JC homenajea a Will Smith

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Pese a lo que pueda indicar la abultada diferencia a favor (86-54), España tuvo tiempo para probarse en diferentes géneros cinematográficos ante la nación del planeta con más densidad de población de jugadores NBA. El choque despegó con una buena ración de cine bélico. Los chicos de Maljkovic se emplearon con una intensidad cercana al karate press y dificultaron mucho las líneas de pase en defensa, con los consiguientes robos de balón. De segundo, en ataque hilvanaron una serie de acierto importante, amparados en una buena ración de rebotes ofensivos, producto de los remanentes de energía con la que se estaban empleando en la retaguardia.

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JC homenajea a Will Smith

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Pedro Fernaud

14.septiembre.2011

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Navarro compuso un recital de acierto para desfigurar el juego de una peleona Eslovenia. Fuente de foto: marca.com


Pese a lo que pueda indicar la abultada diferencia a favor (86-54), España tuvo tiempo para probarse en diferentes géneros cinematográficos ante la nación del planeta con más densidad de población de jugadores NBA. El choque despegó con una buena ración de cine bélico. Los chicos de Maljkovic se emplearon con una intensidad cercana al karate press y dificultaron mucho las líneas de pase en defensa, con los consiguientes robos de balón. De segundo, en ataque hilvanaron una serie de acierto importante, amparados en una buena ración de rebotes ofensivos, producto de los remanentes de energía con la que se estaban empleando en la retaguardia.


Por cierto, liderando la ofensiva verde estuvo Mirza Begic, que ha cuajado un interesante Europeo y se llegó a poner bastante impertinente con los hermanos Gasol. El gigantón esloveno (2’16) es muy móvil y tiene carácter. A nadie pasa por alto que este año, sin el ahora bilbaíno Fisher, éste tipo tendrá minutos de sobra para demostrar su clase y hacerse con más responsabilidad en un Madrid en el que será el sustituto directo de un hambriento Ante Tomic.


Pero, claro, ese nivel de entrega no se puede mantener durante cuarenta minutos. Menos si tu equipo tiene menos fondo de armario que Tarzán. Aun así, fue conmovedor (y acongojante) el arranque de partido de los balcánicos, que terminaron el primer cuarto con una ventaja de siete puntos (23-16). Sea como fuere, ese inicio de partido ya nos dejó buenas muestras de la facilidad para encontrar la canasta de JC Navarro, autor de 26 puntos (diecisiete de ellos en el tercer cuarto, máximo artillero del encuentro) cuando apareció The End en la cancha lituana.


Antes de llegar a ese punto, hubo tiempo para una buena dosis de acción. Tras el intercambio de proyectiles, en los que los villanos cogían una posición dominante, los productores decidieron que no había necesidad de hacer pasar un mal rato a los espectadores (ibéricos ) y ‘la roja’ se puso a repartir mandobles a lo Chuck Norris.


De acuerdo, fue algo más sutil que las caricias que suele repartir el tío Chuck, digamos que el asunto se pareció a la ironía concluyente de Bruce Willis, comparación que ilustra mucho mejor la sonrisa de ganador que se les puso a Pau Gasol (que optó por el rol de Conan para rebañar 16 rebotes del aro) y JC Navarro, autores del modo turbo con el que la selección le endosó un bonito parcial a los eslovenos (9-2). Así las cosas, los nuestros se fueron al descanso con una cómoda ventaja (35-31) al descanso.


Después de éste, tuvimos la suerte de contemplar un musical. Navarro se cambió el traje y empezó a cimbrear sus caderas al más puro estilo Travolta para homenajear a algunas de las mejores películas del género en los años 70, con canastas de todos los colores y bailes corporales (fintas, botes, engaños) que dejaban en una danza solitaria a sus parejas de baile balcánicas…


España descosió el partido y el resto de jugadores españoles se contagiaron del talento del capi. Una facilidad que pagó cara JM Calderón, cuyo limpio triple esquinado fue demasiado para el humor de perros de Goran Dragic, máximo anotador esloveno. El ahora jugador de los Rockets propinó un empujón al play maker extremeño, que acabó el encuentro con una buena dosis de hielo para calmar el dolor de un tobillo lastimado fruto de ese percance.


Por un momento, el partido se puso bronco y Navarro (insaciable devorador de géneros a la manera de Will Smith) se puso el traje (de acuerdo, el músculo no acompaña mucho) de Mohamed Alí. Hubo falta técnica para ambos y, como diría Chaves (Don Manuel), pelillos a la mar. Aunque siempre es reconfortante saber que tu capitán está dispuesto a partirse a la cara cuando se cruza en tu camino un corsario con mal perder en el juego de las cartas.


España ya tenía cocinado el partido y fue entonces cuando vimos algún atisbo de nuestros cachorros NBA (los tapones y puntos de Ibaka y algún pase de Ricky) y la actitud de gente que nunca deja de estar enchufado en el encuentro, como Sergio Llull, autor de un fantástico triple con nieve que puso la rúbrica a la circulación de pelota de una selección que promete una historia coral a lo ‘Vidas Cruzadas’ en su próximo choque de semifinales (séptima vez consecutiva que nuestro equipo llega a este jalón en un Europeo). El espectáculo debe continuar…

 



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