Doctor en Alaska

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Grande, divertida y criteriosa. Son adjetivos que casan bien con la crónica que compone Theobald Phillips para explicarnos el partido de este martes entre el Caja Laboral y el Madrid, que se llevaron los baskonistas (79-82) tras una prórroga y un abultado saco de alternativas en el marcador. ¿Miramos el baloncesto con elegancia? Algunos relatos tienen vocación de linterna para ver aquellos detalles que pasan desapercibidos para la mayoría…

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Doctor en Alaska

Theobald Philips

30.mayo.2012

 

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Fuente/Fotógrafo: ACB Photo/L.González

“Quita de ahí, que este partido es mío”, parece decirle Brad a Kyle

 


Hace unos cuatro años, el Baloncesto Fuenlabrada cometía su enésimo “robo” a los scouts de los grandes y se sacaba de la manga a un escolta rubio, no demasiado alto, exótico por lo casi polar (proviene de Anchorage, Alaska), que se convertía en el Jugador Revelación de la temporada 08/09 con promedio de 18 en puntos (56%) y valoración. Aunque antes de que llegara siquiera a abrirse el eBay de aquel verano el Real Madrid se hizo con sus servicios, ¡ay! hubo un golpe de timón en la entidad y, el ahora entrenador asistente de los Lakers, decidió que no le valía para su equipo porque no daba el nivel defensivo, despachándolo al Caja Laboral en un intercambio por Prigioni y el posteriormente infrautilizado Vidal.

 

Ahora, en 2012, tal y como hemos contado en las crónicas de primer y segundo partidos, Brad Oleson se ha convertido en la pieza clave de los baskonistas no sólo por su consistente aportación ofensiva, sino también y sobre todo por secar al cañonero rival. Ayer, el de Alaska fue el doctor que curó los males de su equipo aportando 17 puntos (71% t.c. y 83% t.l.) y provocando faltas (6). Aunque por estadística fue apurado MVP, superando por un solo punto al Chacho, si a sus 24 de valoración le sumamos los 20 que le quitó a Carroll (10 de media en liga regular y -10 ayer) queda claro quién fue el verdadero dominador del partido.

 

El primer cuarto, que como no podía ser de otro modo inauguró Oleson con un triple, fue de igualdad absoluta (15-13). Caja Laboral anotaba básicamente (incluso los interiores) desde fuera, aplicando una defensa asfixiante de muchas ayudas que disparaba las recuperaciones propias y las pérdidas del contrario. El Real Madrid, parada su transición, metía insistentemente balones a la pintura, subsanando los fallos y las posesiones en que no llegó ni siquiera a tirar a base de un dominio aplastante del rebote (12 a 2, con 5 ofensivos).

 

En el segundo cuarto, Caja Laboral no sólo mantuvo abierta la herida blanca de pérdidas y robos sino que, además, sorpresivamente dirigidos por el hasta ahora desacertado Heurtel, encontraba sus mejores momentos ofensivos y se escapaba de 7 puntos (29-22). A falta de 2 minutos, aferrados únicamente a su rebote, con Singler y Tomic obligados a irse al banco con 3 faltas, al espeso guiso madridista le faltaba condimento. Fue de nuevo Sergio Rodríguez el que, desde 8 metros, le puso mojo picón, salsa que calentó a Velickovic para por fin traducir los rebotes en contraataques, los primeros del partido, que él mismo o Begic finalizaban para irse al descanso con 32-30.

 

En la reanudación hubo dos curiosos estrenos anotadores, canasta de San Emeterio y triple de Suárez que, una vez más, estaba haciendo una brillante oscura labor para su equipo en defensa y rebote. El Madrid, con Velickovic estelar, seguía corriendo por lo que, como dice el canon, se adelantó en el marcador. Pero Baskonia demostró que, a pesar de los miedos propios y las predicaciones ajenas, también puede competir en un partido a cancha abierta. Fue una fase de intercambio de canastas, que terminó a falta de dos minutos y medio cuando el desquiciado Carroll cometió dos faltas en la misma jugada sobre el omnipresente Oleson, la segunda de ellas (hecha sobre la continuación del de Alaska cuando ya se había pitado) sancionada como antideportiva. Era el clarín que anunciaba el cambio de racha: una vez más el aro se cerró para los blancos y volvió a abrirse para los ayer verdes, que tras parcial de 8-0 dejaron el luminoso en 54-47.

 

La bocina del último cuarto debió sonar como el clarín aludido en el párrafo anterior, ya que el Real Madrid empezó a tope, con sus dos bases en pista, y un parcial de 0-12 en cinco minutos, que podría haber sido más si Tomic no se hubiera afeitado el bigotillo que gastaba hace unas jornadas (única fase de la temporada en que se ha mostrado agresivo). Brad Oleson acudió al rescate, pero el Madrid no parecía dispuesto a dejar escapar la victoria y Singler le contestó con un triple.

 

Con 56-62, Begic fue sancionado con antideportiva en un agresivo intento de tapón y, en la tangana posterior con San Emeterio, con una segunda. Expulsado el bosnio, y con Caja Laboral respirándole en la nuca, el Madrid se encomendó a Llull, que mantuvo la ventaja a pesar de las sucesivas expulsiones por faltas de Tomic y Singler. Tras canasta de Milko Bjelica, otro como Suárez que parece que no juega y vaya si lo hace, con 67-69 y pocos segundos por jugar, el aro escupió la bandeja ganadora de Llull y el subsiguiente y no menos ganador decisivo palmeo de Nole. Prigioni olió sangre y con sus dos primeros puntos el partido provocó la prórroga.

 

En el tiempo extra, con el Madrid sin pívots, un parcial de salida de 4-0, y Teletovic, Nemanja Bjelica y (como no) Oleson enchufados, la victoria local parecía asegurada. Sin embargo, los blancos tiraron de carácter y se empeñaron en desasegurarla con sendos triples del Chacho y Nole, más el ? rebote ofensivo, esta vez de Reyes. A 15 segundos y de tres abajo Laso, necesitado del 6’75, sacó a Carroll. Pero el mormón, al que a los nervios se le unía la pesadez de piernas por el marcaje de ¿adivinan quien? no pudo acertar en ninguna de las dos ocasiones en que el Madrid consiguió fabricarse una corajuda posesión. 82-79 final, y match ball para los blancos el próximo jueves.

 

P.D.: al contrario que algunos dirigentes, cuando en Fiebrebaloncesto no hablamos de los árbitros no es que no hablemos de los árbitros pero, es que no hablamos de los árbitros. Como decían Tip y Coll, «La semana que viene…hablaremos del Gobierno«.




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