Huracán blanco

El primer partido de la gran final había arrojado ya señales premonitorias de la superioridad merengue, pese a que el arreón final de un talentoso Hezonja apretara el electrónico de forma sorprendente. Pero el torrente de juego y espectáculo quedaba reservado para la segunda cita, celebrada ayer en un abarrotado Barclaycard Center (12.924 espectadores). El Barcelona de Xavi Pascual creyó que resguardarse en el pabellón capitalino les salvaría del huracán blanco, sin recordar los devastadores efectos que la tropa de Laso es capaz de desencadenar.

La furibunda puesta en escena de los locales, superlativos tanto en ataque como en defensa, se llevó por delante al trabajado equipo azulgrana, que viene sufriendo más de la cuenta a domicilio esta temporada. 31-10 el demoledor parcial del primer cuarto, con 5 triples sin fallo de un Llull en éxtasis. Si el de ayer fue el último partido del base madridista en casa, no pudo dejar un mejor recuerdo en la alucinada hinchada merengue.

Fallar no era una opción para Llull. Fuente de la fotografía: acb.com

El conjunto visitante era un saco de boxeo que encajaba golpes de toda condición y perdía balones con idéntica facilidad, mientras se agarraba a la inspiración de Doellman para evitar un ridículo mayor. La pulcritud técnica del de Cincinnati en todas sus acciones es siempre un regalo magnífico para los buenos aficionados a nuestro juego, pero ayer resultaría insuficiente.

Con Tomic y Hezonja perdidos esta vez para la causa, las miserias barcelonistas tanto a la hora de proteger su aro como a la de defender el pick&roll central quedaban a la vista de todos. Rudy, Ayón (magnífico el esfuerzo del Titán de Nayarit, batallando contra sus problemas físicos) y Carroll aportaban puntos al inagotable caudal blanco, mientras el resto de compañeros trabajaban de manera incansable. El intercambio de canastas era un lento e inexorable suicido para los de Pascual, en una batalla que había quedado resuelta tras los 10 minutos iniciales.

100-80 el resultado final, con los 24 puntos (6/8 triples) y 5 asistencias de Llull a la cabeza de la exhibición coral (11 triples totales anotados de 18 intentados). El Real Madrid viaja a la Ciudad Condal a una victoria de proclamarse campeón de la Liga Endesa, y cerrar así una conjunción de títulos que hace 40 años que no se da en la casa blanca: el famoso triplete.

El vuelo imparable de Nocioni hacia el aro, metáfora de lo ocurrido en la matinal del domingo. Fuente de la fotografía: sport.es