Derrota honorable

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¡Qué extraño es esto del baloncesto! Cuando llevaba toda la semana pensando en cómo salvar de manera digna este domingo mi aportación a Fiebrebaloncesto, convencido de que un Barça en el mejor momento de la temporada pasaría tan fulminantemente por encima de un Fuenlabrada en crisis que dejaría poco que escribir, me encuentro con un magnífico partido que, solo muy al final y únicamente gracias al talento de Navarro, terminó decantándose del lado visitante por escasos 3 puntos.

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Derrota honorable

Theobald Philips

18.noviembre.2012

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Imagen constante en los últimos minutos de partido: balones a Navarro. A pesar de sus evidentes gestos de dolor, el escolta dio aire (y la victoria) a los suyos. Fotógrafo / Fuente de foto: Fran Martínez / www.fuenlafreak.com


Y la verdad es que el inicio del partido dio aun más pábulo a mis miedos, haciendo que me dedicara a deliberar cual de mis tres alternativas a sustituir la crónica se llevaría la palma: uno de mis vídeos humorísticos, una reflexión de baloncesto y moda sobre cómo las rayas estilizan (Tomic parece todavía más alto de azulgrana) y la receta del guiso de patatas con níscalos, (plato muy segoviano, en homenaje a Porfi). Porque aunque los de Poch habían empezado muy activos en defensa, provocando pérdidas de balón y haciendo que 4 de los 6 primeros puntos azulgrana no llegaran a traspasar la red (tapón ilegal), los nervios les atenazaban en ataque y no lograban encontrar aro, con lo que los barcelonistas se escapaban casi sin querer, sólo con la sobriedad de Lorbek.


Sí, el Barça, jugando al tran-tran, iba superando sin excesivos problemas el esfuerzo defensivo local. Sin apenas despeinarse, los chicos de Pascual alcanzaban y mantenían 10/12 puntos de ventajas, con hasta 8 asistencias y estratosféricos porcentajes tanto desde más allá (3/4) como desde más acá (7/10) del 6’75. Los naranjas, sin embargo, anotaban sólo 7/21 tiros de campo, con un paupérrimo 0/7 en triples. Si al final del cuarto el luminoso marcaba sólo 15-26 fue por la anómala superioridad reboteadora de los fuenlabreños, que lograron atrapar hasta 7 rechaces en el aro visitante, sin ceder ninguno en el propio.

El primer triple del Baloncesto Fuenlabrada llegó en el minuto 3 del segundo cuarto, y vino de la mano del canterano Álvaro Muñoz, que salió para hacer lo que otros no hacían. Por su parte, también empezó a funcionar el que a la postre sería el sorpresivo MVP del partido. Si en el primer cuarto Ante Tomic había aumentado su leyenda defensiva viéndose superado por el volumen de Sené, en este segundo vimos que la rapidez y elasticidad de Charles García no le vienen demasiado bien al voluminoso Jawai: encarándole de lejos, Chuck puso en entredicho los movimientos laterales del australiano, convirtiéndose en la referencia interior de los suyos.

Pero a efectos prácticos nada cambiaba porque ambos equipos, en el fondo, jugaban igual: penetración hasta el fondo y doblar el balón para encontrar la mayoría de las veces…a un jugador azulgrana solo. Claro, que eso es igual pero no es lo mismo y, por ello, al descanso se mantenían los doce puntos de ventaja visitante (34-42). Y si no fueron más se debió a que los fuenlabreños mantuvieron el dominio del rebote (la mitad de las 22 posibilidades en aro blaugrana fueron suyas) y porque, por fin, su defensa consiguió reducir los porcentajes de tiro visitantes, al menos en tiros de dos (3/11 en el segundo cuarto).

Cuando se reanudaron las hostilidades, dos buenas defensas se convirtieron en dos buenas canastas de Sergii Gladyr y James Feldeine. ¿Habría partido? Pete Mickeal, tirando de superioridad sobre el ucraniano, cogió una buena racha y volvió a dejar las cosas estabilizadas entre los 6 y los 8 puntos. “Bueno, no va a ser de paliza pero va a ser victoria cómoda, partido de trámite” -me dije- Puedo descartar las extravagancias y hacer una crónica de aliño: mejoría fuenlabreña, superioridad azulgrana, etc., etc.”. Nuevo error. Algo había cambiado. Los de Poch se habían ya contagiado definitivamente del entusiasmo de la grada y Feldeine, que como ya hemos dicho otras veces funciona un poco con termostato, estaba “on fire”. Poco a poco, la diferencia, se fue reduciendo y, tras una nueva fulgurante aparición de Chuck García, al final del tercer cuarto el Fuenlabrada había conseguido ponerse por delante (55-54) cerrando un parcial de 21-12.

El tramo definitivo del partido se inauguró con un “matazo” de García, que rozó con su pelo-cepillo el aro, y con un cambio del Fuenlabrada a zona 2-3, que se mantuvo hasta que Pascual recurrió otra vez a Navarro. Los locales, bien dirigidos por un Colom que también aportaba en ataque, estaban muy enchufados. Ni siquiera la cuarta personal de Chuck frenó su juego, pues Sené siguió recordándonos al jugador de antes de la lesión. Durante los cinco primeros minutos, Fuenlabrada se mantuvo por delante con entre 1 y 3 puntos de ventaja, y Pascual tuvo que tirar de su quinteto inicial para intentar que no se le marchara la victoria.

El punto de inflexión estuvo a 5’23” del final, donde con 63-62 Sergio Sánchez falló un triple que quizá no debió jugarse, consiguiendo Tomic en la jugada siguiente un 2+1. Viéndose por detrás, los nervios y la templanza del Fuenlabrada se diluyeron como un azucarillo, siendo Navarro la cucharilla que lo removía. Los balones que los locales perdían o fallaban acababan en las manos del 11 azulgrana que, o en juego o desde el tiro libre, reconstruía una ventaja de 6 puntos que se antojaba difícil de remontar.

Pero aún le quedaba una vida al Fuenlabrada. Con la vuelta de Quino Colom y Chuck García, el equipo logró colocarse a sólo 3 puntos (71-74) con 48 segundos por jugarse. Barcelona Regal, por orden de su entrenador, agotó la posesión que, por orden del entrenador contrario, acabó en un triple muy bien defendido que Huertas tuvo que tirarse desesperadamente, con una mano encima. Ironías del destino -¡qué extraño es esto del baloncesto!-, después de que el Barcelona hubiera sido completamente superado en el rebote durante todo el partido (44 a 33), fue un rebote el que le dio el partido. Tomic controló el rechace del tiro de Huertas y dio nueva posesión a su equipo, digo, a Navarro. Porque con sólo 22” por jugar, a Fuenlabrada ya no le cabía más que hacer faltas, y si hay que jugársela al tiro libre, al Barcelona ya no le cabía más que dársela a Juan Carlos, hasta el 76-79 final.

Mi impresión de FC Barcelona Regal, siendo éste el primer partido que le veo en directo, es que es un equipo muy frío. Una máquina a la que, a veces, le falta un cierto corazón que le haga engancharse a los partidos como ayer hizo el Fuenlabrada, o romperlos como pudo hacer en el primer tiempo. De ahí quizá la Navarro-dependencia, ya que Juan Carlos es el único que parece atreverse a salirse del esquema de circuito impreso que Pascual impone a los suyos. No sé, quizá sea así con los equipos pequeños, contra los que se ve superior, y con un grande sea de otra forma; pero uno se explica algunas derrotas viéndoles ayer dejarse coger casi la mitad de los rebotes en aro propio (18 ofensivos Fuenla y 21 defensivos Barça). Aquellos que lo ven más a menudo, podrán opinar mejor.

Por Fuenlabrada, la buena imagen ofrecida confirma el fracaso colectivo que supone la despedida de Fisac. Si algunos jugadores como Colom, Sené o García hubieran rendido antes de ver las orejas al lobo como después, quizá el balance del equipo sería otro. Ahora le toca a Trifón Poch reencaminar los pasos de un grupo que, con un poco de paciencia y autoconfianza, puede que no llegue a alcanzar el nivel-milagro de otros años, pero sí el suficiente para que la ciudad del sur de Madrid no ande taquicárdica.

 

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