Adiós ENTRENADOR

El pasado 4 de agosto, José Luis Abós tenía que abandonar el banquillo del CAI Zaragoza, para jugar el partido de la vida, el que le enfrentaría contra un traicionero y peligroso rival. Dos meses largos de lucha, sin poder pedir ni un tiempo muerto, pero plantándole cara con gallardía, hasta que ayer 20 de octubre su cuerpo dijo basta, ese maldito contrincante le había ganado la batalla.

La enfermedad ha truncado una de las carreras más brillantes y prometedoras en los banquillos del baloncesto nacional. Una carrera que comenzó al amparo de Alfred Julbe y de Mario Pesquera, para después volar sólo en los banquillos LEB de CajaBilbao y Breogán, e incluso ser asistente en la NCAA en la universidad de Wake Forest de la mano de Dave Odom. Mallorca, Girona y el Drac Inca completarían su formación antes de hacerse cargo en la temporada 2009/2010 de su CAI Zaragoza. Primero el deseado ascenso a la ACB, luego la consolidación en la élite y por fin el éxito de participar en la Copa del Rey, en los Play Offs y en Europa.

Su estilo era el de un entrenador de los buenos, que sabía aunar la disciplina defensiva con el juego talentoso en ataque. Yo no sé si hubiera llegado a alguno de los gigantes del baloncesto español, o a la selección, o a algún club europeo con solera, sólo sé que de haberlo conseguido no hubiera defraudado a nadie. Para los que me conocen, sólo les diré una cosa, «José Luis Abós sí que era el hombre».

Ya hay en marcha una iniciativa para ponerle su nombre a la cancha de CAI, desde Fiebrebaloncesto nos sumamos enérgicamente a esa propuesta, como también lo hacemos a que se guarde un emotivo minuto de silencio en todas las canchas donde se dispute baloncesto el próximo fin de semana, porque se ha ido un GRANDE, y se ha ido demasiado pronto.

Descanse en paz Don José Luis Abós, descanse en paz un ENTRENADOR con mayúsculas.

Les dejo con la carta de despedida que escribió poco antes del fatídico desenlace, hay que ser un hombre de gran categoría para escribir esto:

carta abos