¿Quién gana? ¿El que más puntos …

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Sergi Bosh Gabarró, la perla de nuestra cantera Fiebre, reflexiona sobre los diferentes caminos para lograr el triunfo en el baloncesto. Y emprende la tarea con gracia, imaginación y el sabor de su experiencia personal como jugador de élite en las categorías inferiores del baloncesto catalán.

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¿Quién gana? ¿El que más puntos hace o el que menos recibe?

Sergi Bosh Gabarró

15.noviembre.2011

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Si ha habido un jugador que siempre se las apañó para seducir a Victoria, ya fuese atacando o defendiendo, ese fue Michael Jordan. Según el inimitable ideario de MJ, los caminos que conducen a los ‘besos y achuchones’ de ‘Victoria’ son inagotables. Fuente de foto: chicos.laprensa.hn


¿Quién gana? ¿El que más puntos hace o el que menos recibe? A priori puede parecer una pregunta un tanto estúpida, lo sé. Porque, como muchos ya se habrán preguntado, ¿ambas vienen a decir lo mismo, no? Si y no, yo les respondería. Para justificarlo, les presentaría la siguiente situación: pretendemos llegar a un objetivo que nos hemos marcado anteriormente, al cual llamaremos VICTORIA. Y para llegar a él se nos presentan dos alternativas. La opción A y la opción B.

 

La opción A consiste en tratar de recibir menos puntos que nuestro oponente. Mientras que su alternativa, la opción B, consiste en tratar de anotar más puntos que dicho oponente. Coincidiremos en que ambas opciones pretenden guiarnos hasta a la misma meta, la VICTORIA. Pero que a la vez también presentan caminos distintos y, en consecuencia, dos maneras diferentes de entender el juego.

 

Quizás podríamos comparar este tópico con otro de muy similar como es el del vaso medio lleno o medio vacío. Igual que la respuesta de éste, nos puede dar a entender un estado de ánimo o una forma de entender la vida, si aplicamos el mismo criterio al baloncesto, veremos que sucede lo mismo. Hay quiénes defenderán partidos a 50 puntos, y quiénes serán partidarios de partidos a 80 o 90. Y es a este punto donde pretendo llegar con esta cuestión.

 

Es aquí, cuando planteo otro dilema. Podemos llegar a saber ¿cuándo debemos jugar a anotar más puntos que nuestro rival? o por contra, ¿cuándo debemos tratar de recibir menos puntos que ellos? Personalmente pienso que no, por lo menos no de una manera objetiva, ya que nunca llegaríamos a un consenso.

Lo que sí es claro, es que los partidos a tanteo alto suelen tener por norma una valoración neta mucho mayor que los partidos a tanteo bajo. Y sin embargo, en los partidos con poquitos puntos pueden estar ocurriendo muchísimas cosas y muy bellas.

Lo mismo pasa con los jugadores protagonistas, que (tanto en ataque como en defensa) atesoran gran parte de la valoración de un encuentro. Pero hay otros muchos jugadores que han contribuido (a veces decisivamente) a esa victoria y que no lo reflejan en su valoración estadística. Sí, nos referimos a los «intangibles».

 

Estas preguntas hechas al aire, surgen de planteármelas yo mismo, como jugador júnior de baloncesto, y creo que pueden ayudar también mucho a otros jugadores que pueden llegar a desanimarse por no encabezar las listas de puntuación y valoración en los partidos.

 

Juego de alero. Soy un 3 alto pero quizás me falte algo de corpulencia. Soy de constitución delgada. Soy diestro, pero, no me preguntéis por qué, pero tengo más confianza con la mano zurda. Así que para sacar provecho suelo ganar la línea de fondo para intentar terminar con un aro pasado, o bien asistir al «tráiler» o al tiro liberado para el alero de la línea de triple.

 

Uno de mis movimientos favoritos es jugar de espalda al aro des del poste bajo, ya que suelo ser más alto que mis defensores y tengo ventaja a la hora de lanzar ganchos.

He de reconocer que no soy un gran anotador, pero me gusta generar juego para luego poder asistir a mis compañeros. Pienso que también soy un buen reboteador (de rebotes ofensivos, principalmente. El hecho de jugar de alero me permite cargarlo desde fuera sorprendiendo a veces a los interiores) y un buen recuperador de balones, gracias a mis brazos largos.

 

Por otro lado, debo admitir que la defensa no es mi punto fuerte (aunque pongo todo el empeño para que lo sea) y tengo un carácter más bien «frío» (para que nos entendamos, más parecido al de Terence Morris que al de Jasikevicius).

 

El tiro de 3 (con efectividad) siempre será mi cuenta pendiente. Si tuviera que definirme, me definiría como un jugador de equipo. Conozco mis puntos fuertes y mis debilidades e intento sacar el máximo provecho de ellos.

 

En mi opinión, la clave está en conocerse a uno mismo (no es tan fácil como parece), para ser consciente de nuestras virtudes y así poder explotarlas. De otro lado, este auto-conocimiento nos debe permitir saber dónde está nuestro límite; es decir, saber hasta dónde podemos llegar. Y recordad: lo más importante es sentirse valorado y satisfecho, así que no es bueno marcarnos (o que nos marquen, gente del exterior, de fuera del equipo) objetivos (teóricamente) inalcanzables, la no-consecución de los cuales nos pueda provocar frustración o desilusión. Y si me permitís una última “sugerencia”: sed FELICES jugando, se vosotros mismos. NO tenéis que DEMOSTRAR nada a nadie.

 

En resumen, me siento un gran afortunado por poder competir con los mejores, aunque hay que decir que esto supone un gran esfuerzo, tanto del jugador (en este caso yo) como de la familia que hay detrás. El esfuerzo no es solo físico, que también, sino a nivel de organización porque cale recordar que lo primero son los estudios.

Ahora, cuando hecho la vista atrás me doy cuenta que todas estas experiencias vividas son inolvidables e irrepetibles, y que debo estar orgulloso de haberlas podido disfrutar. Todo el esfuerzo ha valido la pena, ¡SIN DUDA ALGUNA!

 

Por lo tanto, lo bueno de la situación que hemos presentado al principio, es que no hay solución correcta y otra de errónea, al igual que todos los jugadores encajan en el puzzle del equipo y son igualmente necesarios. Cada entrenador debe escoger la táctica que intuye más eficaz y de la misma forma el jugador debe tomar la responsabilidad que el partido (o la jugada) requiere.

 

Aparentemente, el único baremo que podrá determinar si hemos escogido el camino correcto es uno, la victoria. Toda estrategia será considerada como la correcta siempre que se consiga la victoria. Sin embargo, a veces, una buena derrota puede ser más provechosa que una mala victoria.

 

¡Qué bonito es el baloncesto! Tiene tantos aspectos que analizar, que nunca podríamos terminar con todos y cada uno de ellos. Por insignificantes que parezcan, tienen su importancia relativa dentro del engranaje que hace de este deporte uno de los más seguidos del planeta.




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