Un virus en la ACB

blogs-iconoacb-icono

Lo que empezó como un resfriado puede convertirse en pulmonía si no se cura a tiempo.  Ni la ACB ni el sindicato de jugadores han acertado hasta ahora a poner remedio a una situación que va empeorando temporada tras temporada, salpicando cada vez a más equipos y más jugadores, con la consecuente fuga de talento y descenso del nivel de la competición. Vamos a analizarlo. El debate está abierto.

***

Un virus en la ACB

Fernando Santamaría

27.abril.2014

Fuente de foto: elcorreo.com

 

Equipos que no enganchan con jugadores que ni se identifican ni se hacen querer. Aleros que cambian más de camiseta que de calcetines, equipos que ni aspiran a nada ni se les espera, jugadores que no cobran ni cobraran y equipo s que no bajan, porque nadie puede subir.


¿Qué ha cambiado en la ACB en estos últimos años?


Por empezar por alguna parte, por ejemplo, por lo que si funciona, hay que destacar que seguimos teniendo una selección que engancha y que gana, sin duda el principal motivo del boom del baloncesto previo al desastre que se avecina. Los ÑBA han cambiado pero seguimos teniendo presencia allí y apareciendo en el Top10 de jugadas de la semana en la NBA. Ya no están Navarro o Rudy pero están Ibaka, Ricky y a ratos hasta Claver, mientras que los hermanos Gasol siguen siendo un seguro, lo mismo que Calderon.


Los patrocinadores de la propia liga siguen ahí, empresas como Endesa, Orange o Kia apuestan fuerte por el baloncesto como imagen de marca y se promulgan los valores de la competición.


Competitivamente seguimos teniendo en la copa del rey, una de las mejores, si no la mejor, competición del mundo y hasta el nivel de juego acompaña, con el Madrid metiendo puntos de cien en cien y equipos revelación como Valencia, Zaragoza o Canarias tratando de dar la alternativa a los de siempre.


¿Qué es lo que falla?


Durante el último par de años, los mejores jugadores emigran a ligas donde pagan más e incluso se permiten el lujo de robarnos jugadores a mitad de temporada.


El caso este año del Tenerife con Sekulic sin duda ha desvirtuado un poco la competición, pues el equipo ha pasado de luchar por los play-off a estar a tiro de piedra del descenso.

Caso similar al del CAI o el Monbus con Shermanidi o Muscala.


Que pasa por ejemplo en Bilbao, con el pabellón lleno hasta arriba y los jugadores sin ver un duro en toda la temporada. Los hombres de negro, que hace dos temporadas plantaban cara al Barcelona en la mismísima final ACB, llevan varios años enlazando patrocinios conflictivos y es que, así como la liga si encuentra patrocinadores como los arriba mencionados, a los equipos les está costando horrores encontrar quien inyecte algo de dinero en las arcas, con el consecuente descenso del poder adquisitivo.


Reducción de poder adquisitivo que por otra parte, alguien (La liga) debería vigilar. Si no hay dinero, pues se hace un proyecto más modesto de inicio y se compite hasta el final. Es incomprensible que lleguen jugadores a mitad de temporada como Markota, quince días antes de anunciar que no hay dinero. ¿Quién vigila esto?


Sin duda la televisión tampoco se libra de culpa. Los ingresos televisivos son mínimos aun cuando las audiencias no son malas. Y todo eso pese a ser un producto ciertamente maltratado, con cero publicidad y malos horarios. ¿Cuándo fue la última vez que una televisión siquiera dio los resultados de la jornada en sus telediarios? Hay que ser realistas, pese a ser el segundo deporte del país en fichas federativas, televisivamente hablando hemos perdido sitio frente a los coches o las motos.


Hay que vender mejor el producto. ¿Cómo? Aquí entre todos habría que aportar todo a una y no haciendo la guerra por su cuenta.


La liga desde luego no parece reaccionar, pero los clubes tampoco se libran de culpa. Se afanan en originales y divertidas campañas de marketing y publicidad, algo que se agradece sin duda, pero falla el producto.


Equipos como el Valladolid, siento decirlo pero son una deshonra para la liga, a los que seguir como aficionado debe ser como poco complicado, cuando cada semana llega un jugador nuevo en sustitución de otro cuyo nombre no habían tenido tiempo de aprenderse y que se ha marchado a donde le paguen.


¿No hubiera sido mejor apostar de inicio por los Pozas, Manzano y otros jóvenes jugadores nacionales hambrientos de oportunidades en vez de fomentar el carrusel de americanos de salgo cuyo único propósito es meter un día 20 puntos para irse a jugar a Turquía?


Pero por otra parte, ¿Qué tienen que temer los equipos pequeños sin la sombra del descenso?


Año tras año se está permitiendo competir a equipos con deudas millonarias y sin embargo no se concede el ascenso a equipos modestos, con presupuestos pequeños pero saneados. Equipos suyos seguidores sin duda serían un soplo de aire fresco ante una nueva competición, ciudades con hambre de ver baloncesto de elite, y para los que competir por no descender es tan emocionante como para los grandes ganar un título. ¿O nadie recuerda las gestas del Alicante de Lou Roe o del Estudiante de Jasen por evitar el descenso?


La liga debe replantearse el importe del cupo de acceso y adaptarlas a la economía actual del país. Estamos dejando competir a equipos con presupuestos por debajo del millón de euros y deudas 5 o 6 veces mayor  y pedimos 6 solo por dejarles jugar con nosotros.


¿No parece muy razonable, no?

Más vale que todos, liga, equipos, federación, televisiones, jugadores e incluso seguidores nos pongamos las pilas o cuando se nos acabe la generación del 80 podemos acabar volviendo a los infiernos, a los años del chinazo o del angolazo.

Tenemos un buen producto. ¿Sabremos cuidarlo y hacerlo crecer?