De poder a poder

Lucha de poder a poder entre Montakit Fuenlabrada y un Valencia Basket que, entre sudores, pudo conservar el liderato [Foto portada: Alba Pacheco / EnCancha.com]

De poder a poder
Theobald Philips

Foto: alba Pacheco / EnCancha.com

Foto: Alba Pacheco / EnCancha.com

El baloncesto espectacular no son solo los fuegos artificiales. También es el bajar a la mina y fajarse, dura pero limpiamente, equilibrando con sudor y esfuerzo el talento del rival. No es la defensa, no, la que mata el baloncesto, sino el yo-yó, el jugar al ralentí y minimizar el número de posesiones y la paciencia del espectador que, casi saltándose de deporte, acaba por tener ganas de gritar «árbitro, pasividad» como si de balonmano se tratase. Otra cosa distinta a eso es el espectáculo defensivo que ofrecieron el domingo Montakit Fuenlabrada y Valencia Basket, el de intentar incisivamente el ataque o circular primorosamente el balón pero sin que ello logre encontrar una posición liberada porque los rivales se relevan en el esfuerzo, saltan, siguen a su par y no dejan que la muñeca se arme limpiamente. Donde las piernas son el motor del abotargamiento en ataque y las manos, principalmente, se usan para cortar imaginarias líneas de pase, desviar balones cerrando de un portazo las puertas atrás o poner al aro un tapón de corcho. Una delicia ver una defensa buena en la que la media de faltas de ambos equipos ronda las escasas 5 por cuarto, casi sin llegar al bonus pero sin que eso suponga la pérdida de ni un ápice de agresividad.

Así fue el arranque del duelo anaranjado, con Úriz echando el aliento en el moño de Antoine Diot hasta robarle tres balones, provocando las primeras ventajas locales (5 – 9), y con Hamilton y Sikma, principalmente, luciendo posición, ambición y centímetros para colocar hasta 4 tapones a rivales que se creían ya liberados debajo del aro. Un marcador bajo pero provocado, trabajado gota a gota por los dos equipos, que veían desesperados como no bastaba terminar los sistemas porque al hacerlo no se conseguía el objetivo soñado. En el caso del Valencia, porque solo la solidez desde todas las posiciones de Justin Hamilton conseguía horadar el solidario esfuerzo de los de Cuspinera. En el del Montakit, amilanado por la superioridad física de la plantilla taronja (a pesar de la baja de Dubljevic), al intentar con poco acierto hacer uso de su mejor arma, el tiro exterior, pero en ataques siempre de cara al aro ya que era imposible librarse de la telaraña rival. De hecho, sus primeros triples (Ivan Paunic y Marko Popovic) se produjeron en el último tramo del cuarto, cuando el balón llegó al centro de la zona y Chema González se dedicó a volver a sacarlo para, por fin, que sus fusileros estuvieran solos.

En el segundo cuarto, después de que Fuenlabrada voltease con cuatro puntos consecutivos lo que el postrero triple de Shurna había desnivelado (19 – 18), Pedro Martínez se decidió por intentar romper la igualdad sacando un quinteto en el que todos amenazaban desde el 6,75 y Justin Hamilton, además, percutía en la pintura. Sin embargo, las piernas de los defensores llegaban a hacer que los extra-pass de la magnífica circulación de balón no llegase a buen puerto, para que el partido no se rompiera. Scott, la importancia de llamarse Ernesto, el norteamericano del tiro estrambótico (casi comparable en su extrañeza al de John Shurna), se convirtió en el héroe ofensivo de Fuenlabrada comenzando su racha anotadora que finalizó con un 6/7 en tiros de tres puntos después de los 40 minutos. Mientras, el fontanero Stevic volvía a convertirse en un baluarte defensivo, haciendo de la provocación de faltas en ataque un arte y aportando esta vez, además, 8 puntos en ataque que encendieron las gradas al traducirse para los suyos en una ligera de ventaja. Pero, Cultura del Esfuerzo, Sikma desde lejos y Hamilton desde la pintura hicieron inútiles los 20 minutos anteriores a efectos de marcador (37 – 37), dejando un nuevo partido para la segunda parte.

Foto: Alba Pacheco / EnCancha.com

Foto: Alba Pacheco / EnCancha.com

Justin Hamilton retornó a la cancha dispuesto a dar una definición práctica de lo que es un all around player: con un triple, un tiro de dos y dos asistencias a Luke Sikma, obligó a Jota a pedir un tiempo muerto (42 – 46). Los suyos volvieron centrados, con Tabu como estilete sobre todo después de que, en el minuto 5, peleando un balón en defensa para que no saliera de banda, Marko Popovic sufrió una lesión en la cara interna del muslo que le retiró del juego para no volver. El chocolate belga dinamitó el partido desde lejos, ayudado por el inefable Scott, haciendo que a falta de 2 minutos para el tercer descanso el Montakit Fuenlabrada mandara en el luminoso (56 – 53). En esos 120 segundos, con Shurna muy preciso y, sobre todo, con Fernando San Emeterio teniendo mucha presencia en el juego (reversito, uno, dos, tabla y dentro, ya saben; un día más en la oficina), los pupilos de Pedro Martínez castigaron las excesivas pérdidas de balón del Fuenlabrada que empezaba ya a notar la ausencia del efecto sosegante que tiene su escolta de Zadar (58 – 63).

En el postrer cuarto del partido, Montakit aún intentó volver a liarla, apretando en defensa y dándosela a Scott en ataque (61 – 63), pero la veteranía y calidad de San Eme, más una inesperada fiereza de Shurna que en vez de quedarse en la esquina atacó varias veces el aro, sacando provechosos 2+1, enfriaron los ánimos locales. Urtasun, extrañamente nervioso, combinando acciones de mucho mérito con manos de mantequilla en momentos importantes, no era esta vez el bálsamo que otras veces ha sido, debiendo ser Ernest Scott y Jonatan Tabu los que tiraran del carro. Aún así, había partido pues los líderes de la Liga Endesa nunca llegaron a irse de más de 6 puntos. Sin embargo, al contrario que todos los demás finales apretados que se han vivido este año en Fuelabrada, cada vez que una buena defensa daba oportunidad de reducir la ventaja, un poco de mala suerte o una inoportuna pérdida hacían inútil el esfuerzo. Así, la distancia era pequeña pero suficiente en manos de dos veteranos como Fernando San Emeterio, inventándose un triple a base de recursos, y Rafa Martínez, muñeca de hielo desde el tiro libre, que acabaran sentenciando el 81 – 86 definitivo.

Valencia Basket, tras su pequeño bache (nunca tan pocas derrotas han estado tan mal colocadas como para hacer tanto daño), parece demostrar en la vuelta a la ACB que su solidez no era cosa de una racha. El equipo de Pedro Martínez tiene pinta de ir muy en serio hacia ser verdadera alternativa y solo falta que otra situación entre la espada y la pared, de la que esta vez salgan victoriosos, despeje las dudas que hayan podido dejar. En el caso de Fuenlabrada, alegra ver que no se han entregado al dolce far niente de lo conseguido, al halago de la Copa y las 12 victorias, habiendo interiorizado que tiene juego suficiente como para que la pequeña polis conquiste por méritos propios los playoff. Habrá que esperar a ver en qué queda la lesión de la metralleta Popovic, y como maneja el colectivo la situación en caso de que su líder en pista esté un tiempo de baja, especialmente los importantes partidos que se avecinan.