, los hubieran volcado sin ningún esfuerzo, sin sufrir daño alguno.


Ya desde el minuto uno quedó claro que Estudiantes no iba a especular. Carl English, en la primera jugada, inauguró el marcador desde la media distancia y, en la subsiguiente, Pete Mickeal recibió un taponazo de Tariq Kirksay que le sacó definitivamente del partido (3/13 t.c., 3 tapones recibido, -4 val.).


Xavi Pascual había salido con Sada sobre English (con no demasiados buenos resultados, como se ha visto) y Saras, que se suponía debería hacer de Navarro, ocupándose de Granger. Además, estaba clara la orden de hacer doble y hasta triple ayuda cuando Gabriel recibiera al poste bajo. En ataque, la consigna parecía ser Lorbek, Lorbek, Lorbek. Por los locales, el base uruguayo rápidamente se dio cuenta de la superioridad que se le concedía y decidió coger un protagonismo que no fue a mayores por la falta de acierto, y Germán, imposibilitado totalmente por la defensa para generar juego, fue sentado por Vidorreta al ritmo de una caliente conversación banquillera que centró al de Caracas.


Así las cosas, discurrieron 7 minutos de aparente igualdad (11-10), con la caballería colegial tirando siempre del carro y los panzer azulgrana esperando su momento para arrollarlos. Fue el momento en que Pascual dio descanso a Tomic para dar entrada a Jawai. Y, a mi juicio, también debió de ser el momento en que cursó la orden de dejar de meter balones al poste bajo desde la posición de 3/4 para empezar a hacerlo en vertical al centro de la zona, donde un bosque de manos estudiantiles lo robaban para salir corriendo al ataque, ya fuera al ritmo de Jaime Fernández (que hasta homenajeó a La Bomba) o de los triples de Daniel Clark. Si esas fueron las órdenes, dieron absoluto resultado pues la bocina paró el marcador en 20-14.


Cuando se reanudó el juego, descubrimos un nuevo e imposible síntoma de la fascitis plantar que, además, afecta no ya al entorno cercano, sino que coge el AVE para venir a Madrid: convierte a los pívots ingleses que solo tiran de 3 en Dennis Rodman. Clark, sin perder el acierto del 6’75, empezó a recoger del tablero lo que sus compañeros fallaban, que era poco pues en muchos casos sus tiros eran bandejas en alley-oop, de Bebe Nogueira sobre todo, tras volver a robar el balón en el enésimo pase flojo al centro de la zona. Pero es que si la pelota no era robada y llegaba al pívot azulgrana, daba pena ver a Lorbek, ese mismo Lorbek que en el poste bajo baila claqué, intentar girarse a un lado y a otro, haciendo pasos y poniendo una cara de absoluto desamparo que nunca había visto en el normalmente impasible jugador esloveno.


Lo que no robaba Estudiantes lo taponaba y, lo que no, lo reboteaba. Y daba igual que fuera Granger, Fisher o Fernández, que el ritmo era el que sonara en la calle Serrano. La diferencia fue aumentando paulatinamente hasta que, al descanso, mirábamos incrédulos el 42-26 que nos devolvían las esquinas del Palacio.


El triple de Huertas, el segundo partido de la final 2012, por un momento, justo el tiempo que tardó Lamont Barnes en anotar dos canastas, una de rebote ofensivo y otra tras robo, que fueron rematadas por el serio English con una recuperación y otra cesta más. “El principio del tercer cuarto es clave”, sí, dejó claro que con un 6-0 de parcial, la remontada se dejaba para otro día. Y así estuvimos hasta el final, con la caballería estudiantil volcando con sus lanzas los tanques azulgrana, en los que solo el acierto de C.J. Wallace en el triple y el pundonor de Jasikevicius, caricatura del jugador que fue, pretendieron salvar el honor de… perder por menos de 30 (88-66).


Tras los cuarenta minutos, tuvimos el quinto cuarto, el del speaker atendiendo al buffering y el streaming(¡grande Pobla!) del desesperante Orange Arena, cantando la menguante ventaja de la Penya, el de los redactores que no fuimos a la rueda de prensa para ver en el ordenador de unos compañeros de la radio la carita de Moncho López al ver que podía llegar a hacerlo, el del Palacio con media entrada esperando angustiado que aquella entrada de Rodríguez no entrara, el de Arsenio y sus muchachos dando paso a Corazón Corazón cuando faltaban cinco segundos, el del grito de alivio y el de los jugadores de Estudiantes subiéndose a la grada a celebrar con la Demencia la tan merecida Copa del Rey.


Fue como si, además de volcar los panzers alemanes con las lanzas de su caballería, el gobierno polaco hubiera recibido la noticia de que, en el este, las tropas soviéticas habían sido rechazadas ¡Qué grande es el baloncesto!


P.D.: desde aquí este cronista se une (ya estaba unido) al mensaje de apoyo que el speaker del Estu envió a Onda Madrid, única emisora de radio que, realmente, apoyaba el baloncesto. Y yo, que no me gusta el fútbol, se de lo que hablo #DeportesOndaMadridForever


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