Este partido no existe
El frío de una noche de invierno amenaza muchas cosas. Pero no las ganas de ver baloncesto de los aficionados más febriles. Theobald Phillips pertenece a esa categoría. También a la de los cronistas divertidos y agudos, que siempre encuentra alguna anécdota o ritmo debajo de la moqueta para hacer interesante el relato de un partido tan intrascendente como vitanímico para el Baloncesto Fuenlabrada, que este martes firmó su cuatro triunfo en la Euro Challenge. Victoria con la que corta su racha de dos derrotas consecutivas (ante el Oldenburg y el CAI) y afronta con más confianza en el depósito su duelo de este sábado ante el Lagun Aro.
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Este partido no existe
Theobald Philips
14.diciembre.2011
El gran Sené ayer se hizo todavía más grande ante las torres eslovacas. Autor/Fuente de foto: Fran Martínez/www.fibaeurope.com
El baloncesto, al contrario que otros deportes (y, en especial, ese de los pies) siempre tiene algo que ver. Es tan dinámico, con esas reglas que te obligan a hacer cosas aunque no quieras o sepas, que incluso en el partido menos competido siempre hay detalles, cosas; es entretenido. A mí me encanta y, por eso, incluso a pesar de que haga sólo nueve grados y bajando, y de que a falta de una hora para que empiece el partido me encuentre en la otra punta de la Comunidad de Madrid, no encuentro mejor forma de pasar una tarde de martes que yéndome al Fernando Martín.
Pero una cosa es ir, relajarse y mirar tranquilamente como esos tipos en camiseta se pelean por una pelota con la fútil finalidad de meterla en una canasta sin fondo, y otra rellenar unas quinientas palabras sobre ello. Porque cuando por fin termina de arrancar el maldito Windows, me doy cuenta horrorizado de que este partido no existe. Bueno, sí, había árbitros, jugadores, marcadores, público, pero ¿dónde está el partido? ¿cómo hacer una crónica de algo que no existe?
Inicialmente doy gracias al cielo por el departamento de prensa del Fuenla que, cuarto a cuarto, me nutre con la estadística. ¡Esa es la solución! Nuestro deporte es tan entretenido como estadístico y, gracias a ello, el cronista atascado pueda rellenar páginas y páginas a base de ratios varios. Hay hasta 19 columnas, basta con empezar a relacionarlas aleatoriamente para justificar de forma (pseudo)científica por qué el Fuenlabrada ganó y el Nitra no terminó de hundirse.
Pero abandono la idea, pues me parece un desafuero intentar justificar científicamente algo que no existe. Porque este partido no existe. Se resume en que el Fuenla es muy superior, recupera en treinta segundos lo que el Nitra tarda varios minutos en recortar, y por eso aunque las diferencias nunca pasen de 10-13 puntos, o aunque los eslovacos se acerquen a 5 o 6, no hay sensación de peligro. No es un partido, no existe.
Por supuesto los madrileños lo aprovechan, como el Maestro Zen segoviano tiene planeado, para recuperar sensaciones de derrotas recientes, ensayar la corrección de fallos defensivos, dar oportunidad a los voluntariosos jóvenes de la cantera. El Nitra da el papel de sparring, muy atlético, con lo que castiga los fallos y no permite que la relajación sea absoluta. Eso sí, le falta talento colectivo: intenta arreglar el ataque de forma individual y la ausencia de ayudas en defensa hace que baste mover un poco el balón para encontrar el aro. Sergio Sánchez se aprovecha recordándonos que lo suyo es talento, a veces locura, en estado puro. Sené, por su parte, demuestra que los metros españoles tienen más centímetros que los eslovacos, pues es inmensamente más grande que los pívots que, según los papeles, deberían ser más altos que él. Y, cuando no es el senegalés, Mainoldi les abruma con toda clase de recursos por dentro y por fuera.
¡Ah!, al final este partido que no existió terminó 93-80.
Ahora, a preparar las maletas como Willy Fogg para seguir recorriendo Europa en el Last 16.
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