El lado oscuro del monstruo

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Tras loar una y mil veces la frescura del líder de la ACB, hoy nos proponemos fruncir el ceño para hablar de aspectos que llaman menos la atención. Nos agriamos para explorar la otra cara del show blanco.

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El lado oscuro del monstruo

Juan Luis Barbero

21.enero.2014

Todo el mundo del baloncesto asiste ensimismado a la exhibición continua en que se ha convertido la temporada del Real Madrid de Pablo Laso. Pabellones de toda Europa agotan billetes al paso de la tropa merengue, colmando la ansiedad por presenciar en directo un espectáculo sin parangón. Pero no todo es brillo estético en el imparable monstruo.

31 victorias consecutivas, 7 meses sin perder, 16 triunfos y ninguna derrota en la Liga Endesa (mejor arranque histórico en la era ACB). Los prodigios de este Real Madrid son incontables y su caudal anotador inagotable. Pero el juggernaut blanco presenta un lado oscuro sobre el que no se suele fijar el foco: el poder defensivo es la cara B del monstruo.

69.18. Ese es el guarismo sobre el que queremos reflexionar, el de los puntos por partido encajados por este Madrid. Por supuesto el más bajo de los 18 equipos de la liga, superando además con mucho los 75.38 que la tropa recibió de media en la última liga regular.

La línea exterior madridista congrega jugadores de los denominados completos, cuya versatilidad física y técnica les permite aportar tanto en fase ofensiva como en la defensiva.  A los casos de Rudy Fernández (su carácter multidimensional nunca podrá ser valorado en su justa e inmensa medida), Sergio Llull, Dontaye Draper (totalmente centrado ya en el arte de bajar el culo atrás, desde un rol de especialista) y Tremmell Darden, se une un Sergio Rodríguez que ni mucho menos desentona ya a la hora de perseguir a su par. El trabajo físico y la dedicación del mago barbudo han dado sus frutos.
Avasallador Slaughter. Fuente: acb.com
Por dentro los nuevos también han subido el listón en este apartado. Bouroussis rebotea con solvencia y Mejri intimida en los ratitos de que dispone, pese a andar bastante perdido en sus primeros meses como jugador blanco (algo previsible en un jugador con escaso bagaje en el mundo profesional). Y luego está el factor Slaughter. Marcus ha visto reducidos sus minutos en pista, pero los compañeros se sienten mucho más seguros en los que les toca compartir con el power forward californiano. Su movilidad e intensidad permite al resto del equipo subir líneas en la presión sobre el rival, a sabiendas de que la calidad en las ayudas defensivas del americano actuará como contención sobre los riesgos asumidos.

Mirotic (mucho más maduro en la labor reboteadora e intimidadora, otro paso más en su evolución) y el voraz Felipe Reyes completan una rotación interior que asegura un elevado porcentaje de capturas en aro propio (algo más de 25 totales por partido), para salir a la carrera y refrescar de paso el ataque.

El lado oscuro del monstruo, otra de las claves de su dominación.

El angosto camino hacia la canasta merengue. Fuente: acb.com