Quo vadis, Lakers?

«Nos gastamos en drogas

la arena de los sueños, y la pasta de la revolución.»

Pablo Moro. El último vals.

 

Los todopoderosos Lakers nunca entendieron de reconstrucciones. Desde 1948, afincados aún en la fría Minneapolis, únicamente 7 ediciones de los playoffs han echado a andar sin la participación de los de púrpura y oro. El embrujo de la franquicia (la que más finales de la NBA ha disputado) y la atracción del clima y modo de vida californiano han ejercido desde siempre un brillante e irresistible magnetismo sobre los mejores jugadores del planeta basket. Es por ello que la organización transita estos días por un territorio inexplorado: 2 temporadas consecutivas con récords pírricos, contándose ambos entre los 4 peores de toda su historia.

En una NBA cada vez más impersonal, con los «assests» sustituyendo a los «players» en el discurso de los general managers, los Lakers decidieron adoptar un enfoque más humano en diciembre de 2013. La multimillonaria extensión de contrato (48.5 millones de dólares por 2 temporadas) para un Kobe Bryant de 35 años y asediado por las lesiones era un sincero homenaje a un jugador de época, máximo anotador histórico de la organización y con una mano repleta de anillos de campeón. Homenaje merecido, sin duda, pero que dejaba al equipo sin margen de maniobra y postergaba su necesaria reinvención. Bryant ha sido estos 2 cursos (mientras ha podido permanecer en la pista) la «droga» que ha anestesiado a la parroquia del Staples Center, dispuesta a soportar la mediocridad general con tal de agasajar y despedir a su héroe. Hoy, para el posible último baile del genio de Philadelphia, los angelinos presentan un róster con talento joven y recovecos delirantes en su concepción.

Byron Scott, ex-leyenda de la franquicia y entrenador del año en 2008 (con los New Orleans Hornets), exigirá a sus hombres movilidad en ataque (con cortes constantes hacia canasta de sus jugadores exteriores) y actividad atrás. El backcourt puede ser agresivo y buscar el robo sin miedo, gracias al gólem que cuidará sus espaldas este año. Al menos esa es la idea…

Roy Hibbert lleva temporada y media instalado en la intrascendencia, pero sigue siendo un defensor interior de élite. El 42.6% provocado a sus rivales en la pintura durante el curso 14/15 es un dato revelador, y el cambio de ciudad (y de planeta prácticamente, de Indiana a California) debería servirle de acicate para centrarse en lo que será verdaderamente útil para la tropa: proteger el aro y asegurar el rebote. Y, junto al gigante neoyorquino, patrullará una de las grandes esperanzas de la organización: tras lesionarse en su debut profesional y permanecer el resto del curso en blanco, Julius Randle (elección nº7 del draft de 2014) aportará descaro y frescura a la batería interior. Su dinamismo y búsqueda constante del aro en ambiciosas penetraciones contrastan con un mejorable manejo de balón y una deficiente lectura del juego, normales en un chaval que cumplirá los 21 a finales de noviembre. Completan el elenco Tarik Black (como back-up de Hibbert), el siempre útil Brandon Bass y un Ryan Kelly en el rol de stretch four de la tropa. Tipo inteligente, jugador de complemento, buen tirador y pasador que nunca se extralimitará en sus funciones.

Randle quiere ser la nueva cara de la franquicia. Fuente: nba.com

Pero es en el juego exterior donde hallaremos el reverso más fascinante y delirante de la plantilla de Scott. Todas las canchas de la liga prepararán sus homenajes particulares a Bryant por si la de este curso fuera su última visita a la ciudad en pantalón corto, y se encontrarán con un Kobe ejerciendo de falso 3, posteando y tomando muchas decisiones de espaldas a su defensor. La presencia de la «Mamba Negra» será a la vez bendición perecedera para los fans y maldición para los chavales del perímetro angelino, más aún si a su insaciable demanda de balones sumamos la de la pareja de cañoneros que formará parte de la segunda unidad.

De chollo absoluto valoraría el que escribe el contrato que los Lakers firmaron a Lou Williams (21 millones de dólares por 3 años), cifra muy baja bajo los estándares del nuevo contrato televisivo para uno de los mejores anotadores desde el banquillo de la NBA. El problema es que el equipo ya tenía ese rol cubierto con un Nick Young para el que el único lanzamiento malo es aquel que no se lanza (1.1 asistencias promedia «Swaggy P» en su carrera), y la coexistencia de dos anotadores de dudosa selección de tiro en una misma unidad es uno de esos recovecos delirantes a los que hacíamos referencia en los primeros párrafos. La presencia de Bryant, Williams y Young postergará la evolución de Jordan Clarkson, otra de las grandes esperanzas de la organización. Pendiente de definir su posición y de trabajar en su inconsistente tiro exterior, el ex de la Universidad de Missouri pinta a robo del draft (hasta el puesto 46 cayó en la última camada de novatos) a poco que le dejen asumir responsabilidades ofensivas, desde su fulgurante primer paso y su exhuberancia física. Misión imposible, dada la proliferación de pistoleros en la banda.

Y si en Clarkson residen buena parte de las expectativas de fans y ejecutivos de Lakerland, qué decir del nº2 del draft de 2015. Con su elección más alta desde James Worthy (nº1 de 1982), los angelinos escogieron a D´Angelo Russell, candidato a dominar la posición de base en los años venideros. Desde su atalaya de casi 2 metros, y con un físico fuera de lo normal en su puesto, Russell promedió 19.3 puntos, 5.7 rebotes y 5 asistencias en su primera (y última) campaña en Ohio State. Con Scott valorando aún si el novato partirá desde el quinteto titular o desde el banquillo, la misión del pointguard se centrará en la distribución y el crecimiento defensivo, asumiendo en ataque las migajas que dejen por el camino la colección de anotadores exteriores presentes a sus lados.

Bryant, inmejorable mentor para Russell. Fuente: espn.go.com

 

Un curso más en el dulce purgatorio, con el sorprendente regreso a última hora de Metta World Peace. Sin rumbo pero con la ilusión de despedir a uno de los mejores escoltas de la historia de la liga como se merece: en la pista.

 

Let´s get physical

Los gloriosos Boston Celtics rendían visita a Madrid, 27 años después de que Larry Bird abanderara el asalto al antiguo Palacio de los Deportes ante la tropa merengue de Petrovic y Fernando Martín. Unos Celtics sin nombres llamativos para el público menos acostumbrado a seguir el día a día de la mejor competición de baloncesto del planeta, con el diminuto y talentoso Isaiah Thomas como cara más reconocible y el juego coral como bandera irrenunciable. Porque los de Massachusetts son un EQUIPO, y su verdadera estrella sostiene la pizarra en el banquillo.

Thomas dirige las operaciones, acosado por Sergio Llull. Fuente: nba.com

El Real Madrid de Laso saltó a la cancha dispuesto a dar guerra, subidos a la ola de creatividad pura generada por Sergio Rodríguez. La irrupción del Chacho y los infinitos recursos ofensivos de Trey Thompkins permitieron a los locales aguantar en el partido durante el cuarto inaugural (23-25), hasta que Brad Stevens ordenó a sus muchachos incrementar la intensidad defensiva. La colección de fenomenales stoppers exteriores de los Orgullosos Verdes (Smart, Bradley, Crowder), la línea de 3 con distancia NBA y el descanso del prestidigitador canario ahogaron al Madrid, mientras Boston mostraba ese ataque con movimientos y pases constantes que les regaló una plaza en los últimos playoffs. Quintetos versátiles, dispuestos a correr y con hombres grandes haciendo gala de su buena lectura del juego. Aquí conviene detenerse en el interesante fichaje de David Lee: hastiado tras su ostracismo en los Golden State Warriors campeones, el ex de los Knicks será un valioso foco ofensivo para el equipo, desde sus variadas armas para anotar y su talento pasador. Su calidad en el primer pase tras rebote, ese que arma las buenas las transiciones, será una bendición para una tropa que quiere galopar (13.6 puntos promediaron los Celtics el curso pasado en esa suerte del juego).

Los triples de un Bradley que aumenta su fiabilidad desde la larga distancia verano tras verano rompieron definitivamente el partido, con el Madrid maquillando en el tramo final desventajas que se situaban ya en el umbral de los 20 puntos. La anécdota del resultado final (96-111, calcado al de 1988) y ese pacto con el diablo, sin contraprestaciones aparentes, que parece haber firmado el gran Rick Fox (no pasan los años por el ex de Celtics y Lakers), dieron brillo a una cita que siempre gusta a este lado del Atlántico. Competitividad hubo poca, menos aún desde que Stevens se disfrazó de Olivia Newton-John y entonó aquello de «Let´s get physical!».

@Juanlu_num7

 

Pau Gasol: cuando la vulnerabilidad te hace más grande

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Pedro Fernaud Quintana. España sumó el pasado domingo 20 de septiembre su tercer oro europeo (2009, 2011 y 2015) con una victoria nítida ante Lituania (81-63). El partido puso el broche de diamante a un trabajo in crescendo a lo largo de todo el campeonato, con una mención muy especial para el trabajo de Pau Gasol, MVP del torneo, en su mayor demostración de talento individual de los 15 años en los que lleva gobernando el baloncesto europeo.

Lo primero que me llamó la atención cuando conocí a Pau Gasol, CANAL + mediante, fue su porte desgarbado y esa actitud de “os voy a enterar”, con apenas 21 años. Lo de sus 2,15 claro que era llamativo, aunque en realidad lo era más su facilidad para jugar como un alero.

El resto de la historia ya la sabéis. El tío contribuyó activamente a que el Barça se hiciera ese año con Liga y Copa, para después emprender la aventura americana, donde se hizo una reputación en Memphis y se ha enfundado 2 anillos de la NBA con los Lakers,  a los que hay que sumar su presencia en 5 All-Star y el espléndido curso ha firmado este año con los Bulls, récord de anotación de 46 puntos (ante los Bucks) incluido. Por el camino, ha sumado 9 medallas con la selección. Entre ellas, 1 campeonato del mundo, 3 campeonatos de Europa y 2 valiosos subcampeonatos olímpicos frente a la colección de superestrellas estadounidenses.

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Podría seguir con su hoja de servicios, pero el artículo requiere de síntesis y cierta apertura de la panorámica. Hace no tanto, a Gasol le hacían de menos en Estados Unidos con el apelativo de soft, blando. A las críticas, se sumó su “hermano” Kobe Bryant. La idea que recorría esos reproches era que Gasol era demasiado bueno, demasiado educado en la cancha, que tenía que subir 2 o 3 grados su temperatura competitiva.

Un plus de agresividad (velocidad de ejecución más determinación ganadora) que sí hemos apreciado, por ejemplo, durante el reciente europeo o en la reciente temporada con los Bulls (evidentemente, con los Lakers también, pero a ver quién es el guapo que se quita un sambenito cuando todos los ojos están centrados en encontrar tus momentos de debilidad o…Amabilidad. Un caballero que no puede serlo, Cary Grant habría pedido la retirada anticipada…).

Amabilidad en justa sintonía con las hazañas que ha protagonizado (los 40 puntos y 11 rebotes contra Francia han sido una reconciliación con la infancia para muchos de los que amamos este deporte, por la intensidad y alegría con la que hemos celebrado sus canastas). El caso es que sus mates, ganchos y triples, que han guiado al éxito colectivo, le han convertido en el hombre del momento en nuestro país.

Antes de ayer, sin ir más lejos, me crucé en Hortaleza, camino de entrenar a los chavales, con una madre que le explicaba a su hijo qué significa ser MVP (lo decía en inglés). Eso por no hablar de la novia de un amigo que ha amenazado con divorciarse de él si sigue empapelando las conversaciones con las cualidades de Gasol.

De todo lo que se ha dicho de Pablo Pacífico (dos maneras de traducir su nombre del catalán que ponen de relieve su capacidad para focalizar su creatividad y agresividad en la cancha, de una manera constructiva) me quedo sobre todo con su capacidad para aglutinar al equipo con sus gestos y declaraciones, explicando aquello a lo que se refería Wooden cuando decía que “la estrella es el equipo”.

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Desde este lugar del pabellón, a uno le queda la impresión de que la grandeza de Gasol reside en una infrecuente mezcla de suavidad (cariño hacia el compañero, limpieza en los movimientos y visión panorámica para repartir el juego), y autoexigencia (basta con comparar su actual cuerpo de Hulk con el que lucía de Shaggy al principio de su carrera), que se traduce en una mayor consistencia mental y competitiva, además de la ampliación de sus recursos en el poste bajo, proyecto que no para de crecer, en el que este Europeo lo más destacado ha sido la utilización sistemática de ese ganchito de media distancia con el que seguro que el señor Jabbar ha soltado alguna lágrima de nostalgia.

Dicho de manera más directa, el éxito de Gasol descansa en que no se refugia en una armadura de superestrella ególatra. Por momentos, su actitud es la de un recién llegado que se esfuerza en conectar con todos (desde los fisios a la entrevistadora de televisión) con un gesto cómplice y amable. Esa actitud, la del tipo que pega un abrazo a sus adversarios en el quinteto ideal del campeonato, revela por qué Gasol despierta tanta simpatía: su liderazgo es el de “yo soy uno de los vuestros”.

Vale que la naturaleza le ha bendecido con la altura de un rascacielos y la cabeza de un médico (su opción preferente de no haberse dedicado a la canasta). Pero no es menos cierto que él ha honrado ese don con montañas de esfuerzo (en la sala de pesas, con los especialistas NBA con los que ha afinado sus movimientos en el poste bajo y…con su mejor actitud para encajar los dardos, a veces malintencionados, a veces motivantes, de la prensa, Kobe o el propio Phil Jackson.

Al final, lo que queda de sus demostraciones frente a equipos como Grecia, Francia y Lituania es su sentido de la libertad (responsabilidad para querer guiar a un grupo y coherencia para hacerlo con tus acciones), el compromiso (Pau se divierte y compromete más si cabe cuando juega con sus amigos en los veranos) y la valentía para dar un paso adelante cuando mayor es la adversidad.

En esos momentos, se agradece contar con un amigo que sepa mirar a los ojos al problema y los gestione con determinación y cabeza. Después de todo, la grandeza de Gasol es que ha construido ese liderazgo conectando con su supuesta vulnerabilidad (amabilidad, juego en equipo, caballerosidad en la cancha) y poniendo esta al servicio del equipo…Y es que la verdadera naturaleza de los héroes se demuestra cuando deciden jugar sin armadura.

Sueño o realidad. Real Madrid – Boston Celtics

¿Real Madrid jugando contra Boston Celtics en el Barclaycard Center, en Madrid? Un sueño.

La cita es una realidad y es el 8 de octubre a las 19:30h, dentro de los NBA Global Games 2015.

 

Todavía recuerdo aquel famoso partido en el que esos mismos equipos se enfrentaron en 1988 (en el Open McDonald’s) acercando a nuestro baloncesto colosos como Larry Bird, McHale, Parish o Danny Ainge. Un escalofrío recorría el cuerpo de cualquier amante del baloncesto sólo de pensar que estrellas como aquellas pisarían nuestras pistas de baloncesto, se sentarían en nuestras sillas y comerían nuestros torreznos.

Le plantaron cara jugadores ahora tan familiares y entrañables como Fernando Martín, Drazen Petrovic, Fernando Romay, Chechu Biriukov o Pep Cargol. Y alguno más no tan recordado ahora como Johnny Rogers. Uno de mis jugadores favoritos por su humildad, su lenta pero siempre efectiva finta-bote-tiro y su predilección por los tiros desde la esquina de la pista (allí donde nadie pisa y no hace falta pasar la mopa).

 

bosmad88_pepbirdPep Cargol tuvo el honor de defender a Larry Bird, dejándolo sólo en 29 puntos. Fuente: marca.es

Y lo hicieron muy bien (algunos tan bien, como Pep Cargol, que generaron interés en los equipos NBA los días siguientes) no sólo por el resultado (96-111) sino también porque se unieron a la alegría, velocidad y frescura que tiene un auténtico partido NBA. ¡Fernando Romay puso varios tapones, a McHale, Bird y Parish!

A día de hoy, todos esperamos un partido más de tú a tú. Otro nivel. El Real Madrid, con la impronta de Pablo Laso, ha digerido y equilibrado en esta temporada una velocidad y ofensiva que nada tiene que envidiar a muchas franquicias NBA. Lo complicado de ese esquema tan veloz es llevarlo a cabo con control y aunque todo parecía indicar en un inicio que los partidos del Madrid podían llegar a convertirse en encierros de San Fermín (todos corriendo de un lado a otro con un periódico en la mano y el balón en la otra), en los últimos partidos se han visto también destellos de sensatez y aplomo. Para ello, jugadores como Nocioni son vitales complementando la velocidad de la luz que conseguía alcanzar Sergio Llull (llegando a correr incluso por delante del balón mientras lo botaba), y que por otro lado también está dosificando últimamente.

 

20150807_rma_llullSergio Llull, próximo a la velocidad de la luz. Fuente: kiaenzona.com

Los Celtics vienen con muchas ganas de ganarlo «todo y siempre», seguramente por el mal saber de boca que les dejó el 4-0 que les propinó Cleveland hace unos meses en primera ronda de Playoffs (y que no fue lo único que les propinaron, lo digo por el acoso y derribo a Crowder en el último partido, que terminó noqueado en el suelo «involuntariamente» por JR Smith). Quieren recuperar buenas sensaciones, y según la filosofía NBA eso sólo se consigue ganándolo «todo y siempre». Con esto tenemos asegurada ya la tensión por ambas partes.

 


JR Smith noquea a Crowder en el cuarto partido de primera ronda de Playoffs 2015. Fuente youtube:AllNBAHighlights

 

Rudy está ansioso por jugarlo (para hacer algún que otro mate «in your face» y dar mucho espectáculo) y yo por verlo. No pienso perdérmelo. Tampoco los torreznos 🙂

 

El valor de lo sinfónico frente a la fuerza de Superman

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Artículo de Pedro Fernaud Quintana. Golden State Worriors ha ganado su cuarto anillo (los anteriores los consiguió en 1.947, 1.956 y 1.975). Cuarenta años pues hacía que los Guerreros del Estado Dorado no conseguían el título. El equipo de Steve Kerr lo ha conseguido gracias a una trabajada final, compuesta por varias fases. Una primera en la que parecía que los Worriors iban a sucumbir al dominio versátil de Lebron, y una segunda en la que han abrillantado su juego coral, lleno de transiciones ofensivas y triples de ejecución armoniosa, hasta lograr ganar la serie (4-2). En este artículo repasamos 5 motivos por los que celebrar esta gesta.

 

1-Por la capacidad de inventar botes imposibles de Stephen Curry. Es una delicia verle quebrar a rivales a través de su facilidad para bailar con la pelota y procurarse así acciones cómodas de tiro, donde exhibe una infrecuente puntería. El caso es que Don Stephen crea jugadas inéditas, que no habíamos visto a ninguno de los grandes de este deporte y esa facilidad es un deleite en sí mismo.

2-Por la elegancia y el acierto fluyente de Klay Thomson. Un tipo que parece jugar con smoking y que en estas finales nos volvió a dejar algunas jugadas plenas de sincronía, plasticidad y acierto, haciendo bueno el apodo de splash brother que comparte con Curry.

3-Por los ajustes en la estrategia de juego (variando roles de los jugadores conforme a las necesidad del equipo) y la inteligencia para leer los partidos de Steve Kerr, el entrenador novato más exitoso de la historia del baloncesto profesional estadounidense.

4-Por la versatilidad, empuje y consistencia de Andre Iguodala, merecido MVP de estas finales (las primeras que jugaba), que ha ido creciendo durante las mismas para protagonizar un cuarto y sexto partido para enmarcar. Es verdad que hay otros jugadores que estadísticamente han hecho más merecimientos para llevarse este galardón (Don Stephen, el Rey Lebron) pero el mérito de este tipo descansa en que ha aportado en infinidad de intangibles y ha mejorado exponencialmente su rendimiento en función de lo aportado durante la temporada. En esa lista de méritos, hay que consignar que incomodó a James en pequeño detalles a partir del cuarto partido, cuando se le encomendó su defensa.

5-Por el triunfo del juego sinfónico de Golden State. Un juego que es una buena noticia para los que amamos este deporte: con transiciones rápidas, notable circulación de balón en estático y arte para alternar triplazos y filigranas de entrada a canasta.

 

 

El éxito de los Gasol o la fuerza del vínculo entre unos hermanos

Hermanos_Gasol_1 Artículo de Pedro Fernaud Quintana. Hay una parte del oficio del periodista que tiene mucho que ver con los datos. Los números dicen que el Equipo del Oeste ganó 163-158 al Equipo del Este en el Partido de las Estrellas disputado en el Madison el pasado domingo.

Los mismos gélidos números, importados tal vez de un lugar como Islandia, dicen que Westbrook, el base de los Oklahoma City Thunder, sumó 41 puntos en 26 minutos. Una exhibición de puntería (5 de 9 en triples) que sin embargo no pudo igualar la plusmarca de 42 puntos que encestó Chamberlain en el All Star de 1962. Para algunas cosas, la NBA sigue siendo clasista (por qué si no iban a ser Nicholson y Spike Lee partes indisolubles de su emblema como marca global).

Pensando así, no está mal que el tipo que se jactaba de haber compartido lecho con 20.000 mujeres conserve su corona anotadora en el All Star. Justicia poética, lo llamaría mi amigo Davide. En este artículo no vamos a hablar del partido en sí. Como suele ser habitual, fue una espléndida colección de acrobacias, protagonizadas por los jugones del momento. A ese respecto, aquí tenéis un resumen de la primera parte del evento, con algunas de sus mejores jugadas:

Lo que nos interesa de verdad de este partido, seamos honestos, es el enfrentamiento entre los hermanos Gasol. Echando un ojo rápido a los titulares de prensa queda claro el significado que tuvo el partido para ellos (y, en cierta medida, para todos los que amamos el baloncesto en nuestro país). “El salto inicial es una foto para tener en casa”. “Ha sido un partido especial…Es el primero en el que ha venido mi hija”.

“Ha sido una experiencia muy buena para toda la familia y ahora hay que centrarse en casa. Ojalá nos podamos ver en la final”. “Lo hemos pasado muy bien, esto ha superado el mejor de nuestros sueños”. Los números, importados tal vez de Islandia, ese país donde se mezclan los desiertos, las montañas y los glaciares, dicen que Pablo (Pau) firmó el partido con 10 puntos y 12 rebotes. Mientras que Marco (Marc) lo hizo con 6 puntos y 10 rebotes.

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En lo que ambos empataron es en las 2 asistencias. Una señal secreta de camaradería, un vínculo secreto de generosidad que los hermana. Y esa cualidad me hizo pensar en las atmósferas de posibilidad y alegría que mi hermano Javi y yo hemos mamado desde pequeños en casa.

Algo que, de alguna manera, se nos ha quedado grabado en el inconsciente personal (padres son padres, que diría mi amigo Charlie Sánchez Blas). Al menos así lo veo en mi hermano Javi, que lo mismo un día me viene a recoger en coche de un largo viaje por Argentina que otro me acompaña a un recital poético o que no tiene reparos en echarme varios cables en la búsqueda de trabajo.

Supongo que por eso nos gusta tanto el basket. Porque, parafraseando a Javier Marías, “es la recuperación semanal de la infancia”. Y uno se alegra del éxito de los Gasol porque, por encima de otras consideraciones, es la meta volante feliz de aquellos hermanos que “guerreaban” en la canasta de su abuela.

El domingo, los capos de nuestra selección de basket fueron protagonistas de la gran cita del basket mundial. Y lo fueron gracias al trabajo previo a esta gran cita; un trabajo hecho de esfuerzo, dedicación, compañerismo, atrevimiento y una exigencia que se edifica en los logros de sus compañeros.

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Gracias, Brothers.

 

Fuentes de foto: nbadestiny.com, www.gannett-cdn.com y a.espncdn.com.

10 maneras en las que Michael Jordan puede ayudarte en tu vida cotidiana. Toma 2

Artículo de Pedro Fernaud. La confianza, el poder catalizador del fracaso como puente hacia futuros éxitos y la importancia de saber leer los partidos y las situaciones de juego. También el desafío vital de encontrar nuestra pasión y nuestra manera personal e intransferible de desarrollarla. Estos son los ejes que conforman el segundo capítulo (el primero lo puedes consultar aquí) del decálogo que el Rey del Baloncesto de todas las épocas nos propone para ayudarte a crecer en diferentes ámbitos de la vida cotidiana
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 La confianza, ese motor invisible con el que Jordan hacía fácil lo difícil

6-La fe, ese intangible.

Llámalo confianza en las propias posibilidades. La religión de las personas debería ser la de creer en sí mismas. La frase pertenece a Jiddu Krishnamurti; escritor y orador hindú. Jordan ponía en práctica ese aserto día a día. Jugaba con esa sensación interna de que todo era posible (y la alimentaba con trabajo, atención y decisión). Su lenguaje corporal emitía una curiosa mezcla de confianza, chulería y actitud obrera. Y, claro, al final las cosas salían.

 

7-Microgalaxias de fracasos.

Jordan opinaba esto sobre el fracaso. “He fallado más de 9.000 tiros en mi carrera y he perdido casi 300 partidos. 26 veces han confiado en mí para tirar la canasta decisiva y la he fallado. He fracasado una y otra vez en mi vida y ese es el motivo de que haya acabado teniendo éxito”.

Detrás de tanta fluidez en el acierto hubo bastantes fracasos (en este vídeo podéis conocer unos cuantos de ellos). Muchas decepciones, canastas erradas. Defensas equivocadas o lecturas de juego incorrectas. Pero por encima de todo ello emergía la voluntad de seguir creciendo como equipo y como jugador.

Es lo que el autor de Cómo orquestar una comedia, John Vorhaus, define como la regla del 10/1. De cada 10 chistes, dice él, que compongas sólo uno de ellos será realmente bueno. Para encontrarlo, claro, hay que construir esos 10 chistes; no todo el mundo se toma en serio ese trabajo. Saber que habrá fases de tu vida en la que sólo encontrarás un acierto por cada 10 intentos en aquello que pretendes será duro; pero sabes que si lo peleas lo acabarás encontrando. Y también lo sabes (porque lo hemos visto en la vida de Jordan, porque lo hemos comprobado de primera mano en la mayoría de las vidas de la gente que nos importa y en la nuestra propia) que habrá fases en las que se elevará ese rango de aciertos.

Jordan encontró el éxito personal y, sobre todo, de equipo a fuerza de trabajo y de probar con diferentes entrenadores que le ayudaron a afinar su puntería y, más importante, a desarrollar y afinar su liderazgo como potenciador de las habilidades de sus compañeros. Sirva como ejemplo de ello los tiros ganadores de Paxon y Kerr, que se tradujeron en la definición de dos de los seis anillos que los Bulls conquistaron bajo su reinado.

 

 Jordan elevaba exponencialmente su rendimiento en las situaciones más exigentes de los campeonatos y los partidos. La cumbre de esa habilidad fue la última canasta que anotó con los Bulls en aquella final del 98 frente a los Jazz, que a la postre significó su sexto anillo y el de los Bulls.

A ver si Pau, Rose y compañía retoman la cuenta esta primavera :-).

8-Leer los partidos, las emociones de la gente, las situaciones de juego, los picos de trabajo y las necesidades de los clientes, los momentos importantes de una relación personal y las situaciones claves de una temporada.

Cada momento del partido, cada situación que vives, requiere de una dosis diferente de atención, energía y decisión. Jordan lo sabía perfectamente. Conocía los ‘itinerarios del éxito’ y multiplicaba exponencialmente sus prestaciones (en tangibles e intangibles) cuando llegaban los play-off y, más importante aún, los partidos de las finales. Como emblema de esa cualidad quedará para siempre su canasta ganadora ante los Jazz en el sexto anillo que conquistó con los Bulls:

 

 

Jordan le ponía pasión a cada reto que acometía, como los concursos de mates, que ganó en 1987 y 1988
 
Encuentra tu pasión: aquello que te gusta de verdad. Mucho mejor si te da bien o especialmente bien
(a veces las personas somos perezosas hasta para ser felices).
Encuentra esa pasión pues. Y céntrate en ella. Desarrolla todo tu potencial a través de ella. Encontrarás muchas satisfacciones. También en el terreno personal. Con habilidades que te ayudarán a llevar con más entereza y posibilidades tu vida cotidiana. Encuéntralo, amig@; aquello que te hace vibrar por dentro (como profesión, como afición o como proyecto vital) y céntrate en desarrollar tus habilidades. Centra tus energías y cualidades a través de ello. El resultado puede ser muy gratificante.

Si te entregas a ello, tu vida entrará en una fase de leve urgencia (un triángulo entre tus cualidades, el motivo de tu desafío y la manera en la que lo alcanzas) y acabarás fluyendo mejor con ella; disfrutándola mejor y compartiéndola con más sabor con la gente que te importa.

Cuando uno se siente realizado, tiene más recursos para ser feliz y hacer feliz a la gente que le rodea. Jordan lo consiguió (6 anillos, 2 oros olímpicos, 6 MVPs de las finales y cinco de la liga regular así lo atestiguan). Y, lo más importante de todo, elevó el interés por el baloncesto a cotas desconocidas entre todos. Haciéndolo más entretenido, divertido y sorprendente (amazing era la coletilla favorita de los narradores que relataban sus hazañas). Convirtiéndose así en motivo de inspiración en ámbitos de otros deportes o incluso la faceta empresarial.

Tanto es así que todavía sigue siendo la inspiración principal de los jugones que dominan el basket a los dos lados del Atlántico: como Lebron, o Sergio Rodríguez). Claro que el que se lleva la palma en elegancia para agradecer ese mimetismo es Kobe Bryant, que como sabéis superó hace unas semanas a Jordan como tercer máximo anotador de la historia de la NBA.

Encuentra tu manera de jugar al baloncesto, de vivirlo…
Y haz lo propio con tu vida, será la mejor manera de sacarle el jugo.

10-Encuentra tu manera: vívela, desarróllala y disfrútala. ¿Influencias? Todos las tenemos. Y es sabio que conozcas lo mejor de los que te precedieron y te inspires en ellos. Jordan conocía y respetaba los clásicos (en su despedida mencionó por ejemplo a Jabbar y el Doctor J).

Pero, al final, habrá un punto en el que debas vivir, trabajar y disfrutar con aquello (el qué) y la manera (el cómo) que te resulte más propia. Ahí, en tu singularidad, descansa el camino para tener una vida con más libertad y sabor. El camino para tener una vida más plena. Jordan lo consiguió en el deporte. ¿Seremos capaces nosotros?

Nos despedimos con otra recopilación de jugadas de Jordan; nuevos poemas para preservar la magia del mito :-):

10 maneras en las que Michael Jordan puede ayudarte en tu vida cotidiana (toma 1)

Artículo de Pedro Fernaud. Michael Jordan fue una máquina expendedora de excelencia y títulos durante su inolvidable carrera como rey del baloncesto, que se desarrolló a lo largo de tres décadas (la última, la primera de este siglo). Entre sus logros, figuran 6 anillos (títulos) de la NBA, 6 MVPs de las finales y cinco de la liga regular, además de dos oros olímpicos y 14 presencias en los All Star.
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