La variedad cromática del Unicaja ‘mancilla’ el Pabellón del Pisuerga

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La decimoquinta victoria del Unicaja esta temporada supuso la segunda derrota (en catorce partidos) del Blancos de Rueda Valladolid en casa. Fue un partido vibrante, marcado por la intensidad con la que compitieron ambos equipos y definido por la mayor densidad de talento del cuadro andaluz. Soledad García González nos explica las claves del choque con elegancia y emotividad.

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La variedad cromática del Unicaja ‘mancilla’ el Pabellón del Pisuerga

Soledad García González

1.abril.2011

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Gerald sumó 17 puntos, 6 rebotes y 3 asistencias para guiar a la victoria al Unicaja en la cancha del Blancos de Rueda. Fuente de foto:deportes.orange.es



El Blancos de Rueda cayó frente al Unicaja de Málaga en la que fue su segunda derrota en casa de la temporada. El equipo local, después de dos victorias consecutivas ante Lagun Aro y Meridiano Alicante, quería ganar para seguir optando por una plaza en los Play-off por el título y confirmar su merecida etiqueta de ‘Equipo revelación’, pero el equipo malagueño fue muy superior en la segunda parte en ataque en la que un aturullado Blancos de Rueda poco pudo hacer.

 

El partido comenzó muy igualado, El Blancos de Rueda hacía uso de su intensidad defensiva mientras que el Unicaja cargó casi todo el juego en sus hombres interiores, llegando al final del primer cuarto con la mínima diferencia (18-17).

 

Esta igualdad siguió presente en el segundo cuarto, en el que cabe destacar la lesión de Eulis Báez que desencadenó la bronca en el banquillo, puesto que Chus Mateo protestó airadamente ante la parada del juego de los árbitros para permitir su cambio, por Edu Ruiz. Al final de este segundo cuarto, en el que Gerald Fitch fue el único jugador que brilló en ataque, la ventaja mínima local se mantuvo inalterable (37-36).

 

Pero en la segunda parte, a pesar de que el tercer cuatro comenzó sin puntos (solamente una canasta a favor de los malagueños en los primeros tres minutos), el equipo malagueño empezó a sacar los colores y evidenciar las carencias del equipo morado, siempre enmascaradas por la agresividad defensiva, el espíritu de conjunto, el hambre de la plantilla, su acierto ofensivo y sus virtudes de juego: defensa, rebote, contraataque y banquillo.

 

El problema fue que el pasado domingo no hubo nada de esto. El equipo local tenía dificultades en la dirección del equipo (Dumas tuvo una valoración de -3 y Stanic de -1), problemas de acierto en general y Slaughter en particular, tampoco cerró bien el rebote y es que se notó mucho la falta de un hombre alto… Todo lo cual se tradujo en problemas para encontrar huecos, penetraciones o algún pase interior; en definitiva, dificultad de encontrar ataques cómodos que les permitieran pisar los talones al Unicaja, que llegó al final del tercer cuarto seis puntos.

 

La recta final del partido solamente sirvió para confirmar la superioridad de los malagueños. Un triple lejanísimo de Garbajosa otorgó al Unicaja más confianza. Mientras, el Blancos de Rueda trataba de encontrar la fórmula para parar al equipo visitante; lo probó prácticamente todo: defensa en zona y contraataques incluidos, facetas que permitieron soñar con una remontada, una ilusión que Fitch y McIntyre se encargaron de destruir con dos triples más que sirvieron para derrumbar al equipo local, que finalmente cayó por catorce puntos abajo (64-78).

 

Pero la derrota no impidió que su afición aplaudiera a su equipo al grito de campeones. No debemos olvidar que pase lo que pase en siete jornadas restantes, el Blancos de Rueda habrá firmado una campaña excepcional en el Pabellón Pisuerga. Sólo el Regal Barcelona y el Unicaja han podido ganar al equipo local en casa. Doce victorias en feudo propio que han amarrado al equipo a la permanencia, primer y único objetivo del club esta temporada.

 

Asimismo, ese colchón de triunfos le ha permitido al conjunto pucelano participar en la Copa del Rey, y además está alentando los sueños de la afición con entrar en un play off que en Valladolid no se disputa desde hace diez años.

 

Es decir, desde 2001, lo que para un equipo modesto y con los problemas que arrastra últimamente el Baloncesto Valladolid es más que suficiente. Esto ha sido sólo un tropiezo, quedan todavía partidos y oportunidades para que el Blancos de Rueda vuelva a brillar en casa.




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