El muro de Wall

blogs-icononba-icono

Juan Luis Barbero es algo así como un entomólogo de la NBA. Analiza, disecciona y celebra cada chispa de ingenio, bravura y clase que crean los jugadores de la liga con mayor volumen de espectáculo (y negocio) del palenta. Dentro de esa permanente aspiración a la excelencia, se enmarca el artículo que compone sobre John Wall, que es a la NBA lo que Thiago Alcántara en el fútbol español; generan enormes expectativas, pero no está del todo claro que su carácter sea el de grandes campeones. Ojalá que ambos nos cierran la boca con las debidas brillanteces y su mejor aporte al colectivo; en lo referido a los pronósticos agoreros, nada nos gusta más que equivocarnos. Que disfruten de la ‘radiografía Wall’. 

***

El muro de Wall

Juan Luis Barbero

6.julio.2012

120706_wall

¿Es el mago de los Wizards algo más que fuegos artificiales? Fuente: thatnbalotterypick.com



Verano de 2010. La ciudad de Washington se engalana para celebrar el advenimiento del mesías que cambiaría la suerte de su equipo de baloncesto: los Wizards escogen con el nº1 del draft al point guard que había revolucionado la NCAA, llamado también a dominar entre los profesionales desde la élite absoluta de los bases NBA. John Wall llega a la capital federal.

La temporada rookie de Wall responde a las expectativas, pese a quedarse sin el trofeo al mejor novato, que va a parar a esa fuerza de la naturaleza que es Blake Griffin. La franquicia traspasa a un Gilbert Arenas sin redención posible y entrega los bártulos al principiante, que divierte al personal y acaba promediando 16.4 puntos y 8.3 pases de canasta por noche, en una temporada sin la menor exigencia competitiva. Debilidades como la mejorable selección de tiro o la tendencia a perder balones innecesarios se manifiestan en el juego de John pero, lejos de preocupar a la gerencia, dichas aristas se consideran pecados de juventud que irían solucionándose en la temporada Sophomore del fenómeno llegado de Kentucky.

Recién consumida la segunda campaña de Wall entre los profesionales un adjetivo asoma con celeridad en una primera reflexión: decepcionante. Ni el equipo ha mejorado (de hecho llamar a los actuales Wizards equipo es una falta de respeto para el resto de conjuntos verdaderamente serios, banda sería un término mucho más apropiado) ni su playmaker ha evolucionado lo más mínimo.

Más allá de los números (similares a los de su campaña rookie), Wall no ha mejorado un ápice los dos problemas de los que hablábamos en el segundo párrafo. Su selección y acierto en los lanzamientos a canasta continúa en niveles bajos (ridículos si nos centramos en los tiros de 3 puntos) y ha perdido aún más balones que la temporada anterior ( casi 4 por partido, frente a las 8 asistencias que promedia). ¿Madurez retardada?, ¿falta de ética de trabajo durante el verano?, ¿incidencia del infernal calendario post-lock out?… seguramente todos los factores han tenido su influencia.

Aún es pronto para perder la fe en el chaval de 22 primaveras, pero las luces de alarma comienzan a parpadear levemente en los despachos de la gerencia de los antiguos Bullets, que esperaban de su #2 un desarrollo similar al que tuvo Derrick Rose en los Chicago Bulls. Como siempre las comparaciones son odiosas, pero con un poco de trabajo y un par de puntos extra de serenidad en su juego (fundamentales en la necesaria transición de máquina de artificios y posesiones perdidas a director de juego solvente), John podrá derribar ese muro y asaltar el estrellato NBA, para el que parece destinado, de manera definitiva. El futuro de los Magos depende de ello…




*No olvides puntuar este artículo (en la cabecera) y hacer un «+1 Google» (a continuación) para publicitarlo. Nos será de gran ayuda tu opinión. Gracias 🙂