Messina ha aprendido la lección

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Ettore Mesinna lo ha ganado todo como entrenador en Italia, Rusia y Europa. Hasta el punto haber conseguido 4 Euroligas como entrenador. Esta temporada el técnico de Catania fichó por el Real Madrid y los resultados han dejado más sombras que luces. Sobretodo, habida cuenta de su excelso palmarés. Rosa Vara de Rey, especialista en baloncesto de Onda Madrid, lo define en las distancia cortas y valora su errática primera temporada, donde el equipo ha quedado subcampeón de la Supercopa y la Copa del Rey. Al tiempo que ha caído antes de lo esperado en la Liga y la Euroliga.

 

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Messina ha aprendido la lección

Rosa Vara de Rey


Ettore Messina. La primera vez que oí ese nombre gruñí. Sí, grrrrrrrrrrr. Su llegada significaba para mí la marcha de Joan Plaza del Real Madrid y Plaza además de ser un gran entrenador siempre ocupará un lugar importante entre las personas (a veces pocas) que te marcan o que llegan a significar algo para ti en este mundo del baloncesto. Por lo tanto, tengo que admitir que mi predisposición en un primer momento no era la mejor. Siempre he reconocido su palmarés y su grandeza como técnico, pero no tenía ni idea de cómo era como persona.

A esto hay que añadir que a los grandes entrenadores (Obradovic, Scariolo, Aíto, Dusko, Maljkovic…) les suele rodear un aura de personas «especialitas» y poco fáciles en el trato. La primera vez que le vi en persona fue en su presentación, pero el primer día que conocí a Messina fue en el Torneo de la Comunidad de Madrid.

 

Tenían la Supercopa ese fin de semana. El jueves previo el Real Madrid jugó contra el Fuenlabrada y Ettore hizo muchas pruebas: Bullock de base, jugó sin pívots… Tras el partido, en un «canutazo», le pregunté: «¿Este fin de semana veremos en la Supercopa un equipo más serio?». De repente me cogió el micrófono y me dijo, delante de todos: «Señorita, mis equipos siempre juegan serios.»

 

Mi color fue tornando del blanco natural al rosa, y después al rojo más intenso. ¡Qué vergüenza! ¡Y esto iba a ser así toda la temporada! ¡Plaza, ¿dónde estás?! Pero para mi sorpresa cuando terminó el canutazo vino hacia mí y me dijo: «No se enfade conmigo…» Me quede en shock. Sólo le dije que claro que no.

En la Supercopa se vio a un buen Madrid y el martes siguiente en el partido frente a Estudiantes alguien me llamó. Era Ettore que, sonriendo, sólo me pregunto: «Qué, ¿le he parecido serio este fin de semana?» Yo me quedé alucinada pero le eché morro y le conteste: «Bueno, más o menos». Desde ese día sólo tengo buenas palabras para él. Ettore Messina, un entrenador que siempre se ha portado conmigo como un profesional intachable, educado y diligente. Pero sobre todo fiel. Fiel, porque rápido ha sabido distinguir a los que siempre estamos con él (que no quiere decir que comulguemos con su forma de dirigir al equipo) y no aquellos que sólo se acercan para apuntarse el tanto.  

Tengo que admitir que no he entendido muchas de las cosas que ha hecho esta temporada. Nuestro primer desencuentro estuvo relacionado con la salida de Hervelle del equipo. Nunca llegué a comprenderlo. En su favor diré que nunca se escondió y que siempre me ha admitido que no es que el belga no le gustara, sino que había otros que le gustaban más.

 

Tampoco he entendido que le haya hecho demostrar a Bullock que debe ganarse un puesto en el equipo, porque el americano le ha dado todo al Real Madrid durante todos estos años. Por fortuna, parece que Felipe Reyes sí que le ha convencido. De hecho le ha demostrado al italiano que es clave en este equipo. Haciendo un símil con el amor, a base de ser pesado y de insistir ha llegado a conquistarle, aunque al principio no fuera su prioridad.

Messina ha aprendido mucho durante esta temporada. Ha hecho un máster en madridismo y ahora la lección la tiene clara: en el Madrid no vale la mano dura, ni la presión, ni el yugo. En Madrid eso te llega sólo con ponerte la blanca. Porque hasta el mejor entrenador del mundo necesita hacer un curso para saber llevar todo lo que implica ocupar el banquillo madridista. 

Ettore es una gran persona, este año me lo ha demostrado. Es humano y eso, en las personas a las que se las coloca en el Olimpo por sus méritos deportivos, es toda una virtud.  Siempre me quedaré con la sonrisa que me dedicó al salir del vestuario el día que su equipo forzó el quinto partido en la serie de semifinales. Estaba feliz porque por primera vez había conseguido que un puzzle que no ha encajado en todo el año, echara a andar y practicara un gran baloncesto.

Me alegro de que Messina siga en el banquillo del Real Madrid la temporada que viene. Antes de que fichen a jugadores o prescindan de otros yo ya aviso: el Madrid de Ettore del próximo año va a ganar títulos y va a volver a ser referente en Europa. Y eso sólo responde a una cosa: Messina ya ha aprendido la lección y está deseando hacer el examen final del año que viene para demostrarle a todo el mundo que no le vale el aprobado sino que va a muerte a por el sobresaliente.