El caso Rondo

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Años de rumores contantes tocaron a su fin: tras jugar un papel fundamental en la última era gloriosa de Boston, Rajon Rondo hacía las maletas rumbo a Texas. Los Celtics, trufados de 1ªs rondas de cara a los próximos drafts, fortalecen las raíces de su reconstrucción y dejan marchar a un jugador desencantando, y en una edad que dificulta enormemente la aceptación del encargo de liderar una travesía por el desierto. El base llega a un conjunto construido para ganar en presente y dar una alegría postrera al veterano Dirk Nowitzki, alfa y omega de la franquicia.

 

Las dudas tomaron al asalto los medios especializados y Twitter según se confirmó la operación, fundamentalmente a la hora de analizar el trato desde la óptica tejana. La debilidad evidente del róster de Carlisle en el puesto de base (Jameer Nelson nunca llegó a reencontrarse con su tiro exterior, aspecto clave en el rol que el coach demandaba del ex de los Orlando Magic) no era argumento suficiente, ante las complejidades derivadas de la adaptación de Rajon al sistema de Dallas. Un base sin tiro y que necesita el balón en sus manos para un equipo que jugaba con un pointguard alejado del balón durante muchos minutos, dejando el manejo de la naranja a Monta Ellis y agazapado esperando su oportunidad desde tiros liberados.

Los problemas que la aparición de Rondo podrían ocasionar a un sistema ofensivo tan eficaz como el de los Mavericks (el mejor de la liga, con 111 puntos producidos por cada 100 posesiones) pesaban más en muchos foros que el que el equipo añadiera a su arsenal un creador calibre All Star. ¿Podría Rick rehacer ese puzzle de ritmo elevado y pick&pops, para adaptarlo a su nuevo y flamante recluta?.

El nativo de Kentucky se había mostrado muy poco agresivo en ataque durante los 22 partidos de este curso como miembro de los Orgullosos Verdes. Apenas 8.3 puntos por partido (peor registro desde su año rookie) y un porcentaje de acierto en los tiros libres inaceptable para un jugador profesional, mucho menos si hablamos de uno de perímetro. Rondo nunca fue un gran lanzador de libres, pero ese 33% era producto de una falta alarmante de concentración y tensión competitiva, trasladada también a esa pereza defensiva en un tipo capaz de causar verdadero impacto en esta faceta de juego.

Apenas 7 citas con el nuevo uniforme (15.4 puntos, 5.4 rebotes, 7.4 asistencias y 1.6 robos de balón de media) no permiten emitir un veredicto definitivo, pero la maestría táctica de Carlisle y ese incipiente entendimiento con Tyson Chandler (cliente perfecto para esos pases bombeados de precisión máxima) permiten ser optimistas. Partidazos como el de la vuelta a Boston (29 puntos y 5 triples-tope de carrera- para un motivado Rajon) ayudan a la causa.

Y ya saben lo que pasa en el mes de Abril, cuando la tensión de las eliminatorias por el anillo desencadenan a ese monstruo insaciable que anida en el interior del #9…