Eso tienen los cracks

blogs-iconoacb-icono

A falta de la incertidumbre copera, ya que los resultados de la jornada habían favorecido a Laboral Kutxa (¡qué jornadón hubiera salido de haber unificado horarios!), el Fernando Martín sufrió las taquicardias del marcador en un partido disputado que se decidió, literalmente, en el penúltimo segundo (74-73).

***

Eso tienen los cracks

Theobald Philips

27.enero.2014

 

Foto: www.encestando.es

“Andy es Andy. Ha estado fallón durante todo el partido, pero eso tienen los cracks” Chus Mateo

Pasado ya el espejismo de los más de cien puntos contra el Valladolid, tocaba este domingo a Fuenlabrada volver a la dura realidad de la carrera. Y es que esa victoria muy bien podría ser solo como el pequeño descenso que hay entre la cima del Soulor (F.C. Barcelona, Unicaja y Herbalife Gran Canaria) y el ascenso final hasta el Col d’Aubisque (Baskonia), una ruptura del ritmo de escalada que relaja los músculos y puede matar al ciclista. Por su parte Baskonia, aun habiendo conseguido virtualmente la clasificación copera, al estar al límite del 8º puesto no podía permitirse demasiadas confianzas ya que, siguiendo el símil ciclista, muchas veces son los puertos pequeños los que deciden las grandes vueltas, y la temporada no se acaba en la cita de Málaga.


Con estos mimbres, el partido empezó con Paunic (que había salido en el quinteto inicial en vez de Feldeine) como prácticamente único estilete local, anotando los 8 primeros puntos de su equipo, y los alaveses versioneando el clásico de James Brown, cantando un “Pleiss, Pleiss, Pleiss”, donde el largo pívot alemán imponía su ley primero ante Diagné y luego ante Vargas. Igualado ese duelo, fueron los 5 puntos sin fallo del Chapu, y que San Emeterio además de amargar la noche a Panko encontró aro, los que diversificaron la producción anotadora de Laboral Kutxa, que pudo despegarse ligeramente (16-23).


Pero Fuenlabrada retornó a la cancha con hambre, apretando en defensa para disminuir drásticamente los porcentajes de Baskonia y en ataque, primero con Román y luego con Feldeine, recortar las diferencias hasta el rango de los 2/4 puntos. En ese tira y afloja con cada posesión teniendo entidad y valor propios se movieron los equipos hasta los dos últimos minutos del cuarto cuando, gracias sobre todo a una racha de triples de Feldeine y Panko, los de Chus Mateo consiguieron ponerse por encima (38-37) obligando a Scariolo a devolver a Tibor Pleiss al campo para poder colgarle balones y que el descanso les permitiera seguir siendo, escasamente, ganadores (39-41).


Parece que las pájaras que Fuenlabrada solía sufrir del tres al cuarto se han minimizado reduciéndose, en este caso, a un 0-5 inicial gracias al acierto de Pleiss) y San Eme. A partir de ahí, el gladiador Marcus Arnold, como lo definió su entrenador, la pantera fajadora, como me gusta llamarle a mí, se convirtió en un factor diferencial. Con una exhibición defensiva, cerró la vía de agua que hasta entonces había supuesto Pleiss, muy bien ayudado por sus compañeros que se cerraban como posesos para dificultar los reversos del de Renania-Westfalia y dominar el rebote propio. Poco a poco, secada la principal vía anotadora baskonista, los fuenlabreños encontraron la suya. Panko, voluntarioso aunque con malos porcentajes, Paunic que retomó la senda del aro y Arnold, que conseguía levantar balones inverosímiles, colocaron a los locales por encima, llegando su ventaja incluso a ser de 7 puntos a 1’30” del final del cuarto (55-58). Un triple postrero de Lamont Hamilton, única acción positiva de un jugador que fue poco más que un lastre para su equipo, dejó el luminoso en 57-55 de cara a los 10 minutos finales.


El último cuarto fue de brega, con ambos equipos luchando de poder a poder para evitar que el otro cogiera una mínima ventaja que, visto lo visto, podía ser decisiva. Tras cinco minutos en que el yo-yó del marcador oscilaba de ventaja fuenlabreña a igualada, Jelinek robó un balón en la frontal de la zona, haciendo a Laboral Kutxa invertir las tornas. En la jugada siguiente, el aciago destino señaló a Marcus Arnold y le hizo tropezar, dando el fatídico paso de salida que permitió a Baskonia recuperar el balón y colgárselo a Pleiss para que encestara el 63-67. Sin embargo, una vez más, los locales no se arredraron y se encomendaron a Feldeine que, en uno de los partidos más serios que ha hecho esta temporada (6/9 2p. 2/5 3p), se puso a tirar del carro y con un increíble 2+1 volvió a apretar el tanteo, haciendo que la gomina de Scariolo se mezclara con sudor. Pero aunque Fuenlabrada remaba, su desacierto en el tiro libre (11/18) hacía que no alcanzara la orilla.


Feldeine no bastaba y tuvo que ser Andy Panko, que había estado fallón durante todo el partido, el que apareciera al final. Sobreponiéndose a un tiro libre fallado en momento crítico, en la defensa siguiente quitó el rebote a Pleiss, provocando una nueva falta e igualando el partido. Cuando, después de que Heurtel con una suspensión de media distancia pusiera lo que parecía el definitivo 71-73 en el marcador, a falta de un solo segundo, el americano, aprovechando el cambio defensivo de Baskonia se marcó un decisivo triple frontal. Cerrada la posibilidad entre Arnold y Panko de que el balón de banda fuese colgado en la zona a Pleiss, Chapu Nocioni, recordando aquella semifinal de Saitama, no pudo sentenciar desde el triple. El duelo de O.K. Corral entre los dos aleros fue ganado por Panko (74-73). Eso es lo que tienen los cracks.