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En el río revuelto de los nervios, Montakit Fuenlabrada pescó ante Gipuzkoa Basket, prórroga incluida, un pez de salvación (74 – 86) [Foto portada: www.diariovasco.com]

Foto: www.rtve.es Andy Panko, el que nos da de comer

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Andy Panko, el que nos da de comer

Cuarenta y cinco minutos de nervios, de altibajos y vaivenes, solo pueden mantenerse a flote si los jugadores no pierden el norte, si no dejan que los vasos comunicantes entre ambas zonas se activen de manera que, cuando la muñeca se arruga y el aro se hace un guá, se olviden las ayudas o el cerrar los huecos bajo el tablero propio. Cuando se es consciente de que, si no se puede componer una sinfonía, hay que agarrarse con fuerza a una base rítmica machacona pero pegadiza en defensa, que permita ir enlazando las canciones hasta el final de la fiesta. Eso hizo Fuenlabrada, consiguiendo tras dura lucha contra un Gipuzkoa Basket que no se rendía llevarse la victoria a casa, con el sobreañadido de recuperar el basketaverage que se dejó ir en el Fernando Martín al cabo del año.

No fue el arranque del partido precisamente muy prometedor para los visitantes pues los de Ponsarnau, sabedores de que la dureza mental no ha sido una de los fuertes naranjas durante esta temporada, empezaron en plan vendaval poniendo un 7-0 de distancia que, muy rápidamente y tras un triple del cada vez más crecido Dani Díez, se transformó en un 14-6. No consiguieron sin embargo el efecto descorazonador deseado y, el despertar del de siempre con 4 puntos consecutivos, acercaron a Fuenlabrada, ayudando junto con el plus defensivo que supuso la entrada del repescado Jorge Sanz a que el descontrol se controlara. A partir de ahí, pudimos asistir a una sonrojante riada de fallos concatenados de ambos equipos, que cerraron el cuarto con el mismo 14-10 que Panko había puesto casi cuatro minutos y medio antes en el marcador.

No se desesperó por el doloroso porcentaje (0/9 3p) Fuenlabrada, agarrándose con fe a la línea del bajo de su defensa, esa que había cerrado las vías de anotación del contrario, para continuar el partido. Gipuzkoa, sin embargo, no consiguió mantener la melodía en su juego y muy pronto se vio igualado, con el primer triple del pelirrojo Díaz (17-18) en uno de sus grandes días, e incluso superado a mitad de cuarto tras dos puntos de Clark (17-20). Jaume Ponsarnau pidió tiempo muerto para recuperar el compás, pero sin resultado; Fuenlabrada, basado en la perenne férrea defensa, conseguía atemperar los nervios en ataque y, con varios fusilamientos de tres de Mayo, irse al descanso con un tranquilizador 26-33.

Foto: www.diariovasco.com Defensa, la base rítmica del Fuenlabrada

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Defensa, la base rítmica del Fuenlabrada

Al regresar al juego, Gipuzkoa se desesperaba ante el machacón ritmo defensivo con que le obsequiaba su rival, que logró aun merced a la nueva #Pankoperformance estirar la ventaja hasta 33-44. En ese momento, Dani Díez desde el 6’75 consiguió encauzar a los suyos, que se armonizaron a la melodía del vallecano para acercarse en el marcador. Los chicos de Jesús Sala, sin embargo, aguantaron el envite nuevamente, sin bajar los brazos, consiguiendo en el minuto 30 estar aun por delante (49-51). Seguir el ritmo, un-dos-tres, un-dos-tres, no perder el paso en defensa a pesar de que el contrario juegue mejor o que los balones no quieran entrar, fue de nuevo la fórmula que aplicó Fuenlabrada para, con un juego coral en el que Andy Panko actuaba como virtuoso del violín, volver a escaparse hasta 50-60. Gipuzkoa, por el contrario, echaba el resto a base de diversos solos, ora de Iarochevitch ora de Jordi Grimau que, en un recital fundamentalmente desde la línea de 3 puntos, consiguieron igualar el marcador a 70 en el momento en que el partido debería haber terminado.

En el bonus track, se impuso el medley Panko-Cvetkovik-Mayo para, a partir de la perenne defensa en la que el equipo no dejó de creer, con especial mención a un Akindele que en ese tramo decisivo paró a un Doblas con el que los guipuzcoanos se obsesionaron, olvidando otros instrumentos que antes les habían dado mejores tonos, endosar a los locales un parcial de 4-16 que no solo daba al dúo Sala-Gómez, compositores de letra y música, su primer Top 1 en las listas ACB, sino que además relegaba al Gipuzkoa Basket a estar por detrás del Montakit en caso de un hipotético empate en la clasificación. Victoria de fe, victoria de equipo: Stars on 45.