Messina, el balance y la estabilidad

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El baloncesto no merece la pena vivirlo con la óptica de un esteta o un apasionado de la danza. Este deporte convoca muchas emciones. La mayoría viscerales, que tienen que ver con los sentimientos, la identidad y una manera de situarse ante la vida. Desde este punto de partida, se entiende el acerado análisis que hace Daniel Molina de la temporada del Real Madrid. Molina desgrana con sentido clínico y mordacidad las claves de la primera temporada de la era Messina en el club blanco. ¿Su veredcto? En el Madrid el único sinónimo de éxito son los títulos…

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Messina, el balance y la estabilidad
Daniel Molina


En la rueda de prensa para confirmar la destitución de Manuel Pellegrini como entrenador de Real Madrid de Fútbol y anunciar el relevo, Florentino Pérez pronunció unas sabias palabras, con las que no podía estar más de acuerdo: “En el Real Madrid, la estabilidad es ganar”.


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Fuente: dribleo.com. Ettore Messina ha tenido más sombras que luces en su primera

temporada como técnico blanco; Dani Molina explica donde cree él que

han estado los fallos y aciertos de su gestión.


Obviamente, la misma filosofía aplica al Real Madrid de Baloncesto, que puso todas sus fichas en la apuesta por Ettore Messina, uno de los entrenadores más laureados de Europa  y garantía de éxito, dentro de un proyecto a largo plazo.

El balance de esta primera temporada no ofrece lugar a dudas ni nos puede llevar a engaño,  no ha sido más que una profunda decepción, un fracaso. Estoy seguro que ha sido una de las pocas veces en su carrera como entrenador en las que Messina se ha visto completamente desbordado por el curso de los acontecimientos.


Se sintió impotente a la hora de sacar rendimiento al equipo, el cual únicamente durante los inicios de temporada pareció un bloque consistente, con potencial y margen de mejora, con el que parecía haber un plan firme y claro. Sin embargo, todos los buenos síntomas se fueron diluyendo cual azucarillo a medida que la temporada iba quemando etapas para finalmente sólo ofrecer dudas, desconcierto e inseguridad en la cancha, y creo que también en el banquillo.


Once es el número fichajes del ejercicio, y dan buena cuenta de los vaivenes de una errante planificación y dudoso manejo de una plantilla que reflejaba ofuscamiento en la actitud de  algunos jugadores, que parecían no entender nada en algunos momentos. Ahora a ti te pongo en el quinteto titular, pero dentro de un tiempo desapareces para ocupar un papel marginal. Ahora tú, que no has calentado más que banco casi todos los partidos, vas a salir a torear al miura. Ahora a ti te castigo por blando sin jugar un minuto hasta que llegue la primavera.


Bien es verdad que jugadores que pretendía fueran sus pretorianos le acabaron tarde o temprano fallando: Kaukenas, el lamentable Hansen y también Lavrinovic, que empezó fuerte para acabar totalmente deprimido en el último tercio de temporada, al igual que uno de los ‘regalos de Navidad’, Marko Jaric. Garbajosa, fichado por su condición de nacional y florido pasado, no ofreció más que un rendimiento mediocre, pero es que ya estaba de vuelta de todo. Otros como Prigioni aprobaron, pero sólo con suficiente, mientras que a Vidal, en la cuna del ostracismo durante meses, se le dio un papel en el reparto para las eliminatorias de liga.


Y no olvidemos a Dasic, la supuesta gran esperanza balcánica, que hizo las maletas sin saber si en verdad asomaba a promesa o no. Resulta que cuando quisimos darnos cuenta de las alarmantes carencias en el juego exterior, así como la falta de relevo en la dirección de juego, era demasiado tarde, y sólo se nos ocurrió fichar a un norteamericano de segunda fila y repescar al flojo Van der Spiegel para dar una excusa con la que finiquitar a Kaukenas por haber fallado.  Bien es verdad que en el otro lado de la balanza, el positivo, se han de poner los aciertos de jóvenes y talentosos valores, que seguramente marquen el futuro de la sección, como Velckovic, Tomic, y la confirmación definitiva de Sergio Lull.


Pero volvamos sobre la frase de Florentino. Tanto en fútbol como en baloncesto se han apostado decididamente por proyectos liderados por preparadores  de un éxito incontestable y una marcada personalidad, que conjugan con la esencia del Madrid. Ni estilos ni modelos, victoria. Esa es la senda de la que no debemos apartarnos por más piedras o rocas en las que tropecemos al principio, porque nos levantaremos. Mouriño, Messina: el futuro sólo puede ser del Real Madrid.