Ray ‘Triple’ Allen

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Segundo partido de las finales NBA de este año y primera victoria para los Bosto Celtcis, que doblegaron en casa a los Lakers (94-103), gracias a la facilidad anotadora de Ray Allen, autor de ocho triples (récord absoluto en unas finales) y el instinto resolutivo de Rajon Rondo, quien anotó ocho puntos clave en el último cuarto. También resultó clave la buena actividad defensiva de los verdes. Por parte angelina, los mejores fueron Gasol (25 puntos y 8 rebotes) y Bynum (21 y 6). Kobe, que anotó 21 puntos (8 de 20 en tiros) estuvo demasiado desdibujado por la defensa bostoniana.

 

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Ray ‘Triple’ Allen

Pedro Fernaud


 

Algunos jugadores se ganan la simpatía de los aficionados por su actitud dentro y también fuera de las canchas. Ray Allen pertenece a esa estirpe. El escolta norteamericano fue en su momento la estrella de los Bucks (7 temporadas) y los Sonios (cinco). Con éstos últimos, logró su mejor promedio anotador en la temporada 2006-07, 26,4 puntos por velada. Una facilidad anotadora que le valió el fichaje por los Celtics al curso siguiente. Con los míticos ‘chaquetas verdes’ formó el Big Three que le emparentó con dos jugones como Paul Pierce y Kevin Garnett, con los que consiguió el anillo esa misma primera temporada (2007-08).
Allen siempre se ha caracterizado por su imagen de líder incluyente. Un tipo que caía bien, hacía piña con sus compañeros y se crecía en los momentos importantes de los partidos. Este domingo volvió a refrendar esa fama con 8 aciertos desde una distancia que oscila entre los 6,70 (si se tira desde una esquina) y los 7,23, si el lanzador prueba suerte desde la frontal de la canasta. Un récord que supera en una cesta al que tenían Scottie Pipen y Kevin Smith en las series finales.
No obstante, para aquellos pro-lakers que estos días vean a Allen como sinónimo de diablo, les damos una última propuesta para congraciarse con el escolta californiano. Se trata de la película He Got Game (Una Mala Jugada en español), que en su momento dirigió Spike Lee. La cinta narra las tribulaciones de una estrella universitaria, Jesus Shuttlesworth, a la que Allen prestó su cara de hombre íntegro, coprotagonizando la historia (con un notable alto) junto al oscarizado  Denzel Washington.
Sea como fuere, Allen descosió el partido. Y sus compañeros demostraron en qué consiste el Celtic Pride (http://blogs.acb.com/blog/elpuntog): solidaridad defensiva, mucho trabajo y un plus de determinación ganadora en ataque. Enfrente, los Lakers aguantaron el chaparrón e incluso llegaron a tomar la delantera en el tercer cuarto gracias a la inspiración de Gasol y Bynum bajo canasta.
Pero en el último acto, Jackson relegó a Gasol seis minutos al banquillo. Y cuando éste volvió apenas sí dispuso de un lanzamiento triple tardío. Mal negocio cuando no aprovechas los hombres que tienes ‘on fire’.
Enfrente, los Celtics no pestañearon. Y Rajon Rondo, el base sensación de estas rondas finales, anotó 8 puntos en el último periodo, en el que también tuvo energía para colocar un gorro a Derecj Fisher, refrendando las vibraciones de que está llamado a ser uno de los bases más determinantes del próximo decenio. No por casualidad los Celtics presumen ahora de tener un ‘Big Four’.

Algunos jugadores se ganan la simpatía de los aficionados por su actitud dentro y también fuera de las canchas. Ray Allen pertenece a esa estirpe. El escolta norteamericano fue en su momento la estrella de los Bucks (7 temporadas) y los Sonios (cinco). Con éstos últimos, logró su mejor promedio anotador en la temporada 2006-07, 26,4 puntos por velada. Una facilidad anotadora que le valió el fichaje por los Celtics al curso siguiente. Con los míticos ‘chaquetas verdes’ formó el Big Three que le emparentó con dos jugones como Paul Pierce y Kevin Garnett, con los que consiguió el anillo esa misma primera temporada (2007-08). 


Allen siempre se ha caracterizado por su imagen de líder incluyente. Un tipo que caía bien, hacía piña con sus compañeros y se crecía en los momentos importantes de los partidos. Este domingo volvió a refrendar esa fama con 8 aciertos desde una distancia que oscila entre los 6,70 (si se tira desde una esquina) y los 7,23, si el lanzador prueba suerte desde la frontal de la canasta. Un récord que supera en una cesta al que tenían Scottie Pipen y Kevin Smith en las series finales. 


No obstante, para aquellos pro-lakers que estos días vean a Allen como sinónimo de diablo, les damos una última propuesta para congraciarse con el escolta californiano. Se trata de la película He Got Game (Una Mala Jugada en español), que en su momento dirigió Spike Lee. La cinta narra las tribulaciones de una estrella universitaria, Jesus Shuttlesworth, a la que Allen prestó su cara de hombre íntegro, coprotagonizando la historia (con un notable alto) junto al oscarizado  Denzel Washington. 


Sea como fuere, Allen descosió el partido. Y sus compañeros demostraron en qué consiste el Celtic Pride: solidaridad defensiva, mucho trabajo y un plus de determinación ganadora en ataque. Enfrente, los Lakers aguantaron el chaparrón e incluso llegaron a tomar la delantera en el tercer cuarto gracias a la inspiración de Gasol y Bynum bajo canasta. 


Pero en el último acto, Jackson relegó a Gasol seis minutos al banquillo. Y cuando éste volvió apenas sí dispuso de un lanzamiento triple tardío. Mal negocio cuando no aprovechas los hombres que tienes ‘on fire’.


Enfrente, los Celtics no pestañearon. Y Rajon Rondo, el base sensación de estas rondas finales, anotó 8 puntos en el último periodo, en el que también tuvo energía para colocar un gorro a Derecj Fisher, refrendando las vibraciones de que está llamado a ser uno de los bases más determinantes del próximo decenio. No por casualidad los Celtics presumen ahora de tener un ‘Big Four’. 


Lo mejor, esta mítica rivalidad entre Celtics y Lakers está encendida al máximo del fuego competitivo, en unas series que se prometen fascinantes.