De la batalla de Indiana a la […]

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El baloncesto se alimenta de leyendas de redención y superación. En esa categoría, ocupa un lugar singular Meta World Peace, antes conocido como Ron Artest. Juan Luis Barbero se pone la casaca de explorador de mentes y carpintero de fascinaciones para relatarnos los principales hitos en la carrera de un jugador fuera de toda norma, para lo bueno y para lo malo. 

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De la batalla de Indiana a la búsqueda de la Paz Mundial: un asombroso viaje por la cabecita de Ron Artest

Juan Luis Barbero

10.marzo.2012

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El advenimiento de Metta World Peace. Fuente: NBA.com


Cuando los aficionados a la NBA nos sentamos a leer artículos o resúmenes de la gran competición del planeta basket esperamos consumir información acerca de las grandes figuras, de los equipos que dominan la competición, de los novatos más impactantes… Desde luego no de un sujeto que en 24 minutos de juego como titular está promediando 5.5 puntos y 3 rebotes por partido, con un 35% en tiros de campo y un 24% en tiros de 3. Sin embargo, permitidme dedicar este espacio al tipo que acredita dicha tarjeta de presentación… Me arriesgo a asegurar que el viaje merecerá la pena. Recordando El Chip Prodigioso, película de finales de los ochenta que impactó a un servidor en su infancia, vamos a emprender una incierta aventura adentrándonos en la cabecita de Ron Artest.


19 de Noviembre de 2004. Michigan. The Palace of Auburn Hills de Detroit acoge el duelo entre los equipos más macarras de la liga. Los Detroit Pistons, conjunto rocoso y ganador (digno heredero de los Bad Boys de los ochenta) contra los Indiana Pacers, otra potencia de la conferencia este con personajes como Stephen Jackson o Ron Artest en su plantilla. Aquella noche permanecerá señalada en rojo en la historia del baloncesto estadounidense como el mayor momento de escarnio y vergüenza: un enfrentamiento entre jugadores de ambas escuadras deriva en batalla campal, con varios integrantes del roster de los Pacers repartiendo y recibiendo guantazos en las gradas de la cancha de Michigan. Artest, ganador del premio a Jugador Defensivo del Año la temporada anterior, es el protagonista principal de la macarrada y el centro de las iras del comisionado Stern. La sanción al alero sería ejemplarizante: suspensión de empleo y sueldo por lo que restaba de la campaña (73 partidos).

Aquello fue el éxtasis de la carrera del jugador más excesivo de su era, y probablemente el más «digno» heredero de Dennis Rodman. Con todo, la trayectoria de Ron-Ron es la de un destacable forward, con un físico superior para la defensa y apreciables armas en ataque (en sus mejores años en Indiana y en Sacramento rondaba los 20 puntos por noche sin problemas). Un elemento que, debidamente controlado, se tranforma en una pieza de incalculable valor para cualquier equipo destinado a grandes cosas. Esa fue la reflexión de la gerencia de los Lakers cuando, en verano de 2009, se decide efectuar el trade Ariza-Artest con los Houston Rockets. Bryant aprueba el canje tras sufrir el acoso desmedido de Ron en la serie de playoffs de ese mismo 2009, y el recién llegado hace gala de un sentido común nada habitual en él loando las virtudes del escolta y capo de los Lakers.

La primera campaña de Artest responde a las expectativas: los angelinos ganan el anillo con el alero aportando trabajo atrás y 11 puntos de media tanto en la regular season como en los playoffs. En apariencia el trabajo de Phil Jackson y sus sesiones con distintos psicólogos logran domar a la bestia interior del personaje, que comienza su bajada general de prestaciones ya en la 2010/2011. Y así llegamos al verano pasado: retirada del gurú Jackson, lock out…Mucho tiempo libre sin la rutina de la competición, apto para la reflexión: mal asunto para la compleja cabecita de Ron.

Salta la clavija y el mismo tipo que protagonizó la Batalla de Auburn Hills, el jugador que había construido una digna trayectoria edificada en torno a la agresividad y a la intimidación física y verbal, toma una trascendental decisión. El antiguo Ron Artest pasa a la historia y el jugador de 32 años, nacido en Nueva York, decide abrir una nueva etapa en su vida comenzando por un cambio de nombre: Metta World Peace.

Delirante…El hombre que había edificado una carrera bajo el mantra del acoso y derribo, el adalid del trash-talk, pasaba a abrazar la filosofía budista y hacía de su nombre un idealista juego de palabras (Metta significa bondad en dicha religión). Hasta aquí todo correcto, dentro de lo estrafalario. Pero es que la nueva filosofía de Metta no se ha quedado en su vida fuera de las canchas: el Artest fiero atrás que necesitan los Lakers ha agudizado su cuesta abajo para culminar su transformación en pieza intrascendente, que ni aporta en defensa ni ayuda en ataque. ¿Declive propio de la edad?, ¿nueva actitud como parte de su cambio vital?…Dífícil decirlo, seguramente un poco de ambas cosas.

Volvemos de nuestro viaje sin respuestas claras, pero con la tranquilidad de saber que el mundo está más seguro: con Metta World Peace detrás de la Paz Mundial todos podemos levantarnos cada mañana más tranquilos…

 



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