Cambio de energías

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Desde el año 2011 Fuenlabrada no encadenaba tres victorias consecutivas en casa y, como resaltó su entrenador, además dejando a los rivales por debajo de los 70 puntos. Desde luego, cuando se lanzó el balón al aire y GBC comenzó a jugar no parecía que el final fuera a ser tan feliz pero lo cierto es que este equipo, tras la llegada del entrenador manchego, ha cogido una consistencia que le hacecapaz, incluso, de nadar a contracorriente y cambiar el signo de un partido.

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Cambio de energías

Theobald Philips

20.abril.2014

 

 

Foto: Lydia Calvo / Fuenlafreak.com

A GipuzkoaBasket se le fue el partido ante la intensidad del Fuenlabrada

 

Cambio de energías, así definió Sito Alonso (personaje que todavía no entiendo como no está en todos los programas y retransmisiones de baloncesto, vista su capacidad de análisis y comunicación) el partido de su GipuzkoaBasket ante el Baloncesto Fuenlabrada. Y es que, salvo Jason Robinson, que fue consistente en su abulia durante casi los cuarenta minutos, realmente hubo una aplicación de los tres principios de la termodinámica y la mano caliente, tanto en el tiro como en la defensa, se transmitió de vascos a fuenlabreños según fue avanzando el juego.

 

De inicio, la energía estaba en el GBC, sobre todo en un Ramsdell que se mostraba tan clarividente en el tiro de 6’75 que hasta las estadísticas oficiales de ACB le asignaron durante mucho tiempo un triple que, en realidad, correspondía a Cortaberría. Gracias al tino del rubio americano, que como efecto colateral sacaba a Marcus Arnold de posición, los donostiarras cogían la delantera aunque el acierto de Fuenlabrada hacía que las distancias fueran mínimas. El que despegó ligeramente a los de Alonso fue Jason Robinson, en un minuto de gloria en el que anotó 5 puntos (aunque fallando el tiro libre del 2+1) tras los que volvió de forma inmediata a sumirse en un tono gris, entre una cierta falta de actitud propia y un exceso de actitud de Feldeine, que cuando se pone a defender saca mucho partido de su explosividad. El cuarto, tras dos jugadas al poste de Cabezas que en un anuncio de lo que estaba por venir sacaba partido de su ventaja física sobre Salgado, terminó con una canasta de este último (cómo no) sobre la bocina, que dejaba un 19-24 en el marcador y la sensación en las gradas localesde que algo no marchaba bien.

 

En el primer minuto del segundo cuarto, Paunic embocó dos triples que colorearon el espejismo de una recuperación temprana (25-24). Pero las pinceladas del serbio quedaron en eso, en espejismo de colores, y los locales se entregaron con fruición a la acción promocional que el Departamento de Prensa de Baloncesto Fuenlabrada había preparado para el descanso: La Gran Torrija. Se atascó la circulación en ataque y se dejó de ver aro, los balones divididos eran mirados con extrañeza como si fuesen alienígenas a los que mejor no acercarse, y la defensa se convirtió en una empresa de obras públicas que abría grandes avenidas para que Doblas, inasequible al desaliento y, al final, como casi siempre, el mejor de los suyos (16p con 70% tc y 21 val), jugase a placer incluso haciendo encaje de bolillos entre pívots con Hanley, que parecía estar en todas partes, y para que lo que no pudieran hacer los interiores lo aprovechaban Neto y Ramsdell desde fuera. La energía estaba en los visitantes, que habían apretado las tuercas en defensa y jugaban con cabeza y sentido, circulando el balón hasta que el mejor colocado de los suyos encontrara una posición cómoda. En menos que canta un gallo que cantase durante seis minutos, el luminoso estaba en 27-37, culminando un sonrojante parcial de 2-13.

 

Foto: Fran Martínez/ Fuenlafreak.com

 Chema González, factor clave del cambio de energías según Sito Alonso

 

Para colmo de males, con Diagné de baja y Arnold extrañamente apagado, Eloy Vargas hizo su tercera falta obligando a Casimiro a dar minutos a Chema González. El pívot del filial, en su tercer partido ACB, salió a comerse el mundo y con él, como reconoció posteriormente el entrenador de Gipuzkoa, cambió el signo del partido. De repente, Doblas se encontraba doblado, sin posibilidad de hacer su juego de pies o sacar el balón fácil a un compañero, y las canastas donostiarras comenzaron a faltar. El empuje de Chema encendió a los suyos y, con Paunic, Feldeine y Dani Pérez, que superaba también físicamente a Salgado, se devolvió a los visitantes el parcial de 10-2. Si la imagen de la torrija fuenlabreña habían sido esos balones sueltos que los defensores no iban a buscar, el signo del cambio de energías fue la última jugada de Feldeine que, tras un mate fallido estrellando el balón en el aro, cogió su propio rebote y la dejó contra tabla, yéndose ambos equipos a las duchas con 37-39.

 

En la reanudación a Feldeine se le unió un Panko al que, a estas alturas de crónica, todavía no habíamos nombrado(es que había estado muy fallón). La energía de Chema (ya en el banquillo) había prendido en sus compañeros, que con una defensa agresiva salían al contrataque como centellas, o aprovechaban el despertar del de Harrisburg para seguir anotando con fluidez. Los de Sito no encontraban aro, habían perdido el orden y la fluidez en la circulación de balón y, lo que era peor para ellos, tampoco encontraban el ritmo defensivo para parar las opciones naranjas. A Feldeine y Panko se les unió Cabezas, que volvió del banco con el mismo nivel que había demostrado en el primer tiempo para acabar de dar la puntilla a un Salgado que no podía con él. El base local terminó siendo el mejor del partido (17p, 4as, 28val) dominando completamente el juego en los dos cuartos que quedaban, hasta culminar el 81-67 final.

 

GipuzkoaBasket, para pesar de su entrenador que no quiere ni oir hablar de la lucha por los playoff, se mostró demasiado conformista en un partido que tenía absolutamente encarrilado; quizá, el partido a partido famoso a veces no es suficiente, y los jugadores necesitan tener una meta clara, un objetivo más allá, para no acabar perdiendo la energía. Fuenlabrada, sin embargo, parece haber encontrado esa senda de motivación. Para Casimiro, este no es el partido de la tranquilidad que le aleja definitivamente del descenso, sino que alto y claro dijo que su objetivo era sorprender en alguno de los “imposibles” que le quedan por delante. Para cambiar la energía, necesitas el combustible de los sueños.