Factor Oleson

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Brad Oleson, fichado y luego descartado por el Madrid este verano, fue el factor clave del primer asalto en las semifinales que enfrentan a baskonistas y blancos. El escolta alaskeño minimizó a Bullock y produjo en ataque durante las fases claves del partido. Por su parte, el Madrid opuso el enorme corazón de Felipe y la (creciente) versatilidad de Velickovic, en un choque estuvo tremendamente igualado.

 

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El mejor resumen de este partido lo ofreció Dwight Howard algunas horas después de que éste se hubiese disputado. El pívot titular de la selección estadounidense acababa de ser apeado, junto a sus Orlando Magic de los play off, a dos peldaños de la gloria, en la final de la Conferencia Este. Los autores de la hazaña han sido los Boston Celtics. Cuando le tocó hablar de sus verdugos, ‘Superman’ Horward fue elocuente: “estos chicos jugaron como si quisieran ganar el título durante toda la eliminatoria. Por ello están en la posición en la que están ahora. En partidos así no se trata de tener habilidad o talento, se trata de quién es capaz de quererlo más y de quien está dispuesto a darlo todo por esta serie”.

Parafraseando a Howard, Oleson está dispuesto a darlo todo para que su equipo llegue a la final del campeonato. No es sólo una cuestión personal. No se trata sólo de que el Madrid le descartara este verano, cuando ya había firmado con ellos. Para este talentoso jugador alaskeño, que el año pasado fascinó a la liga con su juego dinámico y resolutivo, es una cuestión de identidad. Quiere demostrar a la gente de Baskonia que no se equivocaron fichándole primero. Y confiando en él después cuando las cosas vinieron mal dadas. Oleson, fiel a la patria que lo alumbró, tiene el orgullo de una plaza de toros y quiere guiar a su gente a la púrpura del campeonato.

El jugador alaskeño merece encabezar este análisis porque fue sus 11 puntos (en momentos clave del encuentro) y la espléndida defensa que desarrolló sobre Louis Bullock (que hizo 1 de 8 en triples, incluido el fallo definitivo del encuentro) se revelaron como factores clave del triunfo este viernes del Caja Laboral sobre el Real Madrid (62-60), en el primer partido de las semifinal entre ambos.

El partido fue un monumento a las imprecisiones. Ambos equipos jugaron con demasiada ansiedad. En ese territorio, el Madrid, más acostumbrado a competir en la zozobra esta temporada, rinde mejor que la mayoría. Por eso los blancos dominaron el grueso del partido, es decir, sus tres primeros cuartos. Liderados por Felipe Reyes, autor de 15 puntos y 7 rebotes, y Novica Velickovic (14 y 5), los blancos ‘densaron’ el tiempo, convirtiendo cada ataque en una sonata de primavera, donde cada posesión merecía ser agotada.

Por su parte, el Caja Laboral, que hace de los ataques en transición un sello, tuvo paciencia para no perderle la cara al partido. A su favor, la efusión de su público, que siempre tiene un par de grados extra de emotividad cuando los suyos juegan contra los blancos. También la complicidad de su dupla brasileña: Splitter estuvo imperial en la pintura y Marcelinho hizo estragos en la ‘armada blanca’ con su baloncesto imaginativo. A ellos se les agregaron San Emeterio y el ya mencionado Oleson.

El partido acabó deviniendo en una partida de ajedrez. A los mandos de las naves, dos grandes estrategas como Ivanovic y Mesinna. Pero, al final compañeros, éste es un deporte de héroes en forma de jugadores.

Oleson bailó el twist como en sus mejores momentos y ora entraba con acierto a canastas, ora se esquinaba como un cazador silencioso para anotar canastas clave. Bullock, que acaba de saber que el próximo hijo de la actriz Sandra se llamara como él, no quiso se menos. Adoptó el traje de héroe griego, desafío a su velada trágica y también a la lógica (1 de 7 triples hasta entonces; eso sí, el que entró al final de la primera mitad fue para la dvdteca) y se jugó la canasta definitiva.

El balón no entró. Y ahora queda conocer cómo discurre el segundo capítulo de este relato de héroes en redención. Seguro que Sergio Llull, ausente por una contractura en un pie en este encuentro, no querrá perderse esa batalla.

 

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