Del púrpura al “morao»

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A veces un partido de baloncesto condensa dos formas de entender el baloncesto. De un lado, un equipo que entiende la unión, la defensa, el compañerismo y la determinación ganadora como una fórnula sagrada, hablamos evidentemente de los Celtics. De otro, una escuadra con dos megatalenntos, un técnico condecorado hasta el aburrimiento y unos secundarios aburguesados en su papel de millonario anónimos. Con estos ingredientes, es fácil deducir qué equipo ganó el quinto partido de la final de la NBA (92-86)  y se pone a un sólo triunfo de la consecución del anillo. Fran Pérez nos lo explica con nervio, lucidez y sentido poético.

 

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Del púrpura al “morao»

Fran Pérez

 

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Anoche se disputó el quinto partido de las finales de la NBA, con el empate a dos en la serie, este encuentro se presentaba como decisivo. Se esperaba un auténtico partidazo a cara de perro, sin embargo lo que allí ocurrió se asemejó un poco al típico partido de liga de barrio entre unos abusones semiprofesionales y unos domingueros muchachos que juegan para pasar el rato y tomarse unas cañas después.

 

Esos domingueros anoche fueron unos bultos sospechosos vestidos de púrpura y oro, que después de ganar el primer partido en Boston, pusieron de fondo música del gran Antonio Vega “dejándose llevar” peligrosamente en los dos siguientes. Tanto que mientras los Celtics jugaban anoche una Final, los Lakers parecían que disputaban un partido más de temporada regular, con una desidia defensiva impropia e indecente en estos niveles.

 

Después de cinco partidos, las virtudes y los defectos de ambos equipos están más que vistas y analizadas, en este último partido en Boston se acrecentaron aún más los aspectos positivos de los verdes y los negativos de los morados, eso justo es lo que parecía que llevaban encima los angelinos, un “morao” del quince.

 

Trabajo, dureza, sacrificio, solidaridad, esfuerzo, pasión… son los adjetivos abstractos que definen a los Celtics, en la cancha aparece un equipo en el que no sólo aportan los teóricos titulares, los suplentes aprovechan cada segundo en cancha y se meriendan sin piedad a la desgana que parece invadir a los californianos.

 

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Paul Pierce fue el mejor celtic del partido con 27 puntos

Fuente foto: nba.com


No creo que a estas horas haya algún seguidor de los Lakers que esté orgulloso de la imagen que están ofreciendo los de Phil Jackson en el TD Garden en los dos últimos actos de esta final. Esta vez la Kobe-dependencia se elevó a la enésima potencia y solo él pudo mantener en el partido a sus desdibujados compis. El heredero de Jordan anotó 19 puntos consecutivos en el inicio del tercer cuarto (17 de ellos sin fallo), sin ellos los Celtics hubieran finiquitado mucho antes el partido, ya que no encontraban oposición alguna en la defensa laker, rozando el 60 % de acierto en tiros de campo.

 

Gasol anduvo perdido todo el partido maniatado por la dura defensa que Kendrick Perkins ejerció sobre él, y Andrew Bynum sigue arrastrando problemas en su rodilla, lo que hizo que el juego interior de los angelinos apenas existiera.

 

En una serie en la que cada día brilla un jugador de los Celtics, en esta ocasión le tocó a un excelente Paul Pierce (27 puntos), bien secundado por Garnett y Rondo en anotación (18 puntos cada uno) y por toda la solidaria plantilla de Boston en defensa.

 

El 2-3 con el que la serie vuelve a Los Angeles, hace que los Lakers deban ganar los dos partidos que quedan para “anillarse” como campeones de la NBA. El corazón me dice que los de Gasol lo conseguirán. La cabeza y el sentido de la justicia en el deporte me dicen lo contrario. Soy más racional que pasional por lo que opino que el segundo anillo para el de Sant Boi tendrá que esperar. Yo ya me he rendido ante los “orgullosos verdes”, decepcionado por los “displicentes amarillos”.