Deriva en Malibú

«He enterrado cuentos y calendario,
ya cambié el balón por gasolina.
Ha prendido el bosque al incendiar la orilla.»

 

A cierre de líneas, Los Ángeles Lakers protagonizan el periodo más oscuro de su brillante historia, una que cuenta con 16 anillos de campeón y 31 finales disputadas. Decíamos en la preview del curso (https://www.fiebrebaloncesto.com/quo-vadis-lakers/) que para una franquicia como la angelina, acostumbrada a vivir fortificada en la cima de la NBA, el periodo actual de 3 años de reconstrucción era territorio inexplorado. Pero lo que estamos viendo en este curso hace imposible llegar a la conclusión de que estos Lakers estén construyendo algo. Con un récord de 3 victorias y 21 derrotas, superando únicamente a unos Sixers que lograron su único triunfo precisamente ante las huestes hollywodenses, el equipo se abandona a la deriva.

 

«Habrá que inventarse una salida,
ya no hay timón en la deriva.»

 

Los Lakers de Byron Scott no comparten el balón (18 asistencias por noche, 2º peor equipo de la liga), son un desastre atacando (96.6 puntos anotados por cada 100 posesiones, 28º registro de la NBA y empeorando en mucho los 100 del curso pasado), defendiendo (106.8 puntos recibidos por cada 100 posesiones, mejorando únicamente los guarismos de los New Orleans Pelicans) y superan tan sólo a los Sixers lanzando a canasta (45.7% de acierto). Los vines con jugadas ridículas de la tropa púrpura y oro (especialmente crueles con el ex del Barcelona Marcelinho Huertas, que naufraga constantemente a la hora de bajar el culo atrás) toman Internet al asalto, Hibbert se muestra más perdido que un pulpo en un garaje (y esta vez la culpa no es del todo suya) y los sistemas de ataque del equipo se limitan a que Kobe reciba el balón para jugarse el tiro, con independencia de su posición o de la proximidad de su defensor. En el último baile de su faraónica carrera, Bryant está promediando 17.2 tiros por partido, con un pírrico 32.4% de acierto.

El crossover de Brandon Knight deja en evidencia a un superado Huertas. Creedme, la jugada empieza con Marcelo enfrente de su rival. Fuente: espn.go.com

 

«Has tenido pulso para engancharme 

alistado en ejércitos suicidas.
Me adentré en el bosque y no encontré al vigía.»

 

Uno de los más perjudicados del embrollo monumental es precisamente el principal pilar sobre el que construir algo parecido a un futuro en la gloriosa franquicia. D´Angelo Russell, elección nº2 del último draft, es un apasionante proyecto de base, cercano a los 2 metros de altura y capaz de hacer prácticamente todo en una cancha de baloncesto. Pero es bien sabido que los armadores de juego necesitan de la confianza y ayuda de entrenadores y veteranos para acometer su adaptación al mundo profesional, más aún en un equipo distópico hasta el extremo como estos Lakers. Y, por si el convivir con 3 acaparadores natos de balón (Bryant, Young y Williams) en el róster no fuera suficiente, el chaval procedente de Ohio State ha sufrido la nula e inexplicable comunicación del coach Scott hacia sus novatos (catalogando como tal también a un Randle que apenas disfrutó de 14 minutos de experiencia en su curso de debut). Cuando el periodista angelino Baxter Holmes cuestionó a D´Angelo acerca de porqué había pasado a salir desde el banquillo durante el mes de noviembre, el chico respondió que algo estaría haciendo mal, y que debía corregirlo. La respuesta a la siguiente pregunta dejaría estupefactos a todos los presentes:

Byron explain why?

No.

Russell y Randle se ven obligados a dar los primeros pasos en el oscuro y peligroso bosque de la NBA sin atención alguna de su vigía…

Russel busca en Kobe las enseñanzas que Scott le niega. Fuente. nba.com

 

«Habrá que inventarse una salida.
Que el destino no nos tome las medidas.
Hay esperanza en la deriva.»

 

El bochorno sigue, los ridículos se suceden (97-126 en la última visita a Houston), pero débiles focos de luz tratan de hacerse ver entre la oscuridad reinante. Scott parece haber variado ligeramente sus delirantes planes, y Russell viene disfrutando de más responsabilidades ofensivas en el último mes (15.1 puntos y 3.6 asistencias promedia el novato en lo que llevamos de mes de diciembre). Además, Randle ha liberado a esa bestia reboteadora que lleva dentro (10.8 rebotes del media en los últimos 8 partidos) y Jordan Clarkson no abandona ese perfil vertical hasta el extremo, que tan necesario será cuando Kobe ya no esté.

Porque, como nos enseñan Vetusta Morla (autores de los maravillosos versos que han acompañado a este texto desde el inicio), en cualquier situación es posible hallar un halo de esperanza.

@Juanlu_num7