“Cómo te gusta chupar cámara, Marty”

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La clase eslava del Madrid (Pocius, Tomic) se reivindicó en el mejor escenario posible: ante el archirrival de toda la vida, el Regal Barcelona. Es verdad que el Barça jugó disminuido por la ausencia de Navarro, la cojera de Lorbeck y la lumbalgia de Sada. Pero no es menos cierto que el equipo de Xavi Pascual jugó con nervio defensivo y actitud de equipo campeón. Así durante gran pare del partido, pero éste se decidió en el último tramo del segundo cuarto, cuando los blancos sumaron un parcial de 11-0 a su favor, aparados en la velocidad de Llull, la elegancia de Tomic y el entusiasmo de Carlos ‘Goteras’ (chico para todo) Suárez.

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“Cómo te gusta chupar cámara, Marty”

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Pedro Fernaud

5.enero.2011

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Martynas Poicus: carácter ganador y dotes de acróbata para sellar la victoria del Madrid en el superclásico Fuente de foto: acb.com


Este miércoles vivimos un partido que te devuelve la creencia en la magia de la navidad. El Palacio de los Deportes se llenó hasta la bandera (casi 13.000 espectadores) y el superclásico despegó con aroma de thriller. Mucho humo en defensa y demasiado tembleque en ataque, viendo algún intento de triple de Rabaseda o Lllull se diría que el balón se estaba derritiendo…

Ese entretenido intercambio de golpes puso de relieve el ascendente de Boniface N’Dong en este Barça. El pivot senegalés está en plenitud: defiende con gallardía, recoge amable y poderosamente toda clase de balones escupidos por las cestas y anota con la precisión de un metrónomo. Envergadura, actitud y exactitud, el sueño húmedo de los maestros renancentistas que se dejaban las pestañas en sus lienzos, siempre en busca de los cánones de proporción.

Enfrente, el Madrid respondió con una consigna: balones a Tomic. Y es verdad que el pivot croata se ‘comió’ algunos balones por falta de intución-concentración para leer algunos de los pases de sus compañeros. Pero no es menos cierto que el tío Ante dejó espacio al leopardo que lleva dentro y completó algunas acciones plenas de plasticidad y…Violencia!?. Sí, Ante, por un día quiso imitar al ahora Thunder, Serge Ibaka, y se colgó del aro con la fiereza de un gran felino (no le pidan que encima ruga como un león, con un ‘bufido’ de gato enfadado nos vale).

Fue una fase del partido donde más de uno enseñó galones. Eidson, con cierta tacañería, dejó alguna noticia de su enorme clase. Mickeal, que todavía no está en forma, empezó a carburar y Carlos Suárez nos cautivó con su talento para hacer muchas cosas bien en diferentes latitudes de la pista, mientras Sergio Rodríguez demostraba (Ricky y Paul lo corroboran en la NBA) que la imaginación pasadora vuelve a estar de moda.

De este modo, aterrizamos en el nudo ‘manada’ del partido. Sergio Llull se golpeó los pectores, un decir, y tocó una corneta que habría obtenido la aprobación del Séptimo de Caballería. Carroll y Pocius acudieron solícitos a su reclamo para fundir al Barça con contrataques y triples. ¿Consecuencia? Un parcial de 11-0, que dejaba catorce puntos arriba a los merengues en el descanso.

Tras la reanudación, el Barça enseñó los colmillos en defensa, liderados por un corajudo Sada, que por un rato ignoró la lumbalgia y gastroenteritis que le ha martirizado estos días. En ataque, el equipo de Xavi Pascual se colgó del fluyente talento de Marcelinho y Mickeal, que hacen (casi) todo bueno, bonito y sencillo.

De todos modos, la reacción blaugrana fue insuficiente. El Madrid supo gestionar bien la renta que había obtenido gracias a la fidelidad de su estilo de este curso (coge el balón y corre). Lo hizo, sobre todo, gracias a la lucidez táctica de Laso y la habilidad penetradora de Pocius, que descosió a la defensa blaugrana con dos últimas penetraciones de antología. Con tiempo, incluso, para gustarse, como cuando falló uno de sus tiros libres y cogió su propio rebote.

Fue entonces cuando Ante Tomic le palmeó la espalda y le dijo eso de “Marty, cómo te gusta chupar cámara”, a lo que Poicus respondió con la clásica sonrisa de fanfarrón propia de los mejores cazadores.

 



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