Algunos superpoderes que deseamos de estos play-off

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Los playoffs son la cumbre dramática de una representación global que conocemos como baloncesto. En este post, espigamos algunos de los superpoderes más dignos de admiración que están desplegando los héroes-torreón de nuestro tiempo, pericias que nos cautivan más si caben si consideramos el grado de exigencia y presión en el que están siendo desarrolladas.

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Algunos superpoderes que deseamos de estos play-off

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Pedro Fernaud

29.mayo.2012

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«La dominación es un hábito que no merece la perder cuando los focos suben de intensidad», palabra de King James, versión 2011-12. Fuente de foto: nba.com



1) La carrocería y coordinación de LeBron James, que cuando encara el aro parece un tren de mercancías; no sólo es que sea casi imparable, es que intimida, y en defensa hace florecer la artritis a Garnett y, con sus gorros, convierte en un niño de primaria al mago Rondo.

2) La valentía resolutiva de Rafa Martínez. “Este es uno de los nuestros”. Allá donde esté John Wayne sonreirá complacido al ver el juego de este escolta poliedro: fuerte, letal y formal, que tiene el privilegio de ser una de las escasas bestias negras del Barça que no parece cansarse de su ejercicio de irreverencia. Contra los blaugranas, los triples del internacional de Samptedor parecen gozar de un bonus track de efectividad.

3) La tensión competitiva de Carlos Suárez. No acapara titulares últimamente, ni siquiera enchufa triples con la fluidez del año pasado, pero el 3 arancetano ha dado un salto de calidad en concentración, intensidad e intangibles este año. Ya lo dijo la hechicera: “lo que no te mate, te hará más fuerte”.

4) El nervio ganador de Manu Ginobili. Donde tú ves una pared inexpugnable de músculos, Manudona observa una oportunidad de éxito. Sus entradas suicidas siguen siendo una de las mejores pegatinas para amar este deporte. En los Thunder, más de uno está buscando todavía sus caderas después de la exhibición del comandante argentino en el primer round de la serie.

5) El deje dominante de Boniface Ndong. Brazos largos como grúas, agilidad de una corista y la concentración de un inspector de haciendo. Monsieur Ndong está en la plenitud de su carrera y nos maravilla con sus flexiones-mate y esos tapones fuera de toda normalidad. Lástima aquel virus que le atacó el estómago en la Fina Four turca; sin aquel infortunio, igual ahora estábamos celebrando la ‘tercera estrella’ europea del Barça.

6) La madurez de Faverani. 17 puntos y 4 rebotes son sus medias en los dos primeros partidos ante el Barça. Algunos jugadores reciben un traje de talento desde la cuna, pero necesitan encontrar la talla apropiada de su concentración para sacarle el jugo, algo que Faverani está encontrando en la Casa Taronja. Fascinante su empuje de gladiador en la zona y su modo ‘mandarina’ de agarrar la pelota en los tiros libres decisivos…

7) Las conferencias magistrales de profesor Prigioni. Algunos jugadores acumulan tanta pericia que ignoran con toda elegancia el cobro de tasas que se empeña en reclamar la Dama del Tiempo. Prigioni es un buen ejemplo de ello, también de cómo a veces un talento necesita unas condiciones ambientales concretas para expresar su alquimia exacta. Este año, estas rondas finales, son un disfrute para la imaginación y la sincronía, tanto en el pase como en el tiro. Las clases corren a cargo de este catedrático de la competitividad. Los ‘argentos’ lo llaman ‘espíritu canchero’.

8) La magia de Rajon Rondo. Sus pases son una autopista a la imaginación. El juego no se piensa, se siente; su juego sigue creciendo, también en la anotación.

9) La elegancia de Kevin Durant. Estatura de ala pívot dominante, juego de estrella y puntos hechos fluidez. El futuro lleva su nombre y estas rondas finales nos traen el futuro al mismo salón de nuestra casa…

 



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