Aquiles alcanzó a la tortuga

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El conocimiento de los clásicos depurado por el tamiz del humor y la reflexión. Con esas herramientas, Theobald Phillips compone un relato cargado de sabor, donde pondera las claves (algunas de ellas obviadas por el común de los medios) que situaron al Madrid en el segundo peldaño de la Copa tras apear a un combativo Fuenla. 

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Aquiles alcanzó a la tortuga

Theobald Philips

18.febrero.2012

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Leo Mainoldi, después de un inicio titubeante, tomó las riendas del Fuenlabrada pero Felipe Reyes fue el MVP del partido. Fuente: ACB Photo



Contaba Zenón de Elea, allá por el siglo V a.C., que en la carrera entre Aquiles y la tortuga, aquel nunca podría alcanzar a ésta porque, cuando el de los pies ligeros hubiera recorrido la distancia que le separaba del quelonio, a la que había dado ventaja fiado en su superioridad, exactamente al llegar a ese punto, el animalito se habría movido, con lo que estaría por delante del hijo de Peleo. Y así hasta el infinito. Según los matemáticos, la paradoja se resuelve porque el bueno de Zenón no conocía el cálculo infinitesimal; para los fiebreadictos, porque el filósofo no tuvo oportunidad de ver el Real Madrid – Mad-Croc Fuenlabrada de esta Copa del Rey.

Fuenlabrada fio el inicio de partido al duro caparazón de su defensa, primero alternativa para terminar fijada en una zona 2-3 que no sólo atascó las mentes de los bases madridistas, sino que dio rienda suelta al ataque naranja. Sabiéndose inferiores por dentro, era el tiro exterior el que mantenía a los de Porfi en el partido mientras que, enfrente, los madridistas -por fin- encontraban a un Singler que, a juicio de quien suscribe, debería tener más protagonismo en la libreta de Pablo Laso. Pero el talento del rubio americano no ahumaba el corazón fuenlabreño que, a falta de cinco minutos, tenía una ventaja de otros tantos puntos. De ahí hasta el final del cuarto los blancos pudieron acercarse a uno (15-16), pero más porque Hall perdió el tino triplista y el esfuerzo defensivo se tradujo en muchos tiros libres que porque el juego de los de Concha Espina diera buena ídem.

En el segundo cuarto Fisac mantuvo la zona, pero el cambio de un Llull atorado por Rodríguez, más la primera aparición de Reyes junto a un muy inteligente Velickovic, concedió al Real Madrid cierta ventaja. 

 

 

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Novica Velickovic está por fin recuperando el nivel. Este viernes volvió a hacer un magnífico partido. Fuente: ACB Photo


Enfrente, inexistente el juego interior con Diouf excesivamente nervioso (al que Porfi no quiso castigar, anulando un cambio por Laso) y Hall y Maninoldi que no tiraban, sólo alguna ráfaga de Kirk Penney permitió al Fuenlabrada llegar al descanso con 35-31. Eso sí, la valoración que en el primer cuarto había sido 15-17, en el segundo fue 40-26. Aquiles se acercaba a marchas forzadas.

La reanudación siguió el mismo guion, con el Fuenlabrada fuerte atrás (aunque dejó la zona pronto) y aprovechando Colom para igualar el marcador con seis puntos consecutivos. Cuando a esas alturas de encuentro el Madrid se reencontró tres veces consecutivas con el triple, parecía que el fuelle de los naranjas no iba a poder conseguir dos posesiones por cada una de los de Laso. A cuatro minutos, con ocho puntos de ventaja, todos creerían que Aquiles había conseguido su objetivo y que el partido estaba roto. Pero Mainoldi, que por fin apareció en el Sant Jordi, y Laviña, con un triplazo de ocho metros, se empeñaron en dar la razón a Zenón. La tortuga había vuelto a moverse y estaba ahí mismo, 55-53. Había carrera.

Dos reflexiones del cronista mientras los jugadores descansan entre cuartos… ¿Por qué Singler no volvió a recibir un balón en todo este tiempo? ¿Por qué Felipe y Nole, artífices de la remontada madridista, prácticamente no pisaron la pista en el segundo cuarto? No sé si los que leáis esto estaréis o no de acuerdo, pero hay algunos puntos de la política de rotaciones del coach vitoriano que se me escapan…

En el último cuarto, Fuenlabrada se aferró al partido con las manos de Mainoldi, que tanto por dentro como por fuera derrochaba talento y coraje. El Madrid no podía despegarse, a pesar de su teórica superioridad, sobre todo interior (el descarte de Joseph agravó la dolencia). Pero a 5’50”, con 61-59, se volvió a plantear la misma paradoja matemática que en el segundo cuarto: 4+4 es más que 4+5. Llevados al banquillo los center madridistas el juego entre pívots de un inconmensurable Felipe Reyes y un recuperado Novica Velickovic, dispararon a los blancos en el luminoso. Fuenlabrada, que no se rinde nunca, intentó un último arreón, pero los de Laso habían recuperado la confianza también en defensa y no les dejaron anotar. A falta de dos minutos y medio, los naranjas fallaron tres palmeos en una jugada; en el subsiguiente ataque, el errático Carroll clavó un triple (71-60) que significó el fin real de las esperanzas fuenlabreñas. El marcador final, 75-66. Aquiles había superado a la tortuga.

 

 

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La unión de equipo, afición y cuerpo técnico es el ingrediente secreto de la milagrosa fórmula del Baloncesto Fuenlabrada. Fuente: ACB Photo


Al terminar el partido, fiesta del Fuenlabrada con los aficionados y sensación general de estar contentos, de haber cumplido con su promesa de trabajar y ser ellos mismos. El Madrid, más serio, quizá porque sabe que a pesar de la recuperación de Nole hay demasiados “ausentes”, y que eso no vale para ganar un título. Una vez más, Felipe Reyes (23 puntos, 12 rebotes, 34 de valoración) tuvo que acudir al rescate. Y van…

 



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