Deriva en Malibú

«He enterrado cuentos y calendario,
ya cambié el balón por gasolina.
Ha prendido el bosque al incendiar la orilla.»

 

A cierre de líneas, Los Ángeles Lakers protagonizan el periodo más oscuro de su brillante historia, una que cuenta con 16 anillos de campeón y 31 finales disputadas. Decíamos en la preview del curso (https://www.fiebrebaloncesto.com/quo-vadis-lakers/) que para una franquicia como la angelina, acostumbrada a vivir fortificada en la cima de la NBA, el periodo actual de 3 años de reconstrucción era territorio inexplorado. Pero lo que estamos viendo en este curso hace imposible llegar a la conclusión de que estos Lakers estén construyendo algo. Con un récord de 3 victorias y 21 derrotas, superando únicamente a unos Sixers que lograron su único triunfo precisamente ante las huestes hollywodenses, el equipo se abandona a la deriva.

 

«Habrá que inventarse una salida,
ya no hay timón en la deriva.»

 

Los Lakers de Byron Scott no comparten el balón (18 asistencias por noche, 2º peor equipo de la liga), son un desastre atacando (96.6 puntos anotados por cada 100 posesiones, 28º registro de la NBA y empeorando en mucho los 100 del curso pasado), defendiendo (106.8 puntos recibidos por cada 100 posesiones, mejorando únicamente los guarismos de los New Orleans Pelicans) y superan tan sólo a los Sixers lanzando a canasta (45.7% de acierto). Los vines con jugadas ridículas de la tropa púrpura y oro (especialmente crueles con el ex del Barcelona Marcelinho Huertas, que naufraga constantemente a la hora de bajar el culo atrás) toman Internet al asalto, Hibbert se muestra más perdido que un pulpo en un garaje (y esta vez la culpa no es del todo suya) y los sistemas de ataque del equipo se limitan a que Kobe reciba el balón para jugarse el tiro, con independencia de su posición o de la proximidad de su defensor. En el último baile de su faraónica carrera, Bryant está promediando 17.2 tiros por partido, con un pírrico 32.4% de acierto.

El crossover de Brandon Knight deja en evidencia a un superado Huertas. Creedme, la jugada empieza con Marcelo enfrente de su rival. Fuente: espn.go.com

 

«Has tenido pulso para engancharme 

alistado en ejércitos suicidas.
Me adentré en el bosque y no encontré al vigía.»

 

Uno de los más perjudicados del embrollo monumental es precisamente el principal pilar sobre el que construir algo parecido a un futuro en la gloriosa franquicia. D´Angelo Russell, elección nº2 del último draft, es un apasionante proyecto de base, cercano a los 2 metros de altura y capaz de hacer prácticamente todo en una cancha de baloncesto. Pero es bien sabido que los armadores de juego necesitan de la confianza y ayuda de entrenadores y veteranos para acometer su adaptación al mundo profesional, más aún en un equipo distópico hasta el extremo como estos Lakers. Y, por si el convivir con 3 acaparadores natos de balón (Bryant, Young y Williams) en el róster no fuera suficiente, el chaval procedente de Ohio State ha sufrido la nula e inexplicable comunicación del coach Scott hacia sus novatos (catalogando como tal también a un Randle que apenas disfrutó de 14 minutos de experiencia en su curso de debut). Cuando el periodista angelino Baxter Holmes cuestionó a D´Angelo acerca de porqué había pasado a salir desde el banquillo durante el mes de noviembre, el chico respondió que algo estaría haciendo mal, y que debía corregirlo. La respuesta a la siguiente pregunta dejaría estupefactos a todos los presentes:

Byron explain why?

No.

Russell y Randle se ven obligados a dar los primeros pasos en el oscuro y peligroso bosque de la NBA sin atención alguna de su vigía…

Russel busca en Kobe las enseñanzas que Scott le niega. Fuente. nba.com

 

«Habrá que inventarse una salida.
Que el destino no nos tome las medidas.
Hay esperanza en la deriva.»

 

El bochorno sigue, los ridículos se suceden (97-126 en la última visita a Houston), pero débiles focos de luz tratan de hacerse ver entre la oscuridad reinante. Scott parece haber variado ligeramente sus delirantes planes, y Russell viene disfrutando de más responsabilidades ofensivas en el último mes (15.1 puntos y 3.6 asistencias promedia el novato en lo que llevamos de mes de diciembre). Además, Randle ha liberado a esa bestia reboteadora que lleva dentro (10.8 rebotes del media en los últimos 8 partidos) y Jordan Clarkson no abandona ese perfil vertical hasta el extremo, que tan necesario será cuando Kobe ya no esté.

Porque, como nos enseñan Vetusta Morla (autores de los maravillosos versos que han acompañado a este texto desde el inicio), en cualquier situación es posible hallar un halo de esperanza.

@Juanlu_num7

The End

El orgullo, combustible primordial de la histórica trayectoria deportiva de Kobe Bryant, sufre sin medida, atrapado en un cuerpo muy limitado por las lesiones y el desgaste inherente a 20 años en la élite. Las piernas se muestran incapaces ya de dotar al genio de Philadelphia del impulso necesario para embocar tiros imposibles como antaño (30.4% de acierto en sus lanzamientos de campo en el nuevo curso, 22% si nos centramos en los triples), y la ambición impide que La Mamba abandone el protagonismo de esa función sin orden ni concierto que son estos Lakers de Byron Scott. El equipo y sus jóvenes talentos eran cautivos de Kobe, y Kobe se encontraba a la vez confinado en la cárcel de su físico: había llegado el momento de anticipar la despedida.

Un torrente desbordado de recuerdos y sensacionales noches que pasaron a los libros de excelencia individual de la NBA, esa fue la reacción del que escribe al conocer la noticia y leer el poema breve de Bryant. Desde el 13er puesto de aquella fantástica camada de novatos de 1996, pasando por la tumultuosa dinastía que su compleja coexistencia con O´Neal impidió ampliar en el tiempo, hasta las 3 finales consecutivas junto a Pau Gasol: 20 años maravillosos que ni 5 anillos de campeón, ni un MVP de la liga regular, ni 2 MVPS de las finales, ni 17 presencias en el All Star Game, ni 11 inclusiones en el mejor quinteto de la temporada y 9 en el mejor quinteto defensivo, ni ese tercer puesto en la lista de anotadores históricos son capaces de sintetizar.

Porque es posible amar el baloncesto coral que tan bellamente interpretan los Warriors en la actualidad (y muchos otros conjuntos anteriormente), guardando a la vez como tesoros esos cursos en los que Bryant alcanzó la cima del éxtasis ejecutor individual. Esa temporada 2005/2006 saldada con unos alucinantes 35.4 puntos de promedio, arrastrando a un equipo mediocre hasta los playoffs y dejando por el camino regalos como los 81 puntos anotados ante los Toronto Raptors, o los 62 en tres cuartos frente a unos muy superiores Dallas Mavericks acaudillados por Dirk Nowitzki. Y tantas otras erupciones imparables, arrasando a equipos enteros como la incandescente lava de un poderoso volcán desatado.

 

«But you only need the light when it´s burning low

Only miss the sun when it starts to snow

Only know you love her when you let her go.»

Let her go – The Passenger 

 

De aquí al mes de abril todos los pabellones de la liga mostrarán su respeto absoluto hacia uno de los más grandes intérpretes de esa gloriosa sinfonía que es nuestro juego. El rival más odiado, el trabajador incansable, el orgulloso cañonero, el asesino sin piedad ni temor en los instantes decisivos, veía la semana pasada como la sufrida parroquia de su Philly natal, la misma que le abucheó sin piedad tanto en las finales de 2001 como a la hora de recoger el premio al MVP del All Star Game en 2002, rendía tributo a su figura.

Porque no valoramos de verdad a las personas hasta que se han ido.

Ha sido un verdadero placer el acompañar a Bryant en esta aventura de dos décadas, siendo testigo de su proceso de evolución personal (desde el chaval aislado emocionalmente del resto del róster al veterano líder vocal, pasando por los recurrentes problemas de ego desmedido que le hicieron chocar con Shaq y con tantos otros) y profesional. Con sus virtudes y sus defectos, es hora de que todos tomemos perspectiva y valoremos como se merece el legado de un deportista inolvidable.

@Juanlu_num7

Los juegos del hambre

La motivación es el combustible principal de los deportistas profesionales de élite, el afán por perseguir la excelencia en entornos construidos sobre la competitividad pura y dura. Si cercamos la parcela de análisis en los clubes deportivos más grandes, la enfermiza obligación ganadora exige que el grupo (incluyendo en él tanto a jugadores como a cuerpo técnico) comparta esa motivación, para ser capaces de sobreponerse a las exigencias diarias generadas tanto desde los rivales como desde el propio entorno.

El Real Madrid de Pablo Laso lo ganó todo el año pasado, tras dos temporadas cayendo en el último escalón de la Euroliga (completando excelentes travesías hasta llegar ahí). El entrenador vitoriano inoculó a sus jugadores la ilusión por desafiar el dominio brutal ejercido por el Barcelona en las competiciones domésticas primero, y la de reverdecer laureles marchitos en el Viejo Continente después. Pero, con la nueva campaña agotando sus meses iniciales, una preocupante luz roja se ha encendido en las entrañas del saciado vestuario merengue. Entre problemas físicos debido a la ausencia de descanso (con esa Copa Intercontinental añadiendo madera al frenético calendario) y bajón motivacional, la aventura europea corre ya serio peligro.

Las derrotas inesperadas se acumulan (Estrasburgo, Estrella Roja, Bayern…), sobre todo a domicilio (4 en otros tantos partidos), con el equipo naufragando en fase defensiva: los blancos reciben 86.1 puntos de media, por los 77.8 encajados en Liga Endesa. A la deficiente defensa perimetral, sobre todo en la línea de 3 puntos (los rivales europeos aciertan un 40.9% de sus lanzamientos desde la larga distancia cuando se enfrentan a los blancos), se suma un juego interior incapaz de intimidar con la frecuencia necesaria. Taylor, llamado a ser pieza clave a la hora de sostener el engranaje, aún está en proceso de adaptación tras su lesión inicial, y ni Ayón (irregular a la hora de defender el aro propio), ni Thompkins (todo clase en ataque, poco esforzado en defensa) ni Felipe están siendo capaces de frenar la hemorragia diaria en la pintura. Los 26 puntos de Zirbes en la Sala Pionir fueron la última muestra de candidez.

Los problemas físicos de Rudy Fernández (que le tendrán al menos un par de meses fuera de circulación) no ayudarán a recuperar el sostén exterior de una tropa exigida a todo si quiere defender con dignidad el trono brillantemente logrado frente a Olympiacos el pasado mes de mayo. Y todo empieza por recuperar el deseo, el hambre grupal que active el sistema defensivo.

Que comiencen los juegos…

@Juanlu_num7

Travesía sin final

«Fue tan largo el duelo que al final

casi lo confundo con mi hogar.»

Cuarteles de invierno. Vetusta Morla.

 

37 victorias por 127 derrotas en dos temporadas, y un panorama similar para el curso que acaba de comenzar. La reconstrucción eterna perpetrada por Sam Hinkie sigue colmando de vergüenza las alforjas de los sufridos asistentes al Wells Fargo Center. Los históricos Sixers se han convertido en tierra de oportunidades para jugadores rebotados desde otros equipos u olvidados en la ceremonia de selección de los novatos, mientras desarrollan talento bisoño y mantienen la máxima flexibilidad salarial posible, a la espera de que el proyecto capte la atención de alguno de los grandes nombres de la NBA. En las oficinas no tiembla el pulso a la hora de tomar decisiones drásticas: si se adivina un techo bajo para un jugador, su futuro como pieza clave estará en entredicho. Ahí está el ejemplo de Michael Carter-Williams, novato del año en 2014 y que acabó en los Milwaukee Bucks.

Y, caminando entre el lodazal transitorio generado desde las oficinas, un entrenador que pretende ejercer de mentor para su grupo de chavales, educándolos en la cultura competitiva de acuerdo al baloncesto moderno. Dentro de la limitadísima calidad de sus recursos, Brett Brown ha implantado en el equipo la metodología derivada del Basketball Analytics: los Sixers fueron la temporada pasada el segundo equipo que menos lanzamientos ejecutó desde la media distancia (el tiro más ineficiente, en una distribución ideal que prima lanzamientos de 3 puntos y cercanos a la canasta), únicamente por detrás de los Houston Rockets. El Tanking abrazado por los mandamases no baja a la pista, donde el coach y sus jugadores intentan competir con dignidad: una utopía si comparamos su róster con el de sus rivales noche tras noche.

Las elecciones de la organización en los últimos drafts son otro foco de críticas por parte de los aficionados de la Ciudad del Amor Fraternal. Sus picks más relevantes (aparte de Carter-Williams y de un Saric que ha confirmado recientemente que el año que viene será el de su desembarco en la mejor liga de baloncesto del planeta) son todos jugadores marcadamente interiores, y uno de ellos (Embiid) oposita al título de heredero de Greg Oden. En los otros dos gólems bisoños anidan las grandes esperanzas de la franquicia, y las escasas razones para sentarse a ver un partido de Philly este año.

Okafor, esteta en pleno lodazal. Fuente. nba.com

Jahlil Okafor, favorito a novato del año con un juego a contraestilo en la actual NBA, es el mayor atractivo de la tropa. El chico procedente de Duke viene mostrando sus extraordinarios recursos al poste bajo desde el primer día entre los profesionales, sumados a una capacidad para correr la pista que no es norma entre los jugadores de su talla. 26 puntos ante Boston, 24 frente a los Cavaliers (arrollando por momentos a Kevin Love) y 21 en Milwaukee, sin bajar nunca de la decena en sus 5 primeros partidos NBA. Brown deberá bajar el ritmo de juego para surtir de balones a su principal arma, que acumulará unos niveles de uso ofensivo decisivos en la carrera por ser el mejor rookie 2015/2016.

Y, guardando las espaldas a Okafor, Nerlens Noel afronta su segunda aventura (sin contar un año de debut en blanco por lesión) deseoso de confirmar su valor en defensa y pulir de paso un arsenal ofensivo francamente limitado. 10.8 rebotes, 2 tapones y 1.3 robos de balón promedia el espigado power forward (center a la fuerza) en los 5 partidos disputados, todo versatilidad pendiente de absorber los conceptos defensivos que la pizarra de su coach asimiló en la escuela de los San Antonio Spurs.

A falta de victorias, bueno es monitorizar las evoluciones de un juego interior prometedor, mientras se trata de avistar un oásis en la eterna travesía por el desierto organizada por Hinkie. Quien no se consuela es porque no quiere…

@Juanlu_num7

NBA Preview 15/16: 30 equipos en 30 tuits

Conferencia Este

 Chicago Bulls:

-Poderío interior (Pau-Noah-Gibson-Niko).

-Hoiberg revoluciona el ritmo ofensivo.

-Butler y Rose: líderes complementarios.

Miami Heat:

-Bosh-Wade-Dragic: trío diferencial.

-Concentración y minutos de Whiteside.

-Róster más profundo (llegan STAT y Green).

Cleveland Cavaliers: 

-Salud de Irving.

-Definir rotación interior (Love, Mozgov, Varejao, Thompson).

-Lebron es el Alfa y el Omega.

Waiters reclamando la bola: cachondeo asegurado. Fuente: blacksportsonline.com

Atlanta Hawks:

-Sombra alargada del curso pasado.

-Carroll: baja crítica.

-Budenholzer es el líder, replicando el modelo Spurs.

Boston Celtics:

-Lee, para mejorar el ataque.

-Intensidad por fuera (Smart, Bradley, Crowder).

-Stevens: hacedor de milagros.

-Coralidad.

Detroit Pistons:

-Espacio para Drummond.

-Stan, ajustando su modelo (Big fella+tiradores).

-Coexistencia Jennings-Jackson bajo sospecha.

Charlotte Hornets:

-Letal lesión de Kidd-Gilchrist.

-Jefferson: arte al poste bajo.

-Más profundidad (Batum, Lin, Hawes).

New York Knicks:

-Melo, de vuelta y motivado.

-Afflalo y Lopez: buenos complementos.

-Porzingis: foco de ilusión.

-Rotación exterior pendiente de definir.

Brooklyn Nets:

-El equipo de Brook Lopez.

-Plantilla débil atrás, contraria a la idea de juego de Hollins.

-Thaddeus Young con espacio para brillar.

Washington Wizards:

-Wall&Beal: pareja estelar y en crecimiento.

-Otto Porter: clave de la transición al small ball.

-Amenaza real para Cavs-Bulls-Hawks.

Toronto Raptors:

-DeMarre Carroll: fichaje de relumbrón.

-Exteriores con puntos en las manos (Lowry, DeRozan, Ross).

-Scola: excelente llegada silenciosa.

Indiana Pacers:

-Paul George ante la prueba del falso cuatro.

-Ellis ayudará mucho en el juego ofensivo.

-Rotación interior muy debilitada.

Philadelphia 76ers:

-La reconstrucción delirante continúa.

-Okafor y su juego de pies son luz en la oscuridad.

-Embiid oposita a nuevo Oden.

Hinkie y su viaje a ninguna parte. Fuente: slate.com

Orlando Magic:

-Mejoría obligada, desde el combo Oladipo-Vucevic.

-Evolución de Payton&Gordon.

-Hezonja y Harris: puntos en las alas.

Milwaukee Bucks: 

-Exhuberancia física (Giannis, Henson, Parker, C-Will).

-Middleton oposita a líder ofensivo.

-Monroe trae talento en la pintura.

 

Conferencia Oeste

Sacramento Kings:

-Firepower (Gay, Belinelli, McLemore, Collison).

-Cousins, ¿madurez como líder?

-Rondo´s Redemption.

Dallas Mavericks:

-¿Resurrección de D-Will?.

-Paso adelante necesario de Parsons.

-¿Pachulia+Sammy+McGee=Jordan?

-Wesley Matthews be like:

Utah Jazz:

-Poderío dúo Favors-Gobert.

-Hayward en estelar evolución.

-¿Perdemos la fe en Trey Burke?.

-Snyder debe pulir la ofensiva.

New Orleans Pelicans:

-Davis: el gólem del futuro…Y del presente.

-Revolución Gentry.

-Evans&Holiday, generadores necesarios.

Portland Trail Blazers:

-Róster=erial. 4 titulares abandonan el barco.

-Lillard con licencia para tirar.

-La hora de McCollum.

Los Angeles Lakers:

-¿Último baile de Kobe?.

-Williams&Young: no me pises que llevo chanclas.

-Chavalada en aprendizaje (Randle, Clarkson, Russell).

Los Angeles Clippers:

-Róster infinito.

-Paul necesita superar sus demonios en POs.

-Stephenson, bomba de relojería en el vestuario.

Denver Nuggets:

-Gallinari debe confirmar su buen momento.

-Muday hereda el timón de Lawson.

-Sin llegadas de campanillas.

Houston Rockets:

-Harden mejorando en defensa, su último horizonte.

-Howard busca la pujanza de antaño.

-Lawson: llegada necesaria.

Memphis Grizzlies:

-A contracorriente, volcados sobre Gasol&Z-Bo.

-Defensa temible y admirable (Conley, Allen, Marc…).

-Falta tiro exterior.

San Antonio Spurs:

-Triunfadores del mercado (Aldridge, West, renovaciones).

-¿Es eterno Tim Duncan?.

-Leonard: presente y futuro.

Golden State Warriors:

-Continuidad en la excelencia.

-Kerr profundizando en el small ball.

-Green, X-Factor (again).

Minnesota Timberwolves:

-Nacidos para correr (Wiggins, Rubio, LaVine…).

-Veteranos mentores (Garnett, Miller).

-Towns quiere deslumbrar.

Phoenix Suns:

-Modelo de combo guards (Bledsoe-Knight).

-Morris, a superar la morriña de gemelo.

-Chandler como ancla veterana.

Oklahoma City Thunder:

-Durant&Westbrook, ¿mejor dúo de la liga?.

-Donovan: frescura en el banco.

-Nivel en la zona (Ibaka, Kanter, Adams).

Quo vadis, Lakers?

«Nos gastamos en drogas

la arena de los sueños, y la pasta de la revolución.»

Pablo Moro. El último vals.

 

Los todopoderosos Lakers nunca entendieron de reconstrucciones. Desde 1948, afincados aún en la fría Minneapolis, únicamente 7 ediciones de los playoffs han echado a andar sin la participación de los de púrpura y oro. El embrujo de la franquicia (la que más finales de la NBA ha disputado) y la atracción del clima y modo de vida californiano han ejercido desde siempre un brillante e irresistible magnetismo sobre los mejores jugadores del planeta basket. Es por ello que la organización transita estos días por un territorio inexplorado: 2 temporadas consecutivas con récords pírricos, contándose ambos entre los 4 peores de toda su historia.

En una NBA cada vez más impersonal, con los «assests» sustituyendo a los «players» en el discurso de los general managers, los Lakers decidieron adoptar un enfoque más humano en diciembre de 2013. La multimillonaria extensión de contrato (48.5 millones de dólares por 2 temporadas) para un Kobe Bryant de 35 años y asediado por las lesiones era un sincero homenaje a un jugador de época, máximo anotador histórico de la organización y con una mano repleta de anillos de campeón. Homenaje merecido, sin duda, pero que dejaba al equipo sin margen de maniobra y postergaba su necesaria reinvención. Bryant ha sido estos 2 cursos (mientras ha podido permanecer en la pista) la «droga» que ha anestesiado a la parroquia del Staples Center, dispuesta a soportar la mediocridad general con tal de agasajar y despedir a su héroe. Hoy, para el posible último baile del genio de Philadelphia, los angelinos presentan un róster con talento joven y recovecos delirantes en su concepción.

Byron Scott, ex-leyenda de la franquicia y entrenador del año en 2008 (con los New Orleans Hornets), exigirá a sus hombres movilidad en ataque (con cortes constantes hacia canasta de sus jugadores exteriores) y actividad atrás. El backcourt puede ser agresivo y buscar el robo sin miedo, gracias al gólem que cuidará sus espaldas este año. Al menos esa es la idea…

Roy Hibbert lleva temporada y media instalado en la intrascendencia, pero sigue siendo un defensor interior de élite. El 42.6% provocado a sus rivales en la pintura durante el curso 14/15 es un dato revelador, y el cambio de ciudad (y de planeta prácticamente, de Indiana a California) debería servirle de acicate para centrarse en lo que será verdaderamente útil para la tropa: proteger el aro y asegurar el rebote. Y, junto al gigante neoyorquino, patrullará una de las grandes esperanzas de la organización: tras lesionarse en su debut profesional y permanecer el resto del curso en blanco, Julius Randle (elección nº7 del draft de 2014) aportará descaro y frescura a la batería interior. Su dinamismo y búsqueda constante del aro en ambiciosas penetraciones contrastan con un mejorable manejo de balón y una deficiente lectura del juego, normales en un chaval que cumplirá los 21 a finales de noviembre. Completan el elenco Tarik Black (como back-up de Hibbert), el siempre útil Brandon Bass y un Ryan Kelly en el rol de stretch four de la tropa. Tipo inteligente, jugador de complemento, buen tirador y pasador que nunca se extralimitará en sus funciones.

Randle quiere ser la nueva cara de la franquicia. Fuente: nba.com

Pero es en el juego exterior donde hallaremos el reverso más fascinante y delirante de la plantilla de Scott. Todas las canchas de la liga prepararán sus homenajes particulares a Bryant por si la de este curso fuera su última visita a la ciudad en pantalón corto, y se encontrarán con un Kobe ejerciendo de falso 3, posteando y tomando muchas decisiones de espaldas a su defensor. La presencia de la «Mamba Negra» será a la vez bendición perecedera para los fans y maldición para los chavales del perímetro angelino, más aún si a su insaciable demanda de balones sumamos la de la pareja de cañoneros que formará parte de la segunda unidad.

De chollo absoluto valoraría el que escribe el contrato que los Lakers firmaron a Lou Williams (21 millones de dólares por 3 años), cifra muy baja bajo los estándares del nuevo contrato televisivo para uno de los mejores anotadores desde el banquillo de la NBA. El problema es que el equipo ya tenía ese rol cubierto con un Nick Young para el que el único lanzamiento malo es aquel que no se lanza (1.1 asistencias promedia «Swaggy P» en su carrera), y la coexistencia de dos anotadores de dudosa selección de tiro en una misma unidad es uno de esos recovecos delirantes a los que hacíamos referencia en los primeros párrafos. La presencia de Bryant, Williams y Young postergará la evolución de Jordan Clarkson, otra de las grandes esperanzas de la organización. Pendiente de definir su posición y de trabajar en su inconsistente tiro exterior, el ex de la Universidad de Missouri pinta a robo del draft (hasta el puesto 46 cayó en la última camada de novatos) a poco que le dejen asumir responsabilidades ofensivas, desde su fulgurante primer paso y su exhuberancia física. Misión imposible, dada la proliferación de pistoleros en la banda.

Y si en Clarkson residen buena parte de las expectativas de fans y ejecutivos de Lakerland, qué decir del nº2 del draft de 2015. Con su elección más alta desde James Worthy (nº1 de 1982), los angelinos escogieron a D´Angelo Russell, candidato a dominar la posición de base en los años venideros. Desde su atalaya de casi 2 metros, y con un físico fuera de lo normal en su puesto, Russell promedió 19.3 puntos, 5.7 rebotes y 5 asistencias en su primera (y última) campaña en Ohio State. Con Scott valorando aún si el novato partirá desde el quinteto titular o desde el banquillo, la misión del pointguard se centrará en la distribución y el crecimiento defensivo, asumiendo en ataque las migajas que dejen por el camino la colección de anotadores exteriores presentes a sus lados.

Bryant, inmejorable mentor para Russell. Fuente: espn.go.com

 

Un curso más en el dulce purgatorio, con el sorprendente regreso a última hora de Metta World Peace. Sin rumbo pero con la ilusión de despedir a uno de los mejores escoltas de la historia de la liga como se merece: en la pista.

 

Let´s get physical

Los gloriosos Boston Celtics rendían visita a Madrid, 27 años después de que Larry Bird abanderara el asalto al antiguo Palacio de los Deportes ante la tropa merengue de Petrovic y Fernando Martín. Unos Celtics sin nombres llamativos para el público menos acostumbrado a seguir el día a día de la mejor competición de baloncesto del planeta, con el diminuto y talentoso Isaiah Thomas como cara más reconocible y el juego coral como bandera irrenunciable. Porque los de Massachusetts son un EQUIPO, y su verdadera estrella sostiene la pizarra en el banquillo.

Thomas dirige las operaciones, acosado por Sergio Llull. Fuente: nba.com

El Real Madrid de Laso saltó a la cancha dispuesto a dar guerra, subidos a la ola de creatividad pura generada por Sergio Rodríguez. La irrupción del Chacho y los infinitos recursos ofensivos de Trey Thompkins permitieron a los locales aguantar en el partido durante el cuarto inaugural (23-25), hasta que Brad Stevens ordenó a sus muchachos incrementar la intensidad defensiva. La colección de fenomenales stoppers exteriores de los Orgullosos Verdes (Smart, Bradley, Crowder), la línea de 3 con distancia NBA y el descanso del prestidigitador canario ahogaron al Madrid, mientras Boston mostraba ese ataque con movimientos y pases constantes que les regaló una plaza en los últimos playoffs. Quintetos versátiles, dispuestos a correr y con hombres grandes haciendo gala de su buena lectura del juego. Aquí conviene detenerse en el interesante fichaje de David Lee: hastiado tras su ostracismo en los Golden State Warriors campeones, el ex de los Knicks será un valioso foco ofensivo para el equipo, desde sus variadas armas para anotar y su talento pasador. Su calidad en el primer pase tras rebote, ese que arma las buenas las transiciones, será una bendición para una tropa que quiere galopar (13.6 puntos promediaron los Celtics el curso pasado en esa suerte del juego).

Los triples de un Bradley que aumenta su fiabilidad desde la larga distancia verano tras verano rompieron definitivamente el partido, con el Madrid maquillando en el tramo final desventajas que se situaban ya en el umbral de los 20 puntos. La anécdota del resultado final (96-111, calcado al de 1988) y ese pacto con el diablo, sin contraprestaciones aparentes, que parece haber firmado el gran Rick Fox (no pasan los años por el ex de Celtics y Lakers), dieron brillo a una cita que siempre gusta a este lado del Atlántico. Competitividad hubo poca, menos aún desde que Stevens se disfrazó de Olivia Newton-John y entonó aquello de «Let´s get physical!».

@Juanlu_num7

 

El Inmortal de Sant Boi

Final de la liga ACB, año 2001. 14 años y casi 3 meses han pasado desde aquel 21 de junio en el Raimundo Saporta de la vieja Ciudad Deportiva del Real Madrid, pero Sergio Scariolo y un servidor ya estábamos allí, presenciando en directo las evoluciones de un talento nunca antes visto en nuestro baloncesto. Tras explotar definitivamente en la final de la Copa del Rey de ese mismo curso, un imberbe Pau Gasol ejecutaba al equipo blanco del técnico italiano por la vía rápida, como guinda de un inmaculado 9-0 en los playoffs. Ese mismo verano debutaría con la selección absoluta, tras formar parte de los famosos Juniors de Oro en un rol algo residual. De aquel Eurobasket de Turquía quedaría grabado en nuestras retinas el duelo por el tercer puesto, resuelto por España (ya el equipo de Pau) ante la Alemania de Dirk Nowitzki. 31 puntos y 10 rebotes para el de Sant Boi, 43+15 para el cañonero alemán. La Guerra de las Galaxias.

14 años dan para mucho, y el transitar vital de este adicto al baloncesto encuentra siempre recuerdos asociados al mejor deportista de la historia nuestro país (en dura pugna con Rafa Nadal, según mi poco respetable opinión). La ceremonia del draft, la llegada a unos Grizzlies recién mudados a Memphis y a su impactante e incómoda pirámide, aquel mate en la cara de Kevin Garnett, el premio a mejor novato del año, los All Stars, el oro de Japón, el aterrizaje en los fastuosos Lakers, los 2 anillos como lugarteniente de Kobe Bryant, los 2 oros europeos y las 2 finales de los JJOO…

Nada es imposible para el Titán de Sant Boi. Fuente: acb.com

Pero nunca es suficiente para Pau, que mantiene intacta su hambre competitiva a una edad en la que la mayor parte de los deportistas profesionales se encuentran ya atrapados en la decadencia. Con 35 años, Gasol nos ha regalado una temporada fantástica en los Chicago Bulls (con barbaridades como los 46 puntos anotados ante los Milwaukee Bucks, tope de su dilatada carrera NBA) y nos está asombrando con un memorable Eurobasket 2015, acaudillando a una España muy justa de talento y profundidad. La tropa de Scariolo (el mismo que también estaba allí hace 14 años y 3 meses, ya con su pelo debidamente engominado) ha ido superando obstáculos encaramada a las inmensas espaldas de un esteta de la pintura que ha firmado 97 puntos en los tres cruces disputados, a falta de la final. Los 40 puntos, 11 rebotes y 3 tapones ante la anfitriona Francia, una escuadra muy superior tanto en lo físico como en lo técnico y apoyada por 27.000 enfervorizados fieles, han sido el éxtasis de su colosal aventura en las competiciones FIBA.

Aunque hablar de éxtasis con el héroe que nos ocupa es de una valentía altamente temeraria. Quién sabe qué nuevas heroicidades nos tendrá preparadas el Inmortal de Sant Boi…

@Juanlu_num7

Tenores enigmáticos.

Italia lleva años defraudando las expectativas creadas en las previas de los grandes torneos a los que acude, sin ser un equipo realmente competitivo en las fases finales. El escenario tampoco ha variado mucho en este Eurobasket 2015, y Pianigiani es perfectamente consciente de lo que tiene entre manos: la Azzurra es una banda con 5 peligrosos forajidos alistados (sin contar al lesionado Datome), 5 tipos con muchos puntos en las manos y poca o ninguna gana de soltar la pelota naranja cuando cae en ellas. Solución del coach: abandonarse a su talento, y que los dioses baloncestísticos repartan suerte.

Pereza generalizada en defensa, escasa sucesión de pases, mucho uno contra uno, alimentación nula para el juego al poste y escoltas que suben el balón a modo de bases y sufren si el equipo rival organiza unos buenos 2 contra 1 presionantes. El engranaje ofensivo de Italia tiene poco de coral, pero el enorme talento de sus tenores hará el resto en un buen día.

En Gentile, Aradori y Belinelli (sobre todo en el ex de los Spurs) los transalpinos tienen 3 extraordinarios tiradores que son anotadores en el más amplio sentido de la palabra. Jugadores con una combinación de recursos ofensivos y manejo de balón que añadir a su letal lanzamiento exterior, para erigirse en la pesadilla de cualquier defensor a poco que estén entonados.

Belinelli entonado, problema asegurado. Fuente fotografía: gigantesdelbasket.com

A Andrea Bargnani todos (especialmente los aficionados de Raptors y Knicks) lo conocemos como si fuera uno más de la familia. Nº1 del draft de 2006, los 7 pies del gigante romano no son más que una ilusión. Si retiramos el biombo, quedarán expuestas las vergüenzas de un reboteador pésimo para su talla, nulo defensor y ridículo intimidador. El liderazgo y el ardor competitivo tampoco se cuentan entre las aptitudes de Andrea, pero su dinamismo y buen lanzamiento desde media y larga distancia pueden complicar y mucho la vida a los pívots de este Eurobasket.

Y cierra el quinteto otro ex de los Knicks, de vuelta tras sufrir el cruel tormento de las lesiones de rodilla. El talento ofensivo de Gallinari está fuera de toda duda, y su manejo de balón (diferencial en un tipo de 2.08 metros) y velocidad le convierten en un problema irresoluble para los interiores rivales cuando enfila la canasta desde 6 metros de distancia. Cesta o falta recibida serán los finales más probables para estas aventuras del jugador de los Nuggets. Bien lo saben Turquía (que acabó llevándose el partido, pese a los 33 puntos de Gallo) y España.

Nuestra selección ha sido la primera aristócrata de la competición que ha sucumbido ante una de las tormentas perfectas conjuradas por esta Italia (98-105, con 56 puntos firmados por el dúo Gallinari-Belinelli) que no presenta hechuras de organización sólida, pero que puede amargar la vida a cualquiera si acepta su invitación a un tiroteo de alto ritmo y frenesí.

Los tenores lanzarán la moneda al aire día tras día: si sale cara, la imaginación será el límite. Si sale cruz, tocará abandonar de nuevo el torneo por la puerta de atrás.

 

 

El triunfo de la sencillez

«I can’t say the job made me this way. More like me being this way made me right for the job.»

Detective Rust Cohle. True Detective

La coralidad del Real Madrid multiplica hasta el infinito el número de protagonistas que merecen su cuota de ese apoteósico logro que supone ganar Supercopa, Copa, Euroliga y Liga Endesa en un único curso. La potencia y el arrojo de Llull (MVP de la Supercopa y de la final de la Liga Endesa, amén de ese triple estratosférico y sobre la bocina ante Valencia Basket en la semifinal); la magia del prestidigitador Sergio Rodríguez; la aportación polifacética de Rudy (MVP de la Copa); el talento a cuentagotas de Carroll (extraordinario tanto en el último partido de la Euroliga como en la final de la liga), el trabajo desde la sombra (con chispazos brutales, como ese galardón de MVP de la final de la Euroliga para el Chapu) de Nocioni, Rivers y Maciulis; el liderazgo y rendimiento inmutable del veterano Felipón, capitán y MVP de la Liga Endesa; el salto de nivel proporcionado por Ayón, en la pintura y durante los momentos clave del curso; la resistencia al olvido de Slaughter; el silencio ante el ostracismo (anteponiendo la salud del grupo al interés propio) de Campazzo, Mejri y Bourousis…

Pero existe un protagonista que se mantendrá agazapado en la retaguardia, sin declaraciones rimbombantes ni entrevistas de autobombo que nos hagan reparar en lo maravilloso de su trayectoria en el club. Porque hoy, entre el confetti y los gritos de euforia, conviene recordar que Pablo Laso tuvo que esperar más de un mes el pasado verano a que el Real Madrid le confirmara como entrenador jefe para la temporada que acaba de finalizar. Con sus ayudantes fuera del barco (en una decisión del club redirigiría más tarde a paliar algunas deficiencias del coach vitoriano en la gestión de ajustes intra-partido) y los coqueteos con Fotis Katsikaris sin llegar al puerto deseado, Laso se levantó de la silla de ruedas (aquella en la que abandonó el Palau Blaugrana hace un año) y anduvo, cual Lázaro moderno.

Y Lázaro resucitó, a lo grande. Fuente fotografía: acb.com

19 años sin ganar la Copa del Rey (hasta el triunfo de 2012), 20 años sin ganar la Copa de Europa, 41 años sin lograr el arrollador triplete… No hay maldición que doblegue el trabajo sordo y modesto de Pablo. Pero, por encima de los títulos (y no son pocos: 3 Copas, 2 Ligas, 1 Euroliga y 3 Supercopas), el mayor mérito del 3 veces Mejor Entrenador ACB es otro que no muchos saben reconocerle: haber devuelto la ilusión a un equipo y a toda una hinchada, a base de un juego alegre, veloz y ganador.

La rabia de un ganador. Fuente fotografía: marca.com

3 temporadas consecutivas alcanzando la final de la Euroliga, eso es recuperar el prestigio perdido en el Viejo Continente. Laso ha perpetuado en invierno blanco en Europa, desde la sencillez. Fijemos el foco sobre él, hasta que lo aparte ruborizado.

@Juanlu_num7