Caipiriña con poco azúcar, pero muchas oportunidades para la fiesta

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España se enfrenta este martes a Brasil (20.30, La Sexta), en su segundo partido dentro del Torneo Internacional de Logroño que con formato de triangular se está disputando estos días en la capital de La Rioja. El partido estará caracterizado por las importantes bajas de ambos contendientes. Brasil no contará con sus torres gemelas: Nené Hilario (2’11, Denver Nuggets) y Tiago Splitter (2’11, San Antonio Spurs), que arrastran molestias físicas que les impedirán ser de la partida. Por el bando español, es segura la baja de Marc Gasol, que se produjo una importante contractura en la espalda en los primeros compases del partido contra Argentina, y es seria duda el concurso de Rudy, con problemas en uno de sus abductores. Para completar el paisaje deslucido, este lunes no se entrenaron con la selección ni Alex Mumbrú ni Jorge Garbajosa, ambos con molestias en el cuello. Aparentemente, veremos-beberemos una caipiriña con poca azúcar. Pero que no cunda el pánico, no sólo en la azúcar reside el éxito de la bebida brasileña más popular.

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Caipiriña con poco azúcar, pero muchas oportunidades para la fiesta

Pedro Fernaud

 

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Anderson Varejao, jugador de Cleveland y una de las piedras angulares de la selección brasileña,

celebra con otros dos compañeros la medalla de oro que conquistaron en el Torneo

de las Américas del 2009. Fuente de foto: fiba.com.

 

La capipiriña (caipirinha en portugués) es la bebida más característica de Brasil. Está tan rica que en pocas décadas su sabor se ha universalizado. Habitualmente, este brebaje mágico se compone de cachaza, lima, azúcar y hielo. Pero a veces la azúcar se sustituye por azúcar negra. Eso por no hablar de que en otras ocasiones se cambia también la cachaza por el vodka,  tomando entonces el nombre de caipiroshka, o por el ron, en cuyo caso se le asigna el nombre como caipirissima.


La buena noticia de esta heterogeneidad de ingredientes que podemos extraer para el partido de mañana es que la fiesta (y sus mejores bebidas) tienen muchos caminos para llegar a buen puerto. Y está claro que, si hablamos de baloncesto, una buena fiesta se monta con jugones y mañana saltarán unos cuantos a la pista de la Plaza de Toros de La Ribera, donde tendrá lugar el partido entre España, vigente campeona mundial y europea, y Brasil, última ganadora del Torneo de las Américas, disputado el año pasado.


Tras seis partidos de preparación disputados, la selección puede presumir de contar con dos valores sólidos en su mejor versión: JC Navarro y Felipe Reyes,  quizá los dos mejores jugadores de la generación del 80 después de Pau Gasol. Calderón y Ricky mezclan bien como pareja de bases, aunque de momento parece que el base de El Masnou tiene más chispa que el de Villanueva de la Serena, que está pagando los daños en la autoestima de una discreta temporada con los Raptors, mermado por las lesiones.


Rudy y Marc están en su mejor versión. Lástima sus contratiempos físicos. Pero tiene toda la pinta de que por primera vez los jugones cosecha del 85 serán los generales del equipo. Tal vez la mejor noticia de la preparación (por no del todo esperada) sea el espectacular momento de forma que viven Mumbrú y San Emeterio, grandes dinamizadores del juego en la posición de alero.


Garbajosa y Claver están ofreciendo un rendimiento demasiado discontinuo, pero dejan destellos de calidad. Y Fran Vázquez está en un estado de forma sensacional, intimidador en defensa y voraz en ataque, donde es casi imparable cuando despliega los brazos y machaca el aro como si fuese un cóndor.


Enfrente, Brasil, un país que contiene 191 millones largos de personas dentro de un territorio que supone un inmenso bocado en el continente americano. La nación de Pelé y Lula no tiene montañas ni nieve, pero a cambio ofrece grandes dosis de buen tiempo, playas, recursos energéticos y gente guapa. Es decir, posee las mejores coordenadas para promover la práctica deportiva, aunque ya sabemos que allí el fútbol es una religión.


No obstante, el abanico se está abriendo en los últimos tiempos. El hecho de que los JJOO de 2016 se disputen en Río de Janeiro combinado con la constatación de que es potencia política emergente en el escenario internacional, hacen pensar que su basket puede seguir creciendo. En el último mundobasket (Japón, 2006) cosecharon su peor resultado en la historia de los mundiales: decimoséptimos. Pero fue un mal trago del que han sabido reponerse con creces, gracias, entre otras cosas, a los buenos oficios de Moncho Monsalve, el mítico entrenador español, que piloto su éxito (medalla de oro) en los pasados campeonatos de las Américas.


Brasil suda talento. Tanto que podíamos decir (ahí va la boutade) que ha conseguido reunir en su equipo a la versión amable de Manu Ginobili (Lenadriño Barbosa) y Pau Gasol (Tiago Splitter). Por lo menos la primera comparación no parece descabellada.  Leandriño lideró el perímetro de los Suns esta temporada, llevando a la franquicia de Arizona hasta la final de conferencia frente a los Lakers.


Sus medias hablan por sí solas: 17’9 puntos 1’5 asistencias en temporada regular y 15’6 puntos y 1’3 en los play off. Claro que el tío Manu también se ganó a fondo su renovación con los espuelas (spurs) en una temporada en la que promedió 16,5 puntos y 4,9 asistencias por velada en temporada regular. Promedios (ahí está la diferencia en el carácter competitivo entre ambos jugadores) que incrementó en las rondas finales: 19,4 puntos y 6 asistencias en una temporada en la que San Antonio se quedó varado en las semifinales de conferencia, donde cayó precisamente ante los Suns de Barbosa, que el año que viene (si Jerry Collangelo no lo impide) compartirá vestuario con José Calderón en los Raptors. Aquí os dejamos un vídeo que contiene un top ten de las mejores jugadas de Leandro en la NBA para que os hagáis una idea de la dimensión del juego de este fibroso escolta:

 

 

 

La comparación entre Pau y Tiago es improcedente todavía. Aunque numéricamente, ambos exhiben registros parecidos, bordeando las dobles figuras en anotación y rebotes. Splitter viene de ser MVP de la final de la ACB y le espera un colosal desafío en EEUU, en la barriga de una franquicia ganadora, donde tendrá muchas opciones de desarrollar el enorme potencial de su juego (hoy día casi nadie juega tan bien como él de espaldas al aro).


Mañana también podremos ver en acción a Anderson Varejao, que está consolidado como un 4 (también mide 2’11) resultón en los Cleveland Cavaliers, donde ha sido uno de los escuderos de Lebron en los últimos años. Sin embargo, no podremos contemplar la fiereza del juego de Nené Hilario (Denver Nuggets), que vuelve a la selección tras tres años de ausencia en los que, entre otras cosas, tuvo que superar un cáncer.


Pero sí que disfrutaremos de la imaginación y el vértigo que imprime al juego Marceliño Huertas. Así pues, amigos lectores, convendrán en que hay material de sobra para que este martes veamos un rato de baloncesto pata negra en el que medirán sus fuerzas los campeones de América y Europa.


Ah, un último dato estadístico con sabor a reto con la historia. Brasil dobla a España en campeonatos del Mundo. Se colgó el oro en el campeonato del 59 y en el del 63. He ahí un motivo más para que nuestra selección se inspire y saque lo mejor de su juego en la apasionante cita turca que arranca este 28 de agosto. Eso sí, antes un poco de baile. Este martes tendremos un interesante anticipo de lo que puede pasar en septiembre, cuando el baloncesto mundial pruebe la capiriña con todos sus ingredientes.