El final de la escapada

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El baloncesto para los equipos humildes como el Fuenla es, primero de todo, un ejercicio de supervivencia y de reivindicación personal. Ambas facetas sólo se consiguen con toneladas de corazón y una buena dosis de cabeza limpia; el caso es que el equipo de Porfi Fisac no estuvo entonado en ninguna de esas dos facetas en el partido del pasado martes y, así las cosas, el el Triumph ruos ofreció una valiosa lección de baloncesto jugado con las cantidades adecuadas de agresividad, talento y sensatez. Theobald Phillips nos explica las claves del encuentro con su habitual facilidad para ver el juego en 3-D. 

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El final de la escapada

Theobald Philips

22.marzo.2012

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McKee, 26 puntos con un 67% de acierto, controló el ritmo del partido en todo momento. Fuente foto: www.fibaeurope.com



Como dice el refrán, “esperando el domingo por ver tu cara, y llega el domingo y te encuentro desarreglada”. Así nos sentimos el martes los 4.539 espectadores y el abuelo Theobald que, esperando el domingo del tercer partido contra el Triumph para ver la mejor cara de la plantilla del Fuenlabrada, nos la encontramos con el mismo desarreglo que en las últimas semanas. El deporte profesional se juega también (sobre todo) con la cabeza y picos de forma y, para un equipo que necesita estar al 100% para poder competir, la fase decisiva de la temporada, la del pase al hito histórico de la Final Four, la de asegurar permanencia en ACB e incluso pelear por playoffs, le ha llegado en el peor momento; especialmente a algunos.

Sorprendió Karasev de inicio dejando en el banco a Jefferson y a McKee, jugando con cuatro rusos de menos de 25 años alrededor de Kyle Landry. La consigna era clara, ser muy agresivos sobre todo sobre el base local, con Kulagin asfixiando a Sergio en toda la cancha, e incluso el 4 abandonando la marca de Javi Vega para hacerle un dos contra uno en el centro del campo. Sin poder jugar fluido, el Mad-Croc se perdió en un mar de imprecisiones, mientas que los de Lyubertsy tiraron del oficio de Landry y la muñeca de Karasev hijo para hacer las primeras ventajas. Con cuatro minutos jugados sin sus dos principales americanos, ganaban 2-8, con lo que para ellos las cosas sólo podían ir a mejor.

La entrada de Mainoldi por los locales pareció recordarles que, sólo a base de garra atrás, podían conseguir desatascar el ataque. La mejora defensiva se tradujo en rápidas transiciones y el argentino, ayudado por Saúl Blanco, fue recortando las diferencias a pesar del empeño de Tywain McKee, tocado por los dioses y para quien se preparaban todos los ataques moscovitas. 18-19 terminó el cuarto, pero los síntomas eran claros: Triumph dominaba los rebotes (5 a 13), y Fuenlabrada sólo estaba a su rebufo al haber provocado en los segundos cinco minutos hasta 6 pérdidas de balón.

En el segundo cuarto Colom (que superó mejor que Sánchez la táctica anti-base) se unió al festival de Mainoldi y, con las ayudas puntuales de Saúl, incluso se consiguió una ventaja de dos puntos. Fue una fase bonita del partido, y si no hubiera sido por McKee, que cuando no contestaba a los fuenlabreños pasaba la llamada a sus compañeros, quizá Mad-Croc se habría ido en el marcador.

Pero Karasev tiró nuevamente de pizarra y planteó una zona 3-2, que volvió a atascar al Fuenlabrada. Y, teoría de los vasos comunicantes, cuando el Fuenla se atasca en un lado de la cancha, se empana en el otro. Los últimos cinco minutos fueron de domino visitante, con 7-17 de parcial para dejar los guarismo al descanso en 38-46. El constipado del primer cuarto era ya una neumonía: el Fuenlabrada se había dejado atrapar más rebotes ofensivos (10) de los que ellos mismos habían cogido en ambos aros (9), lo que los rusos habían traducido en 11 puntos.

Desde la reanudación hasta el final no hubo color, siguiendo el tercer y último cuarto prácticamente el mismo guión. Arreón inicial del Fuenlabrada recortando la distancia a siete u ocho puntos pero con el Triumph, ante la falta de concentración defensiva y la precipitación ulterior, sabiendo encontrar siempre la forma de contrarrestar los parciales. Si no con el omnipresente McKee, con Landry, Karasev, Kulagin o algún otro de los que en partidos anteriores habíamos considerado meros comparsas. Hasta Jefferson, al que le habían pesado hasta entonces los pitos del público cada vez que tocaba el balón, se sumó a la fiesta.

Desesperado, Porfi intentó al final una zona 2-3, pero sin lograr desconcentrar al equipo ruso que, dominando abusivamente el rebote y jugando como un metrónomo, serio y con cabeza (balones dentro-fuera, penetraciones, cuatro esquinas al final, etc.), dejó un amargo 65-80 en el luminoso. Los leones habían superado a los cocodrilos y tendrán opción de ganar esta competición (lo espero, Karasev me cayó especialmente bien).

Comenzamos en Fiebrebaloncesto esta Eurochallenge con los ojos cerrados, soñando un estado más lisonjero para el Fuenlabrada. El martes, despertamos de golpe, cargados de estas cadenas de rumores aciagos que, esperemos, no pesen demasiado en el futuro. Colgado el traje, vueltos a hacer yeso en la obra, esperemos que Porfirio Fisac y sus chicos consigan recuperar esa química del milagro y física del trabajo, para hacernos volver soñar.




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