480 caballos al servicio de la heráldica blanca

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Hay partidos que se pueden resumir con una acción. La que mejor compendia el partido entre el Madrid y el Caja Laboral (84-73) la protagonizó Sergio Llull. En el corazón del tercer acto, el base-escolta menorquín recorrió la cancha como un coche deportivo y anotó con la facilidad propia de un camarero. Su bandeja evidencia el gran acierto de Pablo Laso con el Real Madrid durante esta temporada: si tienes un par de deportivos en el garaje, dales vida. ¿Para qué parecerse al resto si tu carrocería te permite acelerar la naturaleza de las cosas?

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480 caballos al servicio de la heráldica blanca

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Pedro Fernaud

23.enero.2012

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Felipe Reyes gobernó la zona en el duelo entre Caja Laboral y Real Madrid. Fuente de foto: deportes.orange.es


Los equipos con más éxito de esta liga (Madrid, Barça, Unicaja) llevan un tren de vida bastante estresante. En esa dinámica de no parar (no vale la comparación con la NBA, que allí tienen vacaciones tamaño escolar), la mayoría de los organismos de resienten. Pero el Madrid de este año, líder en la liga y cabeza de león en el Top 16 de la Euroliga, posee dos o tres tipos inmunes a la normalidad física (que serían cinco si Ibaka y Rudy continuaran).

Nos referimos a Sergio Llull, Martynas Poicus y, con un matiz diferente, Sergio Rodríguez. Los dos primeros despliegan cantidades abusivas de potencia y velocidad en sus penetraciones canasta y por momentos parecen acróbatas. Ambos deshilacharon la defensa del Caja Laboral con su carrocería modelo Porche 911, dotada con un motor de 480 caballos que hace quedar a sus defensores como si el venerable Eduardo Portela, septuagenario presidente de la ACB, fuera el que se estuviera aplicando en defensa.

La comparación no le debe hacer mucha gracia a gente tan orgullosa como San Emeterio, Prigioni o Brad Oleson, pero el caso es que el Caja Laboral perdió este choque por sus vías de agua en defensa para neutralizar el juego fulgurante y asociativo (siempre es más fácil asistir a la carrera y con espacios) del Madrid, personificado en la generosa cuenta pasadora de los Sergios: (8 asistencias para el Chacho, cuyo manejo de balón compensa el que no tenga la misma potencia de sus compañeros, y 7 para Llull).

En la primera mitad, el Caja Laboral exhibió la facilidad anotadora de Oleson (que acostumbra a exhibirse ante el que casi fue su equipo) y la fiabilidad de Teletovic y San Emeterio. Casi se ponen por delante antes de ir al descanso. Pero el partido se descosió a favor de los madrileños gracias a la fulguración ya mencionada y el sólido partido de dos canteranos estudiantiles con un instinto para el rebote que marcó la diferencia. Carlos Suárez y Felipe Reyes lo bordaron (21 y 22 de valoración respectivamente).

Cuando se quiso dar cuenta, el Caja Laboral sólo podía pelear por mantener su dignidad. Al cuadro vasco le vendrá de perlas un refuerzo interior (están a punto de echar el lazo ex merengue Maciej Lampe) para competir con más garantías ante los ‘peces gordos’ de la Liga Endesa.

 



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